Por más que afectara a una empresa, el escándalo Volswagen fue un golpe duro al mentón para los alemanes y su gobierno, que se enorgullecen del compromiso y gran desempeño ambiental que exhiben ante el mundo.
Cabe recordar que en septiembre pasado se supo que Volkswagen instaló ilegalmente softwares para cambiar los resultados de los controles técnicos de emisiones contaminantes en 11 millones de autos con motores diésel vendidos entre 2009 y 2015. Gracias a esta intervención, sus motores sortearon con éxito los estándares de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), en circunstancias que los vehículos implicados emiten hasta 40 veces el límite legal de óxidos de nitrógeno.
Las disculpas de la compañía no han sido suficientes para atenuar el gran daño a su imagen, a lo que ha sumado grandes pérdidas económicas que por ahora es difícil cuantificar.
Gestión Ejemplar
El caso de la gigante automotriz puede considerarse como una excepción si se evalúa el comportamiento promedio de las empresas alemanas. Éstas destacan por acatar estrictamente a la legislación ambiental vigente e incluso ir más allá. Lo mismo se puede decir de su población y gobierno, que se vanaglorian, por ejemplo, de su muy buen trabajo en materia de gestión de residuos.
Así lo dice la Oficina de Estadísticas Oficiales de la Unión Europea, Eurostat, que señala que Alemania encabeza la reutilización de desechos en este bloque, seguido de Austria y Bélgica. Los germanos aprovechan cerca del 65% de las 40 millones de toneladas de residuos que generan al año: 48% vía reciclaje y otro 17% a través de prácticas de compostaje.
Entre las iniciativas destacadas figura el denominado Supermercado sin Residuos, que se basa en la premisa de que el mejor desecho es aquel que no se produce. Situado en el distrito de Berlín-Kreuzberg, está a cargo de dos jóvenes mujeres que, a fines de 2014, instauraron una singular forma de compra: los clientes deben llevar sus propios envases, frascos, latas y bolsas para cargar sus productos, pagando solo el peso neto de la compra. Todo se vende a granel. Y la filosofía de la reducción de residuos se aplica no sólo al consumidor final, sino también a toda la cadena de suministro.
Su concepto también se conoce como “preciclado” y tiene dos efectos positivos: se evitan casi totalmente los residuos de envases y las personas compran la cantidad que realmente necesitan.
Energía Limpia
En 2011, el gobierno alemán golpeó la mesa y decidió abandonar definitivamente la energía nuclear y cerrar a más tardar en 2022 la última central atómica. Esto, a la par con un impulso mucho mayor de las energías renovables, especialmente no convencionales. Y con un gran resultado hasta ahora: al 30 de junio de 2015 el porcentaje de estas fuentes en la generación de energía eléctrica llegaba al 32,5%. Las renovables representaban a la misma fecha el 14,4% del consumo total de energía (electricidad, calor y transporte).
El “Energiewende” o plan de reconversión energética, aprobado en 2011, tiene como objetivo reemplazar la energía nuclear y de origen fósil (como gas natural, carbón y petróleo) por energías renovables (principalmente eólica, solar y biomasa) buscando la protección del medio ambiente, costos accesibles para la población alemana y la seguridad energética del país.
El plan tiene como objetivo para el 2020 generar con renovables el 35% de la energía, reducir las emisiones de gas de efecto invernadero en un 40% desde los niveles de 1990 y disminuir el consumo de energía en un 20% en comparación al 2008. Y para el 2050, las metas son del 80%, 90% y 50%, respectivamente.
Lea este artículo completo en la edición 137 de InduAmbiente, páginas 116 a 118.