En los últimos meses ¿se habrá bebido más vino en los hogares de Chile y del mundo? Según han reportado especialistas de la salud, especialmente mental, la angustia, incertidumbre, aislamiento social y preocupación por un futuro laboral complejo han llevado a muchas personas a consumir más alcohol para evadir la realidad y bajar los niveles de estrés.
Una situación, sin duda, preocupante, como muchos otros flancos que se han abierto debido a la pandemia por Covid-19.
Al respecto, un reporte de mayo de Vinos de Chile, la principal asociación de esta industria en nuestro país, sobre la actualidad de los grandes mercados de destino de los mostos nacionales, afirmaba que "con el comercio cerrado y el Reino Unido en lockdown, los grandes vinos, cervezas y licores representan un pequeño lujo que ha contribuido a mejorar el estado anímico de los ingleses".
En ese contexto, hay que recordar que en Europa, China, Estados Unidos y otros países del mundo el vino nacional tiene un gran prestigio y es muy solicitado. Por algo Chile es el cuarto mayor exportador de vino embotellado del mundo, llegando a más de 150 naciones. Es una industria que genera más de 100 mil empleos y sus viñedos ocupan una superficie de 135.000 hectáreas.
Riesgos y Desafíos
Para lograr tal posicionamiento, el sector ha debido asumir un compromiso creciente con los temas de sustentabilidad desde la década pasada. Una iniciativa que lo demuestra es el Código de Sustentabilidad de la Industria Vitivinícola, cuya primera versión es de 2011 y que actualmente se estructura en cuatro áreas: verde (viñedos), roja (procesos), naranja (social) y enoturismo sustentable. "Tiene el reconocimiento de importantes cadenas de supermercados y monopolios de alcoholes en países compradores", resalta la organización.
La entidad gremial tiene claros los riesgos y desafíos que plantea el cambio climático para el sector vitivinícola y está consciente que debe trabajar para abordarlos. De hecho, en el contexto del documento "Visión y acción climática del mundo empresarial para Chile", identifica cuatro grandes riesgos relacionados con este fenómeno. El siguiente es el detalle:
- Escasez hídrica
La disminución de disponibilidad de agua puede afectar la calidad de los vinos y existe el riesgo que algunos viñedos no cuenten con el suministro básico para su producción. Los expertos señalan que los posibles efectos del cambio climático sobre la viticultura, además del traslado de cultivos desde la zona central hacia el sur, incluyen diversas modificaciones en la composición química y características organolépticas de las uvas, variaciones en las fechas de maduración, en la presión de plagas, enfermedades y malezas, y en las necesidades de riego. Los estudios coinciden en que este último será el gran problema que afectará al rubro y al país.
- Aumento en frecuencia de eventos climáticos extremos
Este tipo de incidentes, como heladas y caída de granizos, provoca pérdidas en la calidad de las uvas cosechadas.
- Aumento de incendios forestales
El alza de las temperaturas y periodos de sequía aumentan el riesgo de incendio, fenómeno que causa pérdidas significativas por humo, ignición o radiación en los viñedos.
- Lluvias en primavera-verano
Las lluvias durante esta época tienden a mantener una condición de alta humedad, acompañada después de elevadas temperaturas, lo que incide en el desarrollo de varias enfermedades fungosas. Esto provoca pérdidas en la cosecha o afecta la calidad del vino. De ahí que la mayoría de las viñas chilenas esté implementando una serie de medidas de adaptación y mitigación que les permitirían contener sus efectos: desde la medición de la huella de carbono y la optimización de los sistemas de riego y conducción de las vides, pasando por el uso eficiente de la energía y el buen manejo de malezas y plagas, hasta el cuidado de la biodiversidad y la mejora genética de las variedades de cepas a través de I+D.
Mitigación y Adaptación
En el reporte a cargo de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) se asegura que las viñas han implementado numerosas medidas y prácticas sustentables para mitigar y adaptarse a los impactos del cambio climático. Destacan, sobre todo, el cuidado de los recursos naturales en las nuevas plantaciones y también del suelo, protegiéndolo de la erosión y mejorando sus niveles de materia orgánica; diseño de estrategias de conservación y protección de la biodiversidad; monitoreo de los impactos ambientales de sus actividades, estableciendo mejoras; mantención de programas de manejo integrado de plagas y enfermedades, utilizando menos herbicidas y aplicando programas de uso sustentable de plaguicidas; acciones para el uso sustentable del agua y disminución de consumos energéticos; programas de manejo de residuos, entre otras.
Según precisa Vinos de Chile, uno de los principales desafíos del sector silvoagropecuario en general, y vitivinicultor en particular, es el aumento de la eficiencia en el uso del agua, lo que se traduce en un incremento en la tecnificación del riego y ejecución de obras de conducción y almacenamiento de aguas. Esto, dado que en promedio el riego tecnificado permite reducir el consumo de agua por hectárea en cerca de un 50%. Al respecto, sostiene que "se han detectado importantes brechas en el área de gestión del agua de riego, así como desconocimiento de requerimientos hídricos de los viñedos y de empleo de herramientas tecnológicas disponibles... La mala gestión del recurso hídrico en un escenario de escasez conlleva a la diminución de la productividad y mala calidad de los viñedos, lo que repercute directamente en las utilidades del productor".
De acuerdo a datos de ODEPA, la superficie nacional de vid vinífera en la actualidad es de 136.651 hectáreas, de las cuales un 87,3% corresponde a superficie bajo riego, un 11,9% está en secano y un 0,9% en vega.
Sin embargo, la asociación advierte la importancia de saber cuál es el porcentaje de las hectáreas regadas que presentan riego tecnificado versus riego por surco, lo cual incide directamente en la eficiencia del uso del agua.
Residuos y Economía Circular
La gestión de residuos ha sido otro ámbito de acción relevante para las viñas. Los de tipo peligroso –principalmente tóneres, pilas, ampolletas, tubos fluorescentes, envases de tinta y de spray, tarros de pintura, aceite, contenedores de productos químicos y arenas contaminadas– son manejados por cada una de ellas de acuerdo a la legislación nacional vigente. Y son dispuestos y tratados por empresas autorizadas para este fin.
En tanto que los desechos no peligrosos de la operación –como vidrio, cartón, plástico y chatarra– son acopiados por las viñas y su posterior reciclaje o valorización queda a cargo también de empresas autorizadas.
A su vez, los residuos orgánicos de las bodegas o viñedos son reutilizados como compost o vendidos para su posterior reciclaje en algunos casos.
Y los riles se procesan en distintas plantas de tratamiento que poseen las compañías y se destinan mayoritariamente al riego de áreas verdes o de zonas definidas por las viñas.
Condiciones Habilitantes
El informe de la CPC establece que para que el país alcance las metas en temas climáticos se deben considerar elementos básicos o condiciones habilitantes que lo hagan posible. Y en cuatro áreas: tecnológicas, regulatorias, de financiamiento y de mecanismos de mercado.
A continuación enunciamos los principales desafíos tecnológicos que el texto detalla en la materia:
- Potenciar un uso mayor de riego tecnificado y aumentar la eficiencia de los sistemas en aplicación.
- Ampliar la utilización de agricultura de precisión.
- Extender el número y la distribución de estaciones meteorológicas que dispone el sistema de aislaciones de la Asociación Nacional de Productores de Semillas. Esto, para generar información agrometeorológica de calidad para la toma de decisiones que aumenten la eficiencia en el uso de todos los recursos productivos, principalmente agua, fertilizantes y agroquímicos.
- Desarrollar nuevas variedades de cepas resistentes a plagas, con mayor eficiencia en el uso de nutrientes y del agua.
- Realizar capacitaciones que permitan implementar tecnologías que apunten a la mitigación.
- Buscar alternativas más sustentables para el transporte de carga, modificando planes de transporte y envases (cajas, etiquetas, almacenamiento, calidad del vino). "Como rubro, estamos poniendo énfasis en la evaluación de nuevos materiales vegetales y zonas como medidas de adaptación", señala Vinos de Chile.
Artículo publicado en InduAmbiente 164 (mayo-junio 2020), páginas 22 a 25.