El dicho “No hay mal que por bien no venga” se puede aplicar perfectamente a los casos de la Isla Juan Fernández y de un grupo de caletas de la Región del Maule, todas muy dañadas a causa del tsunami del 27 de febrero pasado.
Allí, tras la desazón inicial, se han aunado esfuerzos y recursos público-privados para planificar la reconstrucción aprovechando la oportunidad de innovar y dotar a todos esos lugares de mejores infraestructuras que incentiven la llegada de más turistas. Todo, bajo un marco de sustentabilidad.
La Ruta de las Caletas
De acuerdo a antecedente del Ministerio de Obras Públicas, el terremoto y posterior tsunami impactaron severamente a 37 caletas del sur de Chile, afectando a cerca de 15 mil pescadores artesanales. Estos representan el 21% de estos trabajadores a nivel nacional, lo cual describe el impacto económico que estos eventos tuvieron para nuestro país.
La ayuda, empero, no tardó en llegar. En concreto, el Grupo Antofagasta Minerals S.A. (AMSA) decidió aportar más de tres mil millones de pesos para la reconstrucción de 13 localidades costeras maulinas. En una primera etapa, se están habilitando nuevas instalaciones en seis caletas de la VII Región, para posteriormente remozarse otros siete puntos del borde costero de la zona. En cada uno de ellos se desarrollarán iniciativas para mejorar y potenciar señaléticas y servicios turísticos, lo que incluye la implementación de restaurantes y el mejoramiento de los circuitos peatonales y de la distribución espacial de las caletas, las cuales dispondrán de estacionamientos, plataformas para minusválidos, puestos para venta de artesanía, entre otros adelantos.
Para asegurarse que el trabajo a realizar fuera de primer nivel, AMSA se apoyó en la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA), algunos de cuyos miembros recorrieron la zona apenas dos semanas después del desastre. “Nos encontramos con un entorno escénico de singular belleza, aunque desconocido y poco explotado. Volvimos a Santiago y reafirmamos el deber de restablecer la capacidad productiva de las caletas, a través de la habilitación de su infraestructura básica y la entrega de herramientas de trabajo como botes y motores. Además, propusimos potenciar estos lugares, incorporándoles un valor agregado a la pesca”, explicó en ese entonces el arquitecto David Rodríguez, Coordinador de la bautizada Ruta de las Caletas, cuya extensión es de 160 kilómetros a través del borde costero e incorpora a Boyeruca, Duao, Los Pellines, Loanco, Pelluhue y Curanipe.
Aparte de recuperar boxes, sedes sindicales y servicios higiénicos, se decidió dotar a cada caleta de otros atractivos: un restorán, un mercado, un paseo peatonal, una plaza o una tienda de productos regionales o de surf.
A comienzos de octubre pasado partió la fase de construcción de las caletas -que deberían estar operativas el 27 de diciembre-, luego de que la AOA, los pescadores involucrados, los municipios y el Gobierno Regional se pusieran de acuerdo en su innovador diseño. La obra, en total, involucra 4.660 m2 construidos.
Revise este artículo completo en Revista N° 108, págs. 108 a 109 (ed. enero-febrero 2011).