La réplica de un dinosaurio tendido sobre el piso, muy cerca de la puerta de Brandeburgo, en la ciudad alemana de Berlín, llamó poderosamente la atención a mediados de abril pasado. Representando un átomo y con una espada en su vientre, dos mensajes acompañaban al "cadáver" del extinto reptil: "Energía nuclear alemana" y "¡Derrotada el 15 de abril de 2023!".
La puesta en escena correspondió a un acto de celebración de Greenpeace, luego que 62 años después de la entrada en funcionamiento de su primera central nuclear comercial, Alemania apagara ese día sus tres últimos reactores atómicos.
Las centrales de Neckarwestheim, Isar 2 y Emsland, que aportaban el 5% de la electricidad al país germano, deberían haberse retirado el 31 de diciembre de 2022, según una decisión adoptada por el gobierno de Angela Merkel en 2011, tras la catástrofe de los reactores de Fukushima. Sin embargo, debido a la crisis energética causada por la guerra entre Rusia y Ucrania, el actual canciller Olaf Scholz y su equipo decidieron mantener los tres reactores en funcionamiento durante el invierno europeo.
"Los riesgos vinculados a la energía nuclear son definitivamente no manejables. Su abandono hace que Alemania sea más segura", dijo la ministra de Medio Ambiente, Steffi Lemke.
Por coincidencia u obra del destino, dos días después del apagón nuclear germano partió la operación del reactor Olkiluoto 3, el mayor de Europa, en la planta nuclear homónima, al sur de Finlandia. La instalación, que por sí sola abastecerá al 15% de la población de ese país, se puso en marcha con 13 años de retraso.
El estado nórdico fue el primero de la Unión Europea (UE) que aumentó su capacidad de producción eléctrica de origen atómico después del accidente nuclear de Chernobyl, en Ucrania, para reducir su dependencia energética de Rusia y recortar las emisiones de dióxido de carbono.
En otro hito, Finlandia tiene previsto finalizar en 2025 la construcción de Onkalo, el primer almacén geológico profundo a nivel mundial para depositar de forma permanente sus residuos radioactivos.
Realidad Dispar
Lo descrito da cuenta de la realidad dispar en materia energética dentro del Viejo Continente: mientras países como Francia, Polonia, Suecia, Finlandia e Inglaterra siguen apostando por la energía nuclear, otros como Alemania y España se deshicieron de esta fuente de producción de electricidad o están en vías de hacerlo.
En efecto, el Gobierno hispano rechazó alargar la vida útil de las centrales atómicas, pese a que el 2021 aportaron el 40,6% del total de la electricidad consumida, y no cambiará el calendario de cierres escalonados entre 2027 y 2035. Esto le significará al país ibérico aumentar la actual generación con recursos renovables en un 70%.
En la UE el gran bastión histórico antinuclear ha sido Austria, que nunca ha apostado por este tipo de opción, abasteciendo a su población con más de un 75% de fuentes renovables. Tanto así, que alberga la única central atómica del mundo que se construyó, pero nunca se encendió.
Francia, por el contrario, es el país más nuclearizado de Europa y el que hace una apuesta más clara por esa tecnología, encabezando un grupo de estados pronucleares para hacer valer sus argumentos ante las instituciones europeas, señala un reciente artículo del periódico español La Razón.
Ahí se informa que la empresa eléctrica pública EDF opera en la actualidad los 56 reactores atómicos de Francia, que en condiciones normales aportan el 70% de la electricidad generada a nivel interno.
Luego detalla: "El presidente francés, Emmanuel Macron, a partir de 2021 dio un giro en la línea que había marcado su predecesor, François Hollande, para reducir la dependencia del sistema eléctrico de la energía nuclear. Así, encargó a su Gobierno que prepare la prolongación de la explotación de los actuales reactores más allá de los 40 años para los que fueron concebidos (hasta 50 o incluso 60 años) y un incremento de su potencia del 3%. Incluso más, ya que anunció la construcción de al menos otros 6. Los nuevos reactores deben levantarse entre 2037 y 2050 con un costo de unos 52.000 millones de euros".
Para Descarbonizar
El artículo periodístico agrega que Francia defiende su postura pronuclear en nombre de los objetivos de descarbonización que la misma Unión Europea se ha fijado, "y se jacta, en particular ante Alemania, de que gracias a la energía nuclear la suya es una de las economías con menos emisiones de gases de efecto invernadero en relación con su producto interno bruto".
Yendo más allá, Francia encabezó las gestiones para que el 28 de febrero pasado once países de la UE se comprometieran a "reforzar la cooperación europea" en torno a la energía nuclear, que consideran como una forma eficaz de luchar contra el cambio climático.
"La energía nuclear es una de las numerosas herramientas que permiten alcanzar nuestros objetivos climáticos, producir electricidad de base y garantizar la seguridad del suministro", aseguraron en una declaración conjunta firmada al margen de una reunión de ministros europeos de energía en Estocolmo, Suecia.
La oncena de países coincidió en la necesidad de apoyar nuevos proyectos nucleares basados en "tecnologías innovadoras" y de incentivar "la explotación de las centrales existentes".
Francia, Bulgaria, Croacia, República Checa, Hungría, Finlandia, Países Bajos, Polonia, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia desarrollarán proyectos conjuntos de formación, estudiarán posibilidades de cooperación científica y realizarán el despliegue coordinado de las mejores prácticas en materia de seguridad.
Aunque no forma parte del grupo, Suecia también promueve un reimpulso a esta alternativa energética tras la aprobación de una ley que no limita, en número y ubicación, la construcción de nuevos reactores, esperando el Gobierno que en 2026 comience el levantamiento de nuevas unidades. Hoy, cuenta con tres centrales y seis reactores activos, cubriendo la energía nuclear alrededor del 30% de la producción eléctrica del país.
En Asia, China sigue apostando por el recurso atómico y más de una veintena de nuevos reactores se construyen en su territorio. Y Japón decidió extender la vida útil de sus reactores por encima de los 60 años, poniendo fin al apagón nuclear de facto decretado tras la tragedia de 2011 en la central de Fukushima. La medida respondió a la escalada de precios de la energía ocasionada por la guerra en Ucrania.
Menos Centrales, Más Muertes Prematuras
En un estudio pionero publicado en la prestigiosa revista científica Nature Energy, un equipo de científicos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) dio a conocer las funestas consecuencias que tendría el cierre de las centrales nucleares en Estados Unidos.
Según la investigación, que simuló lo que ocurriría si se clausuraran todas las centrales nucleares de la nación norteamericana, los niveles de contaminación atmosférica se dispararían a una velocidad abrumadora. Esto, debido a que el consumo de carbón, gas y petróleo se dispararía para compensar la pérdida de energía nuclear. ¿El resultado? Otras 5.200 muertes prematuras relacionadas con la contaminación en solo un año.
El informe indica que si las fuentes de energía renovable lograrán llenar gran parte del vacío dejado por el recurso nuclear, los niveles de polución del aire se reducirían pero no lograrían eliminarlos por completo. Eso significa que todavía se registrarían unas 260 muertes prematuras relacionadas con la contaminación a lo largo de un año.
¿Qué alternativa proponen los científicos? Solo disminuir la generación nuclear y promover más energía renovable.
DATOS:
31,3
Por ciento de la energía consumida en la Unión Europea en 2021 provino de fuentes nucleares. La energía renovable aportó el 40,9% y el carbón un 18,1%.
411
Reactores nucleares operativos en 33 países registró el último informe "World Nuclear Industry Status Report", publicado por la consultora francesa Mycle Schneider, en octubre de 2022.
1
Denuncia presentaron Austria y Luxemburgo ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea por la clasificación "verde" de la energía nuclear y el gas aprobada por el bloque comunitario en 2022.
Artículo publicado en InduAmbiente nº 182 (mayo-junio 2023), páginas 84 a 86.