En los últimos años y potenciado por fenómenos globales como la pandemia del Covid-19 o eventos atribuibles al cambio climático, como sequías e incendios, se han instalado la sostenibilidad y la Economía Circular como conceptos claves para la continuidad del desarrollo socioeconómico, colaborativo y sostenible, en mayor armonía con el entorno. Esta conciencia ambiental ha derivado en políticas públicas, demandas sociales, estrategias de sostenibilidad e indicadores como los ASG (Ambiental, Social y de Gobierno Corporativo). Sin embargo, sigue habiendo una desconexión entre el resultado real de acciones concretas y su impacto comunicacional.
Según el ministerio del Medio Ambiente, en Chile, más del 50% de los residuos generados provienen del sector industrial y alrededor de un 20% es valorizado. Ya sea mediante iniciativas innovadoras y formales, en otros casos, el proceso enmascara mercados informales tanto nacionales como extranjeros. Por lo tanto, hay una gran oportunidad para el mundo industrial de encontrar reales aplicaciones de circularidad en sus modelos actuales.
Entendiendo que entre las prioridades de la jerarquía de gestión de residuos están el ahorro y el uso eficiente de los recursos, muchas veces incentivado por motivos económicos más que ambientales y que, a su vez, esas acciones llevan tiempo implementadas y sin mayor crecimiento, entonces cabe preguntarse cómo avanzar al siguiente nivel. Los residuos industriales son propios de cada actividad y, por lo tanto, no necesariamente se pueden encontrar soluciones transversales. Es necesario asumir la conversión de residuos a nuevas materias primas como procesos productivos en sí mismos, tomando responsabilidad de su generación e internalizando dentro de la actividad principal los aspectos económicos y técnicos que conlleva su procesamiento.
La buena noticia es que hemos avanzado, contamos con experiencias nacionales e internacionales que podemos transferir y adaptar según las necesidades de cada rubro. El llamado es a quienes nos importa, a quienes tenemos la capacidad de gestión, a quienes podemos acceder a recursos técnicos y tecnológicos y formar especialistas. Todos nosotros somos los convocados a trabajar colaborativamente en investigar, desarrollar y concretar soluciones con impacto a escala industrial.
Columna publicada en InduAmbiente 180 (enero-febrero 2023), página 33.