Se ha informado que el año 2024 ha sido el más cálido desde que se tienen registros de temperatura confiables, cumpliendo lo que el Secretario General de la ONU anunciaba a inicios de año respecto de que el mundo entraba en ebullición.
Hemos sido testigos de grandes eventos climáticos alrededor de todo el mundo, parte de los cuales nos ha tocado como país, quizás con menos fuerza que en otros lugares, pero indicativo que nos acercamos a lo que se ha denominado la "singularidad climática", un punto de no retorno que expondría a la humanidad a condiciones ambientales nunca antes vistas, posiblemente muy difíciles de superar. Esto ocurre mientras las naciones que más impactan el medio ambiente no reaccionan e, incluso, podrían disminuir la acción climática.
Lo anterior nos lleva a recomendar que Chile debe asumir que la adaptación y resiliencia debe nacer desde dentro de nuestras propias estructuras y capacidades. Para ello resulta de interés intentar hacer uso de nuevas tecnologías, donde la Inteligencia Artificial (IA) puede ayudarnos para realizar proyectos sostenibles y agilizar los procedimientos ambientales, entre ellos los permisos que éstos requieren.
Según un informe de Telecom de noviembre de 2024 en Chile el porcentaje de usuarios que ha adoptado la IA sobre el total de la población alcanzaría solo el 1,4%, valor muy bajo, lo que contrarresta con el hecho de que somos la nación de mayor inversión per cápita en IA de América Latina. Esto abre espacio para crecer en forma mucho más sostenida.
Con relación a la IA cabe considerar que en la medida que nos aproximamos a la singularidad tecnológica podríamos quedar muy desfasados con graves consecuencias derivadas de la incapacidad de adaptación. El cruce de las singularidades climática y tecnológica puede ser visto como ciencia ficción, pero no debe despreciarse los efectos de la aproximación a condiciones extremas en ambos campos. La Política Nacional de IA se planteó sobre ejes transversales, entre ellos el desarrollo sostenible y el mejoramiento del bienestar de la población, lo que es un buen punto de partida para generar acciones para adaptarnos en un mundo donde se profundizan las singularidades.
Columna publicada en InduAmbiente n° 191 (noviembre-diciembre 2024), página 81.