Para proyectos con RCA, la evaluación de impactos por ruido generados por fuentes fijas se circunscribe a la norma nacional específica para la materia: el DS 38/2011, MMA. Sin embargo, durante la fase de operación, la ecuación se puede ampliar a más factores que demandan una atención permanente. Por ejemplo, en proyectos lineales de infraestructura, los impactos por ruido, cuyo buffer de energía acústica usualmente es entre 100 y 500 metros de distancia al eje, se emplazan sobre áreas de distintos usos de suelo, nivel de ocupación y de administración local. Algunos proyectos areales de energía como los eólicos, también dependiendo de sus dimensiones, enfrentan variabilidad en las condiciones del escenario base de la evaluación ambiental respecto al que encuentran a la hora de construir u operar.
Para los proyectos cuyas emisiones acústicas son generadas por fuentes móviles, será una norma internacional de referencia (a falta de la nacional), la que a través de una modelación arrojará resultados que determinen la o las medidas de mitigación a implementar y el respectivo plan de seguimiento. El problema es lo que ocurre después, cuando las medidas quedan insuficientes, o surgen nuevos receptores o aumentan los niveles esperados.
El primer análisis o solicitud es indicar un aumento de cobertura de la misma medida de mitigación que establecía la RCA, pero ¿qué pasa si el nivel de actividad y/o fuentes con que se evaluó la implementación de medidas no fue superado y, por tanto, no deberían esperarse aumentos de ruido según el modelo? Ahí surge la necesidad de cruzar más variables, o al menos verificar si las variables y supuestos del modelo se mantuvieron. ¿Qué pasa si durante la operación del proyecto se instala otra fuente emisora?, ¿o si se ejecutan nuevas obras públicas que aumentarán la carga acústica percibida por los receptores sensibles, distinta a las de los escenarios de evaluación? O más simple aún, ¿qué ocurre si siempre hubo uso residencial, pero el escenario base era una vivienda de dos pisos y luego se construyó un edificio que aniquila la eficiencia de una barrera acústica?
La preocupación es quién se hace cargo o cómo la autoridad ambiental o local evalúa estos cambios en los territorios. Dado que no hay certezas, la recomendación es la prevención y el seguimiento activo de nuevos proyectos que ingresan al SEIA, la revisión permanente del escenario con el cual se evaluó el proyecto, los instrumentos reguladores vigentes del escenario cero. Y luego, cómo todo esto se va modificando en el tiempo para una temprana identificación y tomar acciones preventivas, evitando incumplimientos a causa de situaciones ajenas a los titulares.
Columna publicada en InduAmbiente nº 188 (mayo-junio 2024), página 71.