Revista de descontaminación industrial, recursos energéticos y sustentabilidad.

Invirtiendo en cambio climático

Arturo Brandt
Magister en Derecho Ambiental, Vermont Law School



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El cambio climático se encuentra dentro de las mayores preocupaciones que enfrentamos. El mundo no será el mismo de antes. Olas de calor nunca antes vistas en algunos lugares como el oeste de los Estados Unidos y el norte de Rusia, inundaciones en Bélgica y Alemania, tifones en India, la sequía de ya 12 años en la zona central del Chile, son solo una muestra del “nuevo clima”.

Más de 55 países que en su conjunto representan casi un 65% del Producto Interno Bruto (PIB) global han presentado sus metas a fin de alcanzar la carbono neutralidad al 2050. Diversas compañías en el mundo, con una capitalización de más de USD 20 trillones, han hecho lo mismo.

El mundo se encuentra camino a superar los 3 °C sobre los niveles registrados en la Revolución Industrial hacia el fin de este siglo, muy por sobre los 2 °C que es la meta establecida en el Acuerdo de Paris.

Lo anterior no hace sino destacar la urgencia de actuar con firmeza, pero al mismo tiempo no olvidar que solo alcanzaremos la meta si tenemos a bordo al sector privado, responsable de un 85% del PIB local. Para ello, se requieren medidas de mercado como el comercio de emisiones transables, certificados de energías renovables u otras herramientas que efectivamente estimulen la reducción de emisiones al menor costo.

Para tener una posibilidad razonable de limitar el calentamiento climático a los niveles que la ciencia nos sugiere, necesitamos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la mitad hacia 2030 y llegar a cero para el 2050. Lo anterior requiere inversiones por USD 3,5 trillones cada año durante la presente década.

Las soluciones están a la mano, sin embargo, son prohibitivamente caras. Por lo anterior, se hace imperioso el desarrollo de políticas públicas que entreguen claridad y estabilidad a los inversionistas (¡reglas claras!). Tenemos experiencias exitosas en nuestro país en el sector de generación de energías renovables no convencionales (ERNC) que, sin subsidios, aumentaron en forma considerable, alcanzando recientemente los 10.000 MW instalados. La política pública debe generar un entorno virtuoso y, hecho esto, los ingenieros, inversionistas y emprendedores nos entregarán las soluciones.

Debemos traer a la cancha al sector privado. Y para que ello ocurra hay que crear un entorno que otorgue confianza y estabilidad.

Columna publicada en InduAmbiente N° 171 (julio-agosto 2021), pág. 67.