Actualmente en Chile atravesamos por la mayor sequía jamás vista desde 1915, siendo estos últimos tres años los peores de la historia. De hecho, según el World Resources Institute, nuestro país ocupa el 18º lugar del ranking mundial de riesgo hídrico, cifra realmente alarmante y que invita a implementar cambios bruscos de conciencia si queremos preservar el ecosistema como lo conocemos.
Esta situación ha afectado en mayor parte a la zona norte del país, caracterizada por ser muy árida; y también a la cuarta y quinta región, acercándose cada vez más a la Región Metropolitana (RM) donde también se empiezan a sentir los efectos de la escasez hídrica. A lo anterior se suman una economía dinámica y un aumento demográfico que obligan a generar cambios reales en el uso y obtención de este recurso, ya que la demanda seguirá en aumento exponencial.
Sobre este seco escenario, la industria, especialmente la minera, se enfrenta cada día a mayores desafíos, ya que, para ser más competitiva debe incrementar sus niveles de producción, incorporando objetivos de sostenibilidad. En ese contexto, la desalinización de agua de mar surge como una opción cada vez más sustentable. De hecho, a los proyectos de este tipo que varias mineras concretaron de modo pionero hace ya varios años en Chile, hoy se suma otra buena cantidad que está en proceso de licitación y en estudios de factibilidad.
Pero no sólo las grandes industrias están migrando a la alternativa de usar agua desalinizada para sus procesos. También lo están haciendo otras de menor tamaño que buscan la forma de optimizar el agua a través de la innovación tecnológica, lo cual implica una importante disposición de recursos.
En este sentido, el mercado hoy cuenta con múltiples opciones para que todas, de una u otra forma, puedan disminuir la extracción de aguas continentales para procesos productivos. En este marco, uno de los roles que desempeñamos en Black & Veatch es brindar apoyo para la consecución de los objetivos de desalinización. Para ello ponemos al servicio de la industria tecnologías innovadoras que optimizan la filtración y recuperación de aguas de infiltración en los tranques de relave, y la reutilización de agua en los sistemas de filtrado en las últimas etapas del proceso antes del despacho de concentrado de cobre hacia el cliente final.
De esta forma, en Chile vamos respondiendo proactivamente a esta necesidad común. Y para el futuro se vislumbran megaproyectos que hacen pensar que superaremos esta crisis de forma sustentable con mejores alternativas para optimizar de recursos naturales, como el agua y la energía.