Revista de descontaminación industrial, recursos energéticos y sustentabilidad.

La reutilización del agua como alternativa ante la megasequía

Gabriela Ávalos
VIGAflow



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Cada año, cuando llegamos al invierno, vemos en las noticias los mismos titulares: “la lluvia en la zona central de Chile tiene ya más de una década en franco descenso”. En lo que va de 2021, la cantidad de lluvia acumulada en la Región Metropolitana es de 78 mm y, si no lloviera más, cerraría con un 68% de déficit hídrico. En 2019, este fue de 39% y, en general, el período 2010-2019 exhibe un promedio de déficit de 20%, de acuerdo con el Reporte Anual de la Evolución del Clima del año 2020, emitido por la Dirección Meteorológica de Chile.

Según este informe, las precipitaciones han disminuido a razón de un 3% por década durante los últimos 60 años, tendencia que se incrementa a -7% en el mismo lapso, al considerar los últimos 40 años. Dado lo anterior, la megasequía que se vive a consecuencia del cambio climático en este punto es innegable y va empeorando.

El agua es un recurso vital para nuestras actividades, tanto domésticas como industriales, y su demanda cada vez es mayor. Es decir, tenemos más necesidad de agua y menos disponibilidad de ella. Por lo tanto, debemos cambiar la mirada y buscar nuevas fuentes de agua e innovación en su gestión, tanto respecto a consumo como también a su tratamiento.

Una posibilidad para aumentar la cantidad de agua disponible para las industrias es la optimización y reutilización de las corrientes que actualmente van al alcantarillado. Esto, inspirado en el modelo de producción de la economía circular, que implica reutilizar, renovar y reciclar productos o materias primas todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. En el caso del agua, el reúso puede ser sencillo como el riego de zonas verdes o más complejo como el reingreso del agua a diferentes puntos del proceso productivo.

Actualmente, existen varias empresas que están revisando sus procesos de tratamiento de aguas y sus efluentes; mejorando sus consumos e incorporando nuevas tecnologías o actualizando las plantas ya instaladas, a fin de reducir el consumo de agua por unidad de producto producido.

Algunas de las tecnologías que pueden ayudar en esta transformación son el intercambio iónico, las mejoras en procesos de desalinización y la electro-deionización. La aplicación de estas soluciones dependerá de la naturaleza del agua a recuperar y el uso final que se le pretenda dar dentro de la empresa.

Asimismo, entre las alternativas para reutilizar el agua recuperada están su uso en calderas, baños, riego, lavado de espacios y procesos productivos. Actividades cotidianas que, de otro modo, seguirían consumiendo agua fresca de la red o de pozos profundos, lo que sería insostenible en unos años más debido a los deterioros que se están causando en nuestros acuíferos.

Por otro lado, el tamaño de la inversión para reutilizar el agua puede variar desde una mejora del proceso actual, hasta un proyecto nuevo para tratamiento de efluentes. Pero estas iniciativas, pese a ser bienvenidas, aún son tímidas frente a la sequía que vivimos.

Actualmente, el beneficio de las empresas por la implementación de este tipo de soluciones es corporativo. Sin embargo, con políticas públicas que incentiven la inversión cada gota de agua reutilizada será un paso adelante hacia un uso más sustentable del recurso hídrico.