Revista de descontaminación industrial, recursos energéticos y sustentabilidad.

La Industria y el Aire

La Industria y el Aire

Analizamos el avance de las regulaciones y los nuevos instrumentos para seguir reduciendo la contaminación atmosférica industrial.



La contaminación atmosférica y la responsabilidad industrial en esta problemática siguen siendo temas preocupantes en nuestro país.

El Octavo Reporte del Estado del Medio Ambiente (2023) indica, por ejemplo, que más de 11 millones (55,8%) de personas en Chile viven en zonas declaradas como latentes o saturadas por material particulado fino (MP2,5), uno de los compuestos con mayor impacto en la salud. Y si bien la principal fuente de emisión en este caso es la combustión de leña residencial en la zona centro-sur, también hay industrias que generan este contaminante como las termoeléctricas, las fundiciones y las calderas de diversos rubros.

Las actividades industriales, además, emiten otros compuestos que afectan la calidad del aire a nivel local y, por otro lado, "aportan" a la crisis climática global asociada a los gases de efecto invernadero.

Frente a esto, a lo largo de los años, diversos instrumentos de gestión y tecnológicos han contribuido a disminuir la contaminación atmosférica industrial, una tarea en la que hoy se busca seguir avanzando por distintas vías.

Ejemplos relevantes en ese sentido son el Sistema de Compensación de Emisiones del Impuesto Verde que se puso en marcha a fines de 2023, y la publicación el año pasado de la norma primaria de calidad del aire para el benceno, la primera para un compuesto orgánico volátil en el país y que es una de las más exigentes a nivel mundial. Asimismo, están en revisión varias regulaciones que apuntan a mejorar el control de los contaminantes industriales, labor en que las tecnologías de monitoreo y abatimiento de partículas y gases, como también la asesoría especializada, juegan roles fundamentales.

La siguiente conversación profundiza en estos y otros temas.

Invitados:

La Industria y el Aire-Rocio toro 300ROCÍO TORO
Jefa de la División de Calidad del Aire del Ministerio del Medio Ambiente

La Industria y el Aire-Jorge Caceres 300JORGE CÁCERES
Director del Centro Medio Ambiente y Energía de Sofofa

La Industria y el Aire-Marcela Alday 300MARCELA ALDAY
Gerente Técnico en Jaime Illanes & Asociados

La Industria y el Aire-Julio Castro 300jpgJULIO CASTRO
Jefe del Área de Calidad del Aire en Gestión Ambiental Consultores

La Industria y el Aire-Denis flores 300jpgDENIS FLORES
Gerente de Marketing y Ventas en Prosamb

La Industria y el Aire-Claudio Perez 300CLAUDIO PÉREZ
Gerente Comercial en Serpram

InduAmbiente: ¿Cuál es la cuota de responsabilidad actual de la industria a la contaminación atmosférica del país?

Toro: Como parte de la División de Calidad del Aire del Ministerio del Medio Ambiente (MMA) puedo asegurar que, aunque hemos avanzado bastante, todavía hay desafíos importantes relacionados con este ámbito. Respecto a su pregunta, la responsabilidad varía de acuerdo al lugar geográfico de Chile en que nos encontremos y del contaminante que queramos abordar. Cuando hablamos de dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno o material particulado grueso (MP10), pensamos más en la industria que se localiza en el norte, en las mineras y en las grandes empresas situadas en la Región Metropolitana y el Gran Concepción. Otra historia es lo que sucede en el sur de Chile, que tiene un problema de contaminación atmosférica más asociado al material particulado proveniente de la combustión a leña. Para estas distintas realidades contamos con los mismos instrumentos, pero con focos distintos dependiendo en dónde se van a aplicar. Existen normas primarias que todos debemos cumplir y también hay instrumentos más específicos, como las normas de emisión para termoeléctricas y fundiciones, ambas en revisión, y otros incluidos en los planes de descontaminación de zonas saturadas, como las compensaciones y los límites que establecen.

InduAmbiente: En ese marco, ¿las emisiones de los sectores industriales han ido bajando o subiendo?

Toro: Han ido bajando, sobre todo por la aplicación de importantes normas de emisión como la de termoeléctricas, que ha permitido que todos los contaminantes que abarca vayan en descenso. Lo positivo es que también se han reducido las emisiones del transporte y las que genera la combustión de leña, manteniéndose los porcentajes por sector más o menos igual. Repito: se ha avanzado mucho, pero las brechas son todavía grandes.

InduAmbiente: Jorge (Cáceres), ¿cuál es la visión de sector industrial al respecto?

Cáceres: Compartimos la visión de Rocío (Toro) en el sentido de que la responsabilidad de la industria es variable y ha ido sistemáticamente a la baja. Parto recordando un hito importante que se produjo en marzo: la tercera Evaluación de Desempeño Ambiental de Chile. Tuve la suerte de participar en un panel de análisis con los expertos de la OCDE en el que se destacó el desacople de las emisiones asociadas a contaminación atmosférica de las concentraciones de calidad del aire. En concreto, tenemos una baja constante de las concentraciones de MP2,5 en las principales ciudades, lo que es muy evidente. En Santiago, por ejemplo, existen ahora concentraciones promedio anuales de entre 22 y 24 microgramos por metro cúbico (µg/m³) de MP2,5, las que distan mucho de los 70 µg/m³ de comienzos de los años 90.

Por cierto, como también dijo Rocío, los desafíos en calidad del aire son distintos de acuerdo a la zona de Chile en que estemos. En el sur, claramente, tienen que ver con la quema de leña para calefacción residencial, para cuyo control hemos venido diseñando algunos instrumentos que también aplican para Santiago. Y en relación a la responsabilidad industrial, desde el Centro de Medio Ambiente y Energía hemos querido colaborar, en estos casi 10 años de existencia, suscribiendo convenios de colaboración de alto valor con las autoridades de Gobierno para aportar más información. Porque mejores diseños de planes pasan por mejor información.

Resumiendo, ha habido una baja sistemática de la contribución del sector industrial a la contaminación atmosférica. En Santiago, el plan de descontaminación le atribuye una responsabilidad en torno al 15%, pero nosotros tenemos antecedentes que ese porcentaje es más bajo. En la capital, las empresas han invertido cerca de 700 millones de dólares en sistemas de control de emisiones. Por otro lado, hemos constatado que el aporte del sector transporte ha crecido, fundamentalmente por la dieselización del parque. Entonces, hay aquí un desafío relevante, junto con el control de la quema de biomasa en toda la zona central.

Y en zonas tan emblemáticas como Concón, Quintero y Puchuncaví, tenemos conocimiento que ya se estaría cumpliendo, o próximamente así ocurriría, la norma anual de MP2,5. Eso es muy positivo y demuestra el efecto relevante que han tenido los planes de descontaminación y las normas para centrales térmicas y fundiciones de cobre.

InduAmbiente: Las empresas consultoras y proveedoras de tecnologías trabajan directamente con las empresas, ¿cuál es su mirada sobre la responsabilidad industrial y los desafíos en esta área?

Alday: Concuerdo con lo que se ha dicho acá. La contaminación atmosférica en Santiago, por ejemplo, ha bajado mucho en relación a la que había en los años 80 y principios de los 90, por lo que ha dejado de ser un tema contingente. Sobre la norma de emisión para termoeléctricas, en un principio estaba preocupada porque pensaba que era un avance demasiado rápido: de no tener nada a exigir límites que no son menores. Sin embargo, la regulación logró forzar a las empresas del rubro a cumplirla. En el caso de la norma de fundiciones creo que las exigencias fueron un poco más laxas, aunque también ha permitido progresos relevantes.

Estimo que el gran desafío que tenemos ahora, considerando que los contaminantes criterio los tenemos bien manejados, es el control de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Castro: A nivel urbano, es cada vez más desafiante mejorar la calidad del aire. Recuerdo que entre los años 80 y 90 hubo hitos muy importantes como la reducción de azufre y la eliminación del plomo en los combustibles o el retiro de los vehículos sin convertidor catalítico. Nuevas medidas con ese nivel de eficiencia ya no se pueden implementar, por lo que seguir avanzando ahora nos cuesta más.

Flores: Con nuestros clientes o titulares de proyectos hemos visto que llevamos la delantera a nivel latinoamericano. La regulación es más exigente y la institucionalidad mucho más sólida, clara, técnica y es parte de las políticas de Estado. En Perú, por ejemplo, existe una obligación de instalar CEMS (Sistemas de Medición Continua de Emisiones) y un protocolo para eso, pero no se ha cumplido del todo. Y en Colombia, personas del rubro me decían hace muy poco que las obligaciones en ese sentido ni siquiera se van a poder aplicar.

Pérez: A nosotros nos toca interactuar mucho con los clientes: constantemente estamos midiendo las emisiones y advirtiéndoles en caso de estar cerca de sobrepasar algún límite. En ese contexto, en general, vemos una muy buena disposición de los titulares de cumplir con las regulaciones, cuya aplicación ha logrado reducir considerablemente las emisiones. En algunas zonas, sigue habiendo algunos problemas de fondo relacionados con el emplazamiento de las industrias o con su cercanía con las comunidades.

Otro desafío tiene que ver con la falta de implementación de nuevas tecnologías en esta área. Todavía estamos utilizando métodos que son un poco anticuados para hacer mediciones, lo que nos ubica atrás de otros países, especialmente europeos.

InduAmbiente: Rocío (Toro), ¿en el Ministerio ustedes perciben un cambio de mentalidad en el sector empresarial de cumplir más allá de lo que exige la regulación?

Toro: Sí, y me ha tocado verlo en estos dos años en el Ministerio. Siempre los percibo muy atentos a las nuevas regulaciones, muy interesados en participar en las instancias que tenemos de diálogo para debatir las futuras normas, como los comités operativos ampliados. También conversamos vía Ley del Lobby, manifestándose en algunos casos muy preocupados por una posible regulación que no puedan cumplir.

Normas en revisión

InduAmbiente: ¿Qué grados de avance presentan las normas en revisión?, ¿cómo se puede hacer este proceso menos burocrático?

Toro: Entre los instrumentos en revisión están los reglamentos de normas y planes. En algunos casos sus procesos de elaboración se van a acortar y en otros se van a extender más porque queremos darle mayor énfasis a los estudios. También estamos revisando muchas normas, porque uno de nuestros grandes objetivos como Gobierno es dejar una regulación más potente, más ambiciosa. Es así como pronto estará listo el proyecto definitivo de revisión de la norma de emisión para termoeléctricas, que pretendemos presentar al Consejo de Ministros entre julio y agosto. La norma de fundiciones, en tanto, queremos someterla a consulta pública durante el segundo semestre. Y también trabajamos en una norma de calderas de aplicación nacional.

Aunque no están directamente relacionadas con la industria, además estamos revisando todas las normas primarias y de gases. La más adelantada es la de material particulado fino que está en la etapa de consulta pública. Todas ellas, de una u otra manera, harán que la industria tenga que seguir haciendo esfuerzos para reducir sus emisiones. La propia OCDE, si bien señaló que teníamos avances al desacoplar el crecimiento de la contaminación atmosférica, nos dijo que requeríamos como país normas primarias de calidad del aire más estrictas, que posteriormente irán de la mano con las normas de emisión respectivas. Todo esto tiene que hacerse de a poco, de manera gradual.

Además, estamos trabajando en una estrategia para la elaboración de normas, que contempla una hoja de ruta al 2050 con principios y directrices que determinarán cómo avanzaremos en el desarrollo de normas primarias y de emisión. La idea es que sea una política de Estado que los próximos gobiernos la vayan implementando.

InduAmbiente: ¿En cuáles de las normas mencionadas ven mayores desafíos?

Cáceres: El tema normativo, por supuesto, que es un desafío significativo y de carácter dinámico. Me gustó la mirada que dio Denis (Flores) más en un contexto latinoamericano. Y desde esa perspectiva, creemos que es posible establecer idealmente una suerte de hoja de ruta, porque el diseño de las normas obviamente tiene que incluir distintas consideraciones. Podríamos tener inmediatamente vigente las normas de la OMS (Organización Mundial de la Salud), pero debemos tener claro su factibilidad de cumplimiento. Estamos colaborando en este ámbito con el MMA en una estrategia de caracterización de los niveles background de emisiones a escala país. Tenemos antecedentes, por ejemplo, de aerosoles marinos que pueden generar niveles de partículas elevados sin la presencia de actividad antrópica. Con esto quiero decir que varias de las normas que existen no se cumplirían en varios lugares del país de manera natural.

Quiero destacar que nuestra norma de MP2,5 es comparable con la de la Unión Europea. En ese sentido, podemos tener la norma más exigente del mundo para un contaminante y no cumplirla nunca. Entonces, debe haber un equilibrio que nos permita avanzar. Hoy, en general, las empresas tienen buenos sistemas de control de emisiones gracias a inversiones muy relevantes. Por ejemplo, Molymet invirtió más de US$ 150 millones en control de emisiones y la RM tiene niveles de sulfatos muy bajos por la acción industrial. También se han hecho inversiones altas en desnitrificación en las mismas centrales térmicas.

Las normas, asimismo, tienen que tener un componente de armonización, por así llamarlo, porque las inversiones en las instalaciones industriales se hacen con una perspectiva de mediano y largo plazo. Por eso, si las exigencias aumentan demasiado se produce un impacto brusco en los sistemas de control y las inversiones.

Además, hay un desafío de armonización de los distintos instrumentos, ya que conviven planes de descontaminación con normas de emisión e impuestos verdes. Esto puede generar incentivos contradictorios o muy complejos de cumplir para la industria, por lo que tenemos un reto de simplificación en el que nos interesa colaborar.

Alday: El punto central es la voluntad de las empresas de cumplir, lo que a mí me consta, porque estoy trabajando en el tema ambiental desde 1992. Si bien es importante que los grandes emisores tengan sus emisiones bajo control, no debemos olvidarnos de los más pequeños, que en situaciones puntuales pueden ser incluso más contaminantes. A este segmento no podemos exigirles que cumplan de manera brutal, porque se les acaba el negocio, sino que hay que apoyarlos para que lo hagan de a poco.

InduAmbiente: Julio (Castro), ¿cómo ve la posibilidad de cumplir los límites más exigentes que propone la actualización de la norma de MP2,5?

Castro: Creo que el mayor desafío está asociado al uso de la leña en el sur de Chile y en Santiago. No visualizo un impacto en las compañías mineras, pero sí en el resto de las industrias. Por su parte, la nueva norma de arsénico, que tengo entendido está muy avanzada, va a tener consecuencias en las fundiciones y otras industrias.

InduAmbiente: ¿Cómo va a convivir esa norma con la de fundiciones?

Toro: Se han hecho nuevos análisis. La norma primaria de arsénico es una regulación nueva que aún no está vigente, pero sí aprobada por el Consejo de Ministros y, por supuesto, los valores que estamos trabajando en el proyecto de revisión de la norma de fundiciones conversan con los de ese otro cuerpo legal. De hecho, se hizo el mismo estudio para ambos.

Cáceres: La labor de armonización que se debe hacer en el caso de las normas es muy importante, dado que el arsénico forma parte del material particulado. Y este trabajo no se relaciona solo con la factibilidad de cumplimiento sino también con la condición de calidad del aire, y por eso tenemos normas al respecto. Nosotros hemos planteado la pertinencia de armonizar, por ejemplo, el diseño de la actualización de la norma para centrales térmicas con esa dimensión.

Flores: La norma para termoeléctricas, publicada en 2011, estableció exigencias relevantes en los límites de emisión. Había centrales a carbón que emitían 50-60 microgramos por metro cúbico de material particulado, les pusieron un límite de 50 µg/m³, y hoy están en 20 e incluso en 15 o 12 µg/m³, o sea, han ido mucho más allá de las exigencias. Sin embargo, como dijo Marcela (Alday), hay un grupo de empresas pequeñas que están un poco alejadas de la normativa ambiental.

Con la norma de fundiciones, del año 2013, pasó algo parecido. Emitían hasta 10.000 ppm de SO2 y actualmente están en 600 ppm. O sea, la disminución ha sido considerable.

Pérez: Comparto que las grandes empresas tienen una cultura ambiental distinta, que la experiencia la ha ido potenciando, y también creo que el Estado y sus entes reguladores y fiscalizadores han ayudado mucho a las empresas a invertir en este ítem y desarrollar unidades de medio ambiente.

Ahora bien, como señaló Marcela (Alday), los resultados de los monitoreos a veces resultan alterados por microempresas que no están tan reguladas y que no cumplen las normas a cabalidad. Este tipo de fuentes emisoras podrían tener un acompañamiento para incorporar soluciones que les permitan reducir sus emisiones.

Colaboración e incentivos

InduAmbiente: ¿Qué instrumentos hay disponibles para que las pequeñas y medianas empresas cumplan con las regulaciones?

Alday: Lo primero es lograr que exista una cultura empresarial para que la operación de las calderas y otros equipos genere las menos emisiones posibles. Lo segundo importante es el combustible, que ojalá sea el más limpio. Y después nos preocupamos de las normas y sistemas de control de emisiones. En definitiva, se puede avanzar mucho en este tema capacitando a los trabajadores para que hagan una mejor operación.

Flores: Un ejemplo en relación a lo que dice Marcela (Alday): en la zona de Cabrero hay cuatro termoeléctricas, que están a 100 metros unas de otras, que podrían colaborar, hacer sinergias desde el punto de vista operacional y tener reuniones para compartir experiencias y soluciones.

InduAmbiente: Jorge (Cáceres), ¿hay preocupación en el empresariado por las inversiones que podrían demandar las revisiones normativas que están en desarrollo y que implicarán mayores exigencias?

Cáceres: La internalización por parte de la industria de la necesidad de contar con sistemas de control de emisiones adecuados ya existe. Por otra parte, el cumplimiento normativo implica no sólo la colaboración entre empresas, sino también profundizar los espacios de cooperación público-privada, como ocurre en países desarrollados. Eso se traduce en el mejor diseño de normas, que deberían ser más sencillas y más fáciles de aplicar, lo cual no quiere decir que sean menos exigentes. Se deben tener instrumentos con holguras y no muy rígidos. Estamos en una posición positiva, pero hay espacios de eficiencia relevantes. Por ejemplo, por qué obligar a una central térmica, emplazada en una zona donde no hay excedencia de límites de NO2, a invertir en desnitrificación en un contexto en el que también estamos discutiendo el cierre de las centrales a carbón. Se trata de una armonización muy útil y necesaria. También hay espacios para optimizar y hacer más eficientes los procesos para reducir los costos de cumplimiento.

InduAmbiente: ¿Se requieren incentivos para que se den esas mayores eficiencias en la industria?

Alday: Claro. Por ejemplo, a las Pymes se les podrían rebajar los impuestos si están haciendo los esfuerzos e inversiones necesarias para cumplir con las normas. Necesitamos soluciones innovadoras, de bajo costo y de fácil implementación para seguir avanzando. Y también una mayor educación en la materia.

InduAmbiente: Rocío (Toro), considerando los problemas que afectan a las llamadas "zonas de sacrificio", ¿no es ya momento de tomar más en cuenta factores como el ordenamiento territorial, la sinergia entre proyectos y la capacidad de carga en ciertas zonas?

Toro: Por supuesto, de hecho, el origen de los problemas en la zona de Quintero-Puchuncaví es por una falta de planificación inicial de la capacidad de la cuenca. Seguir avanzando en el ordenamiento de los territorios es un tremendo desafío, porque mover las industrias en zonas con problemas de contaminación es poco factible en el mediano plazo. Incluso, pareciera ser más caro que fijar normas de emisión estrictas.

En esa línea, estamos trabajando en la llamada transición socio-ecológica justa, que busca que en aquellos territorios que se han visto más impactados durante las últimas décadas se establezcan medidas que permitan remediar los problemas considerando perspectivas que vayan más allá de la ambiental.

InduAmbiente: A propósito de lo que ocurre en zonas como Concón, Quintero y Puchuncaví, se ha hecho difícil determinar los responsables de las emisiones durante peaks de contaminación. ¿A qué se debe y cómo se podrían establecer medidas de prevención y control más adecuadas?

Flores: Claro, porque las estaciones de calidad del aire registran que hubo peak de emisiones, pero no identifican un responsable. En ese sentido, los CEMS ayudan a las empresas a registrar en línea sus emisiones. Las normas de emisión de termoeléctricas, fundiciones y enfocadas en otras fuentes también los piden; el mismo sistema de impuestos verdes sugieren su uso. Esta herramienta permite detectar un establecimiento emisor que no está cumpliendo la norma para poder trabajar en remediar esta situación.

Cáceres: En relación a la situación de la zona de Concón-Quintero-Puchuncaví, nosotros estamos colaborando para llegar con soluciones. Se requiere mejor información, porque existen múltiples exigencias de monitoreos que vienen de resoluciones de calificación ambiental, pero ante la ocurrencia de eventos de contaminación no hay claridad respecto a responsabilidades. Y eso es así porque las exigencias se han dado caso a caso y no en el marco de una dinámica para diseñar una red especial para comprender la fenomenología de la zona. Por eso propusimos, y el MMA lo acogió, el desarrollo de un estudio para diseñar una red especialmente para la zona, involucrando la experiencia de Finlandia a través del Instituto Finlandés de Meteorología. Esa red ya empezó a operar. Tiene un diseño moderno, que mide otros contaminantes, como los compuestos orgánicos volátiles (COV), y permite que no se dependa solo del monitoreo que hagan las mismas empresas en colaboración con el Gobierno. De esa manera estamos contribuyendo a elevar los estándares de confiabilidad por parte de la comunidad.

La Industria y el Aire-02 550Los invitados destacaron los avances y desafíos de la industria en materia de descontaminación atmosférica.

Monitoreo y control

InduAmbiente: Claudio (Pérez), ¿es muy costoso para las empresas acceder a tecnologías apropiadas para el monitoreo y control de emisiones?

Pérez: Tanto para los industriales como para empresas como nosotros, que ejecutamos las mediciones, adquirir un equipo más especializado, que permite hacer una discriminación mayor, es costoso. Y en Chile no tenemos muchos proveedores y a veces los representantes de las marcas elevan su precio. Eso hace que el servicio también sea oneroso y no todos los industriales están en la obligación de contratarlo. Son hartas las variables que están en juego. De hecho, no basta solo con implementar nuevas tecnologías, sino que también se requiere un nivel de conciencia, educación y difusión mayor. Aún nos falta avanzar en ese sentido para no tener en el futuro otro Quintero-Puchuncaví.

InduAmbiente: ¿Qué tan precisos y confiables son los datos que las empresas recolectan y entregan a la autoridad?

Pérez: Se ha hecho un trabajo importante en esa materia. Durante la pandemia se implementaron varias soluciones que obligaron a los titulares de proyectos a reportar los datos de los monitoreos en tiempo real, lo que ayuda mucho a que éstos sean fiables. Se ha avanzado bastante, pero percibo que las comunidades aún dudan mucho de la información que se genera. Y lo hacen porque hay un desconocimiento detrás. Nosotros somos muy rigurosos con el tratamiento de la información y la autoridad también lo es para validar que los datos que está recibiendo son reales.

Cáceres: En relación con esto, nosotros estamos promoviendo, en colaboración con el Gobierno, elevar el estándar de certificación de los monitoreos. Los laboratorios han avanzado mucho en la incorporación de protocolos, pero no tenemos los estándares de certificación que se requieren y que se observan en países de la OCDE. Ya hicimos una primera etapa trayendo a expertos de Finlandia a medir en paralelo con laboratorios nacionales y nos encontramos con hartas sorpresas, como que algunos medían muy bien y otros muy mal. Se observó ausencia de protocolos y falta de actualización de los métodos.

Este es un proyecto de tres etapas. La primera permitió afinar los diagnósticos y en la segunda convocaremos a varios laboratorios a una instancia de formación en colaboración con la Superintendencia del Medio Ambiente. El objetivo es que tras la tercera etapa ya existan las capacidades de medición en Chile, con estándares de otros países, que se apliquen tanto en aire como en agua y en suelo, lo que va a elevar los niveles de confianza.

InduAmbiente: Julio (Castro), ¿las consultoras hacen un trabajo de acercamiento con la comunidad para explicar este tipo de temas con un lenguaje que se entienda?

Castro: Hacemos un trabajo de relacionamiento comunitario permanente como parte de los estudios de impacto ambiental. Sin embargo, no se habla mucho directamente de contaminación atmosférica, ya que a los vecinos de un proyecto lo que más les interesa es que no se levante polvo, que es más algo visual.

Volviendo a un tema que se comentó, la composición del material particulado –que puede contener nitratos, sulfatos y metales pesados– suele revelar muchas pistas de dónde proviene la contaminación. También hay herramientas que van más allá del monitoreo, como la modelación de dispersión de contaminantes y el modelo receptor, que ayudan a lograr ese objetivo.

Alday: Para elaborar el Plan de Descontaminación de Tocopilla, la Universidad Católica hizo un estudio que utilizó ese modelo receptor, que fue muy preciso. Respecto al mismo tema, echo de menos buenas caracterizaciones meteorológicas, porque no sacamos nada con tener solo buenas mediciones de la calidad del aire y de las emisiones si queremos establecer su origen. Lo segundo, es que no tenemos cómo medir las fuentes difusas, que generan un cambio significativo en la calidad del aire.

Fuentes difusas y COV

InduAmbiente: Rocío (Toro), ¿se está trabajando en el control de fuentes difusas?

Toro: Es complejo. Por ejemplo, para enfrentar la misma situación de Concón-Quintero-Puchuncaví surgió la idea de desarrollar una norma de emisión de compuestos orgánicos volátiles (COV) en la que se deberá definir la forma de medir las fuentes difusas. En las normas de olores sí se están considerando a través de prácticas operacionales.

InduAmbiente: En el caso de la norma de benceno recientemente promulgada, ¿por qué se considero regular solo ese COV?

Toro: Porque son muchos y se hicieron varios estudios que determinaron que el benceno es el que está más presente y cuyos niveles altos podían tener efectos negativos en la salud de las personas. Para otros, los análisis arrojaron niveles bajos y tampoco hay gran evidencia internacional de daños a la salud. Es posible que en algunas zonas del país debamos aplicar algún plan para bajar los niveles de benceno, lo que también hará que se reduzcan las concentraciones de otros COV.

InduAmbiente: Jorge (Cáceres), ¿cómo evalúan lo que se está haciendo en materia de fiscalización y qué espacios de mejora ven?

Cáceres: Ese tema está muy relacionado con lo que estamos conversando, ya que hemos visto procesos sancionatorios asociados a peaks de contaminación o emisiones. Sin embargo, al buscar responsabilidades se ha descubierto que el supuesto evento tenía que ver con un equipo descalibrado o medición mal hecha. Por eso, requerimos dar un nuevo salto y contar con estándares de certificación de los países desarrollados.

InduAmbiente: Y la adecuación de los planes operacionales en los episodios críticos de contaminación ¿es muy complejo para las industrias? En la misma zona de Concón, Quintero y Puchuncaví hemos visto varios problemas con eso.

Cáceres: Sí, de hecho, en esa zona hubo diseños de planes operacionales que por no estar construidos de manera colaborativa fueron imposibles de aplicar. Para las mismas alertas sanitarias había medidas que si se implementaban se podía poner en riesgo toda la zona. Entonces, es importante que haya más comunicación y contar con sistemas de monitoreo de distinto alcance y mayor confiabilidad.

Compensación de emisiones

InduAmbiente: Rocío (Toro), hace poco comenzó a operar el Sistema de Compensación de Emisiones asociado al Impuesto Verde. ¿Cómo ha funcionado hasta ahora?

Toro: Hasta el momento ocho empresas han transado sus emisiones de gases de efecto invernadero, pero no aún con contaminantes locales. Falta que se trabaje en el reglamento y se implemente el sistema, porque si bien hay que reducir el CO2 que provoca el cambio climático, también tenemos que disminuir los otros contaminantes, sobre todo el carbono negro, que está muy asociado al material particulado fino. Cabe recordar que la otra forma que tienen las empresas de compensar sus emisiones es a través de los planes de descontaminación.

Flores: Entiendo que el sistema de compensaciones vía planes de descontaminación ha funcionado muy bien a través, por ejemplo, del recambio de calefactores. Sin embargo, en regiones como la Metropolitana la oferta de estos equipos se está reduciendo.

Alday: Me llama la atención que nuestros clientes no han acudido a nosotros para el cálculo de las emisiones para efectos del pago del Impuesto Verde, porque algunos de ellos, como las empresas termoeléctricas, desarrollaron conocimiento interno para eso.

Por otro lado, no me gusta el término "zonas de sacrificio", porque implica victimizar y revictimizar a las personas que viven allí. Además, que si uno lee algunos reportajes pareciera que medio Chile habita en lugares muy contaminados. Y si uno se pone a analizar, por ejemplo, Mejillones no es y nunca ha sido una "zona de sacrificio". Los datos de calidad del aire en esta comuna son espectaculares. Entonces, debemos ser cuidadosos con el lenguaje, ya que crea realidades.

Cáceres: Hay que asumir que en zonas como la de Quintero-Puchuncaví la población ha estado sometida en ocasiones a presiones ambientales y a la salud que son inaceptables. Además, se han cometido errores históricos como autorizar la operación de todas las centrales a carbón sin que existiera norma de emisión. Lo mismo ocurre con las fundiciones. De ahí las desconfianzas, por lo que es fundamental no solo contar con buenos sistemas de monitoreo, sino que también hay que educar y sensibilizar a la comunidad para evitar percepciones que terminan estigmatizando a los habitantes de esas y otras comunas. Lo digo porque allí, en Mejillones y en otros lugares hay normas de calidad, como la de MP2,5, que sí se cumplen, pero hay una percepción errónea al respecto.

Por otra parte, cuando hay información errada o sesgada se tienden a tomar medidas muy restrictivas, como las paralizaciones de industrias. En cambio, si hay buenos datos se pueden adoptar acciones mucho más costo-efectivas. Por eso, desde el Centro de Medio Ambiente y Energía propusimos años atrás fortalecer los sistemas de compensación de emisiones. Fuimos escuchados por el MMA y así se hizo, incorporándose a los planes de descontaminación, por ejemplo, el concepto de equivalencia de gases-partículas que no existía, lo que viabilizó la sustitución de calefactores. Solo en Santiago más de 23 mil hogares se han beneficiado con esta medida. En esa misma línea, Anglo American, por su proyecto Los Bronces Integrado, se comprometió a una sustitución masiva de calefactores que nos va a facilitar el camino para cumplir la norma de MP2,5 en la Región Metropolitana.

Además, en el gobierno anterior propusimos escalar los niveles de compensación a CO2 y también fue acogido. Se avanzó haciendo un trabajo muy fino con la SMA y debutó el Impuesto Verde con las compensaciones para este contaminante.

Este tipo de instrumentos nos entregan una tremenda oportunidad como país: la Ley Marco de Cambio Climático, por ejemplo, habilita tener estándares de gases de efecto invernadero (GEI) que impondrán nuevos costos de cumplimiento a las empresas, ¿por qué mejor no hacemos uso de los sistemas de intercambio internacionales? Al respecto, estamos propiciando acuerdos, al alero del artículo 6 del Acuerdo de París, para que reducciones de emisiones de GEI materializadas en Chile también puedan ser co-contabilizadas en otros países. En Sofofa estamos armando al menos tres programas, basados en el uso de estos instrumentos, que nos van a permitir contar con recursos que no vendrán de subsidios públicos y por lo tanto serán mucho más eficientes para alcanzar las metas. Uno de ellos implica fortalecer la sustitución del uso de leña en la zona sur y otro propiciar sistemas de almacenamiento de energía para reducir las emisiones de CO2.

Oportunidades de mejora

InduAmbiente: Para cerrar la conversación, ¿qué oportunidades ven para seguir mejorando el control de la contaminación atmosférica industrial?

Alday: Creo que la buena comunicación e instancias como esta de acercamiento con las autoridades, comunidades, industria y otros consultores nos permiten avanzar. En ese contexto, nos faltan más oportunidades de diálogo con las autoridades.

Pérez: Antes había más oportunidades para conversar con las autoridades, aunque las veces que nosotros los hemos consultado hemos tenido buena recepción. Si bien la gran industria tiene más recursos y sus procesos están más acabados, la mediana empresa también está avanzando en estos temas. Lo que hace falta es una mayor cultura a nivel país, ya que ahora no solo basta cumplir con las obligaciones normativas, sino que hay que emprender acciones en pro del medio ambiente. Y ese es un trabajo que abarcará varias generaciones.

Flores: Agradeciendo esta instancia de diálogo, también echo de menos las reuniones presenciales con la autoridad, que son más fluidas y permiten conversaciones más técnicas. Quiero recalcar que como laboratorios y entidades técnicas de fiscalización ambiental somos líderes en Latinoamérica, pero no por eso debemos quedarnos en los laureles y tenemos que seguir mejorando nuestros servicios.

Castro: También agradezco la invitación y concuerdo en que son necesarias estas conversaciones con autoridades y otros estamentos. A principios de los años 2000, recuerdo que había muchos seminarios de calidad del aire organizados por los servicios públicos y hoy esos eventos son bastante menos.

Toro: Este tipo de diálogos son muy enriquecedores y le propondré al equipo con que trabajo realizar encuentros similares, que sean presenciales. Mi reflexión final apunta al desafío de armonizar los distintos instrumentos relacionados con calidad de aire que, a cargo solo del MMA, son cerca de una decena: las normas, los planes de descontaminación, la Ley de Cambio Climático, etc. Ya no basta solo con preocuparnos de cumplir las normas primarias, sino que hay que ir más allá y ajustarnos a los nuevos instrumentos que también nos proveen de beneficios, como ampliar la posibilidad de las compensaciones.

También, por cierto, está la herramienta de la educación y avanzar en la sensibilización de la ciudadanía tal como lo hemos hecho con el sector industrial.

Cáceres: Aunque todavía tenemos brechas importantes de información y de capacidades como país, hemos logrado avances sustantivos e inéditamente estamos en un periodo en que iremos alcanzando las metas de calidad del aire. Por lo mismo, los avances que queramos lograr en el futuro serán mucho más costosos. En ese marco, y para ir cerrando brechas, creamos el Centro de Medio Ambiente y Energía en que aportamos con el desarrollo de propuestas, informes y estudios. Tenemos una oportunidad para dar otro salto y para eso ya no hay que pensar solo en cómo, por ejemplo, hacer más exigentes las normas. Debemos aprovechar la oportunidad de liderazgo a escala latinoamericana y utilizar instrumentos innovadores que sean cada vez más sofisticados, lo cual nos permitirá acelerar el paso para ser un país desarrollado. Para hacerse una idea, con los sistemas de compensación optimizados tendremos tres mil millones de dólares en beneficios en salud para la Región Metropolitana y toda la macrozona central. Esto lo podemos escalar al resto del país, para lo cual necesitamos mejor información, más capacidades y colaboración.

Artículo publicado en InduAmbiente nº 188 (mayo-junio 2024), páginas 44 a 52.