La crisis climática hace necesario avanzar hacia la descarbonización de la matriz energética local, ya que es la principal responsable de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), con un 78% de participación. De ahí la urgencia del problema.
Según la Agencia Internacional de Energía, para alcanzar la tan deseada carbono neutralidad al 2050 es imperioso duplicar el consumo eléctrico mundial para abastecer a los automóviles, la calefacción de hogares, edificios u otros. La idea es que podamos desprendernos de la energía generada a partir de combustibles fósiles que, en el caso de Chile, están presentes principalmente en la generación eléctrica (causante de un 38% de las emisiones de GEI) y en el transporte (responsable de un 32% de las emisiones de GEI) cuya fuente energética proviene casi completamente de elementos como el petróleo.
Lo deseable es que toda esa electricidad provenga de fuentes cero emisiones como la energía solar y eólica, que representan un 87% de la generación de ERNC en Chile y que pueden proveer parte de esta energía, pero de forma intermitente. Por su parte, las baterías de almacenamiento, cuyos costos han caído drásticamente, pueden almacenar energía por horas, pero no por días o semanas. En vista de lo señalado, debemos reflexionar cómo resolver este problema.
Uno de los caminos más baratos para descarbonizar la electricidad es disponer de fuentes confiables –también denominadas "generación firme"– que puedan producir electricidad baja en carbono para satisfacer la demanda. Una de estas fuentes es el gas, el cual es en promedio un 50% menos emisor de GEI que el carbón y puede generar electricidad a gran escala. Por eso, ha sido denominado como un combustible de transición. Pensar que sin el gas podremos avanzar hacia la carbono neutralidad y reducir de modo importante las emisiones de GEI en nuestra matriz energética es, por decir lo menos, utópico.
Otra alternativa que ha surgido es la energía nuclear, la cual plantea un tema complejo que es material de análisis para una próxima columna de opinión.
Sin embargo, esa opción dejará de serlo cuando los precios del almacenamiento de la electricidad disminuyan y puedan competir con los precios de generación, y tengamos líneas de transmisión con la capacidad de "transportar" las ERNC.
Ojalá que todo esto ocurra más temprano que tarde. Por mientras, en el corto plazo, querámoslo o no, es más que necesario ser realistas y utilizar el gas por su componente de generación firme en la producción de energía.
Columna publicada en InduAmbiente 174 (enero-febrero 2022), página 45.