El cambio climático y las intervenciones antrópicas han acelerado la crisis hídrica en Chile, posicionándonos dentro de los principales países del mundo con mayor riesgo en esta área. Esto resulta clave, ya que el agua cumple cuatro roles esenciales para el desarrollo sustentable: salud y bienestar humano, seguridad alimentaria, desarrollo económico y conservación de los ecosistemas naturales.
Nos enfrentamos a un panorama incierto y nos preguntamos ¿hasta cuándo podremos sostener el actual modelo de desarrollo?
El acceso al agua y un medio ambiente limpio, saludable y sostenible son derechos humanos universales declarados por la ONU, lo que marca el camino para adaptarse a las nuevas condiciones y desafíos que impone el cambio climático. La sequía esconde problemas multifactoriales que requieren ser abordados en forma integral y sinérgica, desplegando un abanico de diversas soluciones que permitan avanzar hacia la seguridad hídrica, muchas de las cuales son desconocidas por nuestra sociedad. Aquí destacan las Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN) para recuperar las fuentes naturales de agua, junto a las soluciones de eficiencia para manejar adecuadamente la demanda de agua; ambas alternativas son costo eficientes y factibles de implementar en el corto plazo.
Por ejemplo, cuando analizamos el conjunto de soluciones recomendadas para la cuenca del río Maipo, las acciones de eficiencia hídrica aportarían el 73% del agua, y el sector agrícola podría implementar diversas tecnologías asociadas al riego eficiente, ambientes controlados o sistemas de cultivos verticales, entre otras.
En el caso de las soluciones recomendadas para la cuenca del río Maule, las Soluciones basadas en la Naturaleza aportarían el 53% del agua, dado que el territorio permite guardar el agua de lluvia en reservorios subterráneos naturales (acuíferos).
El futuro es ahora y tenemos poco tiempo para actuar, donde una adecuada e informada toma de decisiones es clave para avanzar sin retroceder. Es necesario impulsar acciones mancomunadas entre la sociedad, el Estado y el sector privado, porque el esfuerzo individual no será suficiente para superar esta crisis. El actual desafío es pasar de la optimización de los procesos internos para usar menos agua en la elaboración de productos o servicios, hacia la reducción en la extracción efectiva de agua desde fuentes superficiales y/o subterráneas, resguardando que ésta quede disponible para otros usos en sus fuentes naturales, priorizando el derecho humano al agua, los sectores más vulnerables y la conservación de la naturaleza.
Columna de opinión publicada en InduAmbiente n° 177 (julio-agosto 2022), página 26.