Para nadie es desconocido que Chile y el mundo enfrentan importantes desafíos ambientales: la crisis climática, la creciente pérdida de biodiversidad y la contaminación son problemas a nivel global que deben ser tomados de forma seria. Frente a eso, el Estado debe ejercer un rol protagónico, hacerse cargo y estar a la altura de lo que se requiere. En ello, el fortalecimiento de las instituciones públicas es clave.
A comienzos de abril comenzó a regir en la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) un cambio a su estructura orgánica, cuyo objetivo fue definir de mejor forma los roles de sus funcionarias y funcionarios, crear nuevas áreas para aumentar la respuesta institucional y robustecer nuestro foco de mejorar las respuestas a la ciudadanía.
Quisiera explicar algunos de los desafíos ambientales e institucionales recogidos.
Parte del rol de la SMA es iniciar procedimientos sancionatorios contra titulares o proyectos que cometan incumplimientos ambientales. En la estructura anterior, esta función de formular cargos para determinar eventuales sanciones a los incumplidores estaba radicada dentro de Fiscalía, cuyo rol es el control de legalidad. Ahora, el tema es parte de una nueva División que, junto a la de Fiscalización, componen los pilares de esta institución.
También es relevante la creación de la Sección de Biodiversidad y Áreas Protegidas, que ayudará a abordar los desafíos de la crisis y que, de aprobarse la llamada "Ley para la Naturaleza" que crea el SBAP, permitirá realizar la coordinación entre ambas entidades. En materia regional, en tanto, nos pareció importante restituir la Oficina de la Región Metropolitana.
La conformación del Departamento de Entidades Técnicas y Laboratorio es otro punto a destacar ya que permitirá fortalecer un área central en el diseño de cumplimiento de la ley, entendiendo además los desafíos que nos exigen las nuevas normativas como la Ley REP, la Ley Marco de Cambio Climático, o la regulación de impuestos verdes. La información ambiental, la gestión del dato y la inteligencia en su manejo, también representan un eje central en la orgánica, que se traduce en el nuevo Departamento de Seguimiento e Información.
Para focalizar el trabajo interno se conformaron distintos comités que permitirán coordinar, actualizar y conducir las actividades de la Superintendencia en términos más eficientes, ya sea en la gestión de denuncias o respecto a la problemática de Concón, Quintero y Puchuncaví. En ese sentido, también destaco la creación de la Oficina de Gestión Estratégica.
Finalmente, esta nueva orgánica pone énfasis en la implementación del Acuerdo de Escazú, haciéndolo parte de las prioridades de la SMA. Así, se creó la Oficina de Participación Ciudadana y Escazú, que se encargará de transversalizar las acciones en esta materia para prosperar, garantizar y mejorar el acceso a la información y a la participación.
Con todos estos cambios, la nueva orgánica busca representar plenamente las funciones centrales de la institución, a través de las sinergias internas. Con estas definiciones esperamos seguir avanzando para asegurar el cumplimiento ambiental.
Columna publicada en InduAmbiente 181 (marzo-abril 2023), página 24.