Revista de descontaminación industrial, recursos energéticos y sustentabilidad.

Planes hídricos comunales

Sebastián Videla
Consultor Senior



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Un tema central que debe preocuparnos es la gobernanza del agua a nivel local, entendiendo que la cercanía a la gente de los municipios se ha visto muy reforzada en el último tiempo. Actualmente hay 17 decretos de escasez hídrica que abarcan 104 comunas del país, lo que obliga a revisar lo que se hace en cada municipio.

En Chile la crisis hídrica está golpeando fuerte en todo el territorio, y una muestra de ello son los transportes de agua en camiones aljibes, alternativa que se masifica frente a la escasez de precipitaciones, el cambio climático y la necesidad de las personas de disponer de un recurso esencial.

El mejor uso del agua requiere de planes, programas y proyectos tanto a nivel nacional como local. Sin embargo, corresponde a este último dar soluciones inmediatas frente a graves emergencias. Por ello llama la atención que en las actuales estrategias hídricas nacionales se observen básicamente planteamientos muy apegados al enfoque desde arriba hacia abajo, sin espacio dedicado a los niveles comunales y de base de la sociedad.

Una excepción destacada es la plataforma SCAM (Sistema de Certificación Ambiental Municipal) creada el 2009 por el Ministerio del Medio Ambiente, con un sistema progresivo de cinco niveles de certificación: básica, intermedia, avanzada y excelencia, excelencia sobresaliente y gobernanza ambiental-climática comunal, donde se cuenta con más de 1.400 miembros de comités comunales. Su avance es muy positivo y progresivamente se van integrando más comunas, constatándose avances en los niveles señalados.

En el SCAM, los municipios han asumido el tema hídrico como parte de su estrategia, sin embargo, el tema merece mayor atención. Es necesario elaborar planes hídricos comunales, que permitan una incorporación efectiva del principio de las 3R (actualmente ampliado a varias R) y de la economía circular. Aspectos que pueden incluirse se refieren a riesgos de escasez hídrica, educación hídrica, gestión de agua potable, mejoramiento de riego agrícola, uso de agua en jardines y piscinas, contaminación y monitoreo, gestión comunitaria, participación ciudadana y necesidades de equipamiento local, definiendo, entre otros indicadores, la huella hídrica. Como señalan estudios nacionales e internacionales, esto requiere dar importancia a la formación de capacidades locales, reforzar recursos y acciones, además de fomentar una actitud responsable de la población comunal. Las universidades y centros de investigación, junto con la comunidad organizada, pueden aportar su conocimiento y experiencia para formular estos planes hídricos comunales, tarea no exenta de dificultades dada la complejidad del tema y la variedad de intereses no alineados.

En definitiva, hay que fortalecer las experiencias comunales existentes y ampliar su alcance a más comunas, a fin de mejorar el desarrollo local. Es un camino que debería ser considerado en la acción comunal, sin esperar que las situaciones se agraven.

Columna publicada en InduAmbiente N° 169 (marzo-abril 2021), pág. 71.