Hasta las momias están padeciendo los efectos del cambio climático. Un grupo de investigadores chilenos y estadounidenses descubrieron que la rápida degradación en la última década de las famosas momias de la cultura Chinchorro, las más antiguas del mundo, podría deberse al cambio climático, informó en una de sus últimas ediciones “Harvard Gazette”.
El equipo de científicos descubrió que el deterioro lo causa una bacteria ordinaria que habita en la piel de los seres vivos. Este microorganismo prospera en la humedad y su presencia ha aumentado recientemente en la Región de Arica, en cuya Universidad de Tarapacá se preservan los restos momificados, debido al cambio climático.
“El aire húmedo está permitiendo que la bacteria crezca, provocando que la piel de las momias se vuelva negra y gelatinosa”, explica Ralph Mitchell, de la Universidad de Harvard.
Encíclica Papal
Las cada vez más severas consecuencias del fenómeno y la inacción o medidas insuficientes de los estados para enfrentarlo eficazmente han hecho reaccionar, incluso, al Papa Francisco. En su encíclica “Laudato Si”, el Sumo Pontífice denunció que los poderosos del mundo, quienes concentran más recursos económicos y políticos, “parecen concentrarse en enmascarar los problemas y ocultar los síntomas del cambio climático”.
En el documento de 192 páginas, y pese a las presiones, Francisco entró de lleno en el debate sobre esta realidad y manifestó su convicción de que el calentamiento global se encuentra en curso y sus consecuencias “podrán ser cada vez peores” si el mundo continúa con los actuales modelos de producción y de consumo. Expuso: “En las últimas décadas, este calentamiento ha estado acompañado del constante crecimiento del nivel del mar, y además es difícil no relacionarlo con el aumento de eventos meteorológicos extremos, más allá de que no pueda atribuirse una causa científicamente determinable a cada fenómeno particular”.
La autoridad eclesiástica calificó de “urgente e imperioso” el desarrollo de políticas para que en los próximos años las emisiones de dióxido de carbono y de otros gases altamente contaminantes se reduzca drásticamente. También abogó por el reemplazo de los combustibles fósiles y por el desarrollo de fuentes de energía renovable.
Habrá que ver si su “pataleo” tiene eco en la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, COP21, que se realizará en París, Francia, desde el 30 de noviembre al 11 de diciembre de 2015. El presidente francés François Hollande, la canciller alemana Ángela Merkel y otros líderes mundiales han expresado su deseo que en París se logre un acuerdo global y vinculante para reducir de forma radical las emisiones de CO2 y otros gases que provocan el calentamiento global.
En tal sentido, una alianza de 24 destacadas instituciones científicas británicas exhortó a los gobiernos que tomen medidas enérgicas e inmediatas en esta crucial cumbre. Lo anterior, dado que para que la humanidad “tenga una posibilidad razonable de limitar el calentamiento del planeta a dos grados Celsius, el mundo deberá emitir cero por ciento de dióxido de carbono a principios de la segunda mitad del siglo”, expuso en una carta.
Del mismo tenor es la declaración emitida por alcaldes y gobernadores de las principales ciudades del planeta, quienes sostienen que la conferencia de París “puede ser la última oportunidad real de negociar acuerdos que mantengan el calentamiento inducido por la humanidad por debajo de los dos grados”.
Lea este artículo completo en Revista InduAmbiente N° 136, pág. 114 a 116.