Revista de descontaminación industrial, recursos energéticos y sustentabilidad.

Prevención y respuesta ante desastres: materia en desarrollo

Claudio Zaror
Profesor Titular Dpto. Ingeniería Química
Universidad de Concepción



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Chile se caracteriza por los altos riesgos de desastres relacionados con sismos, tsunamis, erupciones volcánicas, incendios forestales y eventos climáticos extremos, entre otros. A lo largo de su historia, nuestro país ha ido acumulando tristes experiencias generadas por una inadecuada preparación para prevenir y responder a tales emergencias.

Un paso importante para corregir esta situación se dio en agosto 2021, con la publicación de la Ley 21.364 que establece el Sistema Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres, sustituyendo la Oficina Nacional de Emergencia por el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres. Este cuerpo legal significó una profunda transformación de la institucionalidad para anticipar y enfrentar desastres naturales y antrópicos, en concordancia con la Política Nacional para la Reducción del Riesgo de Desastres decretada por el Ministerio del Interior y Seguridad Pública en abril 2021.

La primera prueba de fuego de este nuevo marco normativo ocurrió en febrero pasado con los incendios forestales que arrasaron cerca de medio millón de hectáreas, con un saldo de 24 muertes y 6 mil damnificados, principalmente en las regiones de Ñuble, Biobío y la Araucanía. Una conjunción de acciones humanas, sumadas a condiciones propicias derivadas de la sequía, gatillaron esta tragedia que era previsible dadas las circunstancias territoriales y climáticas. Fueron semanas que tensionaron al país y azotaron a las comunidades rurales de esas regiones con consecuencias que prevalecerán por largo tiempo.

Si bien las respuestas reparatorias han sido oportunas, no parece haber la misma celeridad en los procesos de aprendizaje que se esperan luego de este tipo de desastres. Más aún, no se visualizan iniciativas para fortalecer el capital humano ni las capacidades de infraestructura requeridas para enfrentar nuevas emergencias. Las condiciones climáticas que nos traerá el fenómeno de El Niño, que se pronostica para este año, pueden significar una reducción del riesgo de incendios forestales durante la estación estival. Tenemos que aprovechar este respiro que la naturaleza nos otorga, para acelerar la construcción de capacidades de prevención y respuesta para enfrentar potenciales eventos a mediano plazo.

Sabemos que el cambio climático incrementará de manera creciente los riesgos de incendios forestales en la zona centro-sur de Chile y no podemos esperar que nuevas tragedias se desaten para otorgar la debida prioridad a estas materias.

Columna publicada en InduAmbiente n° 182 (mayo-junio 2023), página 37.