Por Agranco Corp USA
En todo el mundo, la sociedad presta cada vez más atención a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y a los problemas relacionados con éstas, como los malos olores. De hecho, la creciente preocupación de las comunidades por el deterioro de la salud y el entorno natural ha impulsado el desarrollo de normativas cada vez más estrictas en materia de calidad del aire y para el cuidado del medio ambiente en general.
Uno de los sectores que genera importantes emisiones de gases de efecto invernadero es el del manejo de residuos. Sólo en Chile se producen cada año 5 millones de toneladas de GEI como subproducto del tratamiento de residuos, gran parte de los cuales viene en forma de aguas residuales.
Para afrontar esta problemática, hoy existen tecnologías innovadoras que se pueden aplicar para reducir las emisiones que se producen cuando se tratan las aguas residuales.
Gases Odorantes y GEI
Las aguas residuales pueden proceder de diferentes fuentes: domésticas, industriales y agrícolas. Están formadas por materia orgánica e inorgánica que contiene grandes cantidades de compuestos de nitrógeno, fósforo y azufre.
Cuando el oxígeno se agota, las aguas residuales sufren una descomposición anaeróbica. La mayoría de las sustancias generadoras de olores son el resultado de la descomposición anaeróbica de la materia orgánica que contiene azufre y nitrógeno. Los gases inorgánicos producidos por la descomposición de las aguas residuales suelen ser el sulfuro de hidrógeno (H2S), el amoníaco (NH3), el metano (CH4) y el dióxido de carbono (CO2). Los tres primeros son extremadamente malolientes y se les atribuye un olor a huevo podrido y acre.
Además, las emisiones de metano son extremadamente perjudiciales para el medio ambiente. Aunque es inodoro, el metano es el principal contribuyente al ozono a nivel del suelo, un contaminante atmosférico peligroso y un gas de efecto invernadero que causa un millón de muertes prematuras cada año. Además, el metano es más de 25 veces más potente que el dióxido de carbono a la hora de atrapar el calor en la atmósfera y se estima que es responsable de aproximadamente una quinta parte del calentamiento global provocado por el hombre. Dado que el metano es el resultado del agotamiento del oxígeno durante la descomposición, cabe suponer que allí donde haya malos olores/gases tóxicos procedentes de la actividad anaeróbica, también habrá metano, a pesar de su falta de olor.
Solución: Oxynova
Una solución efectiva y conveniente para abatir las emisiones de estos gases es el producto denominado Oxynova, desarrollado por la empresa estadounidense Agranco Corp USA, especialista en tratamiento de aguas, gestión de residuos, biorremediación ambiental, acuicultura y aditivos alimenticios para la nutrición animal.
Este compuesto natural contiene bacterias anaerobias facultativas, capaces de prosperar en entornos aeróbicos o anaeróbicos. A medida que las bacterias se multiplican, comienzan a asimilar nutrientes clave como el nitrógeno, el fósforo y el azufre, convirtiéndolos en biomasa celular. Los ingredientes patentados de Oxynova también aumentan el contenido de oxígeno disuelto en el sistema, lo que disminuye la tasa de descomposición anaeróbica y reduce las emisiones de H2S, NH3 y CH4. Además, las bacterias liberan varias enzimas que catalizan la oxidación del amoníaco en nitratos y de diferentes compuestos de azufre en sulfatos.
De esta manera, la solución creada por Agranco es capaz de tratar diferentes tipos de aguas residuales, reducir la cantidad de gases de efecto invernadero que se producen en el proceso y, como resultado, reducir o eliminar rápidamente los malos olores que generan estos gases.
Artículo publicado en InduAmbiente 175 (marzo-abril 2022), páginas 34 a 35.