Los purines, esa mezcla de fecas y orina que se originan en los corrales de lecherías, no se pueden juntar con aguas sucias provenientes del lavado de pisos. No es posible, bajo ninguna circunstancia, manejar desprolijamente los purines. ¿La razón? Su gestión y uso inadecuado tiene un alto potencial de contaminación del agua, suelo y aire.
A los purines, los principales residuos generados en los planteles lecheros, se les puede aportar valor reciclándolos en suelos agrícolas por su elevado contenido de nutrientes y materia orgánica. De ahí la importancia de almacenarlos en pozos que estén debidamente construidos y controlados.
De acuerdo a la guía “Mejores Técnicas Disponibles Sector Almacenamiento de Purines Bovinos”, editada recientemente por Tecnolimpia, programa de asistencia gratuita a las Pymes del Consejo Nacional de Producción Limpia, los purines de lecherías deben almacenarse por las siguientes razones:
· Para poder utilizar y reciclar los nutrientes que contienen, como nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio, entre otros. Con esto se puede reducir la compra de fertilizantes comerciales, bajando los costos de producción.
· Para poder aplicar los purines en otoño, fines de invierno y primavera, que son las épocas adecuadas para su empleo, ya que hay un mayor crecimiento de las plantas. Se logra así una mejor eficiencia y se reduce el potencial de contaminación. Si no se tiene capacidad de almacenamiento hay que aplicarlos diariamente, lo que no siempre es posible porque el riesgo ambiental es más alto.
· Para reducir la carga de patógenos y presencia de semillas de maleza en los purines. A mayor tiempo de almacenamiento menor sobrevivencia de éstos.
· Para permitir una mayor degradación de restos de forraje (como silo o heno), lo que hace a los purines más fluidos y evita que los equipos de aplicación se bloqueen.
· Para evitar contaminar cursos de agua tanto superficiales como subterráneos y generar molestias en poblaciones vecinas por malos olores. Los purines mal manejados son una de las principales causas de contaminación de agua y aire.
· Para cumplir con la normativa vigente y evitar sanciones.
Todos al Pozo
Según la guía, al pozo purinero se deben conducir todas las fecas, orina, aguas sucias del lavado de equipos de ordeña, otras aguas de lavado y aguas lluvia contaminadas. “Sin embargo, hay una gran diferencia entre lo que se produce normalmente y lo que debiera producirse. En general, los volúmenes son muy altos debido a la alta contribución de aguas de limpieza y lluvia. Esto último ocurre en lecherías del sur de Chile, que en promedio pueden representar el 50% del purín”, sostiene.
Agrega que es muy importante reducir la cantidad de agua utilizada para la limpieza de pisos, por ejemplo a través del uso de raspadores, que permiten recoger el purín eficientemente, reduciendo en a lo menos un 50% el agua ocupada.
También es muy importante que las mangueras utilizadas tengan un sistema de corte automático del paso de agua y crear conciencia en el operario a cargo de la limpieza para reducir el uso de agua.
“Cada litro de agua limpia que sale de la manguera significa un costo por el bombeo, distribución, el tiempo del operario, y por la aplicación del purín al suelo”, precisa el documento.
¿Cómo calcular el tamaño del pozo? A juicio de la guía se deben considerar todas las fuentes que aportan a la producción de purines en el predio.
Artículo completo en InduAmbiente 117 (julio-agosto 2012), páginas 22 a 24.