En un seminario efectuado en marzo de este año organizado por AIDIS y el Banco Mundial en CEPAL se destacó el modelo chileno para saneamiento ambiental, cuyo desarrollo se dio principalmente en la década de los 90, colocando a Chile en un lugar de privilegio a nivel mundial en suministro de agua potable y en tratamiento de aguas servidas.
Es reconocido que este modelo aún podría ser muy efectivo en América Latina, continente paradojal donde hay mucha agua, pero mal servicio. Por su parte, la OECD ha publicado su Tercera Evaluación del Desempeño Ambiental de Chile (EDA, 2024) donde hace un contraste entre los grandes acuerdos que ha impulsado el gobierno, con serios reparos al avance del país en varios aspectos ambientales. En ese contexto, los temas hídricos se toman la agenda con la mega sequía y la sobreexplotación de aguas subterráneas, y la OECD es tajante en decir que las medidas de emergencia son inadecuadas para gestionar la sostenibilidad.
Se observa que actualmente aún subsiste una visión algo nostálgica del Paradigma de Frontera (Michael E. Colby, 1991) donde el desarrollo se basó en la explotación de la Naturaleza a lo que en oposición aparecen voces de alarma de los que ven cómo se acrecientan los riesgos de seguir haciendo más de lo mismo. Sin dudas, vivimos en una transición hacia un futuro que no conocemos desde un estado del mundo caracterizado por la crisis climática, cuya duración no logramos predecir, donde se acentúa la inseguridad en un amplio sentido de la palabra.
Frente a este escenario cabe cuestionar y replantear el rol de la ingeniería y la tecnología. Susan Krumdieck (Transition Engineering, Building a Sustainable Future, 2020) nos impulsa a adoptar un gran desafío en el rol de la ingeniería hacia la sostenibilidad. Metafóricamente señala que debemos poner freno al tren actual cuya aceleración conduce a un desastre, teniendo cuidado de no descarrilarlo, abriendo paso a innovaciones que hagan de la transición un proceso exitoso hacia el futuro.
Para ello se necesitan ingenieros para la transición, lo que obliga a definir cambios de su actual formación. Esta nueva ingeniería puede retomar su rol de liderazgo en la sociedad actual, guiándola hacia una nueva civilización de la sostenibilidad.
Columna publicada en InduAmbiente nº 817 (marzo-abril 2024), página 65.