La sostenibilidad es una megatendencia que llegó para quedarse.
Hasta hace pocos años, a la hora de medir el impacto de las inversiones, no se consideraban los riesgos, ambientales, sociales y de gobernanza (ESG), los cuales hoy aparecen como un nuevo tipo de riesgo, que si no son considerados por las empresas pueden dejarlas fuera del interés de los inversionistas.
Las recientes tendencias avanzan hacia objetivos cada vez más amplios en relación a los impactos ESG, migrando desde una mirada tradicional de “dónde no debo invertir” hacia otra en que la pregunta es “dónde tengo que invertir”, entendiendo que estas inversiones estén alineadas con objetivos sociales más amplios, y que sí influyen en la línea final de las compañías.
El concepto que debe primar es la consideración del riesgo. Un modelo de negocios es viable sólo si tiene esta mirada amplia y de largo plazo, lo que implica valorar los riesgos regulatorios, litigacionales, físicos, de transición y reputacionales asociados al cumplimiento de las variables ESG.
Desde el punto de vista de la regulación, cada vez con mayor frecuencia, los reguladores exigen a sus regulados, la entrega completa y transparente de información ESG. Muestra de ello es la reciente publicación de la Norma de Carácter General 461 de la Comisión del Mercado Financiero, que exige a las compañías que están bajo su mirada la entrega de nueva información asociada a asuntos ambientales en sus memorias integradas.
Los riesgos de transición vienen dados, por una parte, por el surgimiento de nuevos negocios de la mano de la descarbonización de la economía como, por ejemplo: el avance la electromovilidad (más del 8% de los vehículos nuevos vendidos en el mundo son eléctricos), las nuevas soluciones en eficiencia energética, el desarrollo del hidrógeno verde, el almacenamiento de energía y otros.
La reputación es otro riesgo que las compañías miran de cerca. De hecho, vemos cómo empresas cambian de nombre y/o adecuan sus modelos de negocios por un tema reputacional, reconociendo de algún modo las demandas de los consumidores.
Al mismo tiempo, los consumidores cada día más quieren conocer y están dispuestos a pagar un mejor precio por bienes y servicios con mejores índices ESG.
Aquellas compañías que primero avancen en esta dirección, serán premiadas por los mercados.
Columna publicada en InduAmbiente N° 176 (mayo-junio 2022), pág.71.