Revista de descontaminación industrial, recursos energéticos y sustentabilidad.

Atacama, un desierto que florece

Héctor Mondaca
Especialista Flora y Vegetación en Gestión Ambiental Consultores S.A.



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El Desierto Florido corresponde al evento de brote y floración de cientos de especies de plantas, producto de lluvias inusuales en el norte de nuestro país, asociadas principalmente al fenómeno ENOS (El Niño Oscilación del Sur). Los límites geográficos en que se desarrolla este evento son variables, ya que depende de la convergencia de condiciones de precipitación y temperatura, donde también intervienen factores locales como la orografía y, de acuerdo con la literatura existente, se podría desarrollar desde el límite norte de Chile hasta Los Vilos (Región de Coquimbo), presentando su mayor intensidad en la Región de Atacama.

Durante los años secos, las plantas se mantienen en latencia, esperando que se presenten las condiciones ambientales favorables para la germinación de las semillas, brote de la sección aérea de las plantas geófitas (aquellas plantas que poseen un órgano subterráneo de reserva de agua y nutrientes, como por ejemplo los bulbos) y la floración de los arbustos, árboles y cactáceas. Esta alta productividad vegetal implica un aumento en la disponibilidad de recursos para los herbívoros y polinizadores, como así también a otros actores de la cadena trófica. Además, permite la regeneración de algunas especies de plantas y renovar el stock de semillas.

Un estudio de la Universidad Católica de Valparaíso (abril, 2019) señala que existe una tasa mayor de resurgimiento del Desierto Florido, especialmente en la zona costera, debido al aumento en las precipitaciones locales a propósito del cambio climático, lo que supone un gran desafío para su conservación, pero también una oportunidad para aprender más sobre sus dinámicas ecológicas.

Atacama no es el único desierto en el mundo que florece, sin embargo, el elenco de plantas y animales que se presentan en nuestro país lo hacen único, evidenciado por su alta diversidad y endemismo, además de nuevas especies para la ciencia que cada año se describen, considerándose varias de éstas en categoría de conservación. Si bien existen algunas medidas de protección donde se manifiesta este fenómeno (áreas protegidas, sitio prioritario, ordenanzas municipales, etc.), es necesario un mayor esfuerzo, tanto público como privado, para su conservación. Es importante generar y promover la difusión del conocimiento de las especies presentes, de sus dinámicas reproductivas y funciones ecosistémicas. Del mismo modo, regular y fiscalizar el turismo y el desarrollo de proyectos para prevenir la corta de flores y extracción de individuos (cactus y geófitas, principalmente), evitando la pérdida del material genético para proteger las poblaciones y conservar nuestro singular Desierto Florido.

Columna publicada en InduAmbiente N° 176 (mayo-junio 2022), pág.74.