“Chile es el país de Latinoamérica que tiene menos riesgos de problemas de inocuidad relacionados con residuos de plaguicidas en alimentos y medio ambiente”. Las palabras pertenecen a Nuri Grass, Director Técnico de Food Intelligence Net y presidenta del comité organizador del 5° Congreso Latinoamericano de Residuos de Plaguicidas, realizado en mayo pasado en Chile.
Ese positivo panorama fue corroborado por uno de los invitados internacionales al evento, el doctor Jan Von Kietzell, representante de la European Union Reference Food and Veterinary Office, entidad que se ocupa de asegurar la calidad de los alimentos a los consumidores de la Unión Europea. “Los productos que exporta Chile en general cumplen muy bien con las normas y el nivel de exigencia de Europa. Las razones que vemos es que existe un sector exportador privado muy profesional, bien organizado, con muchos controles, y también hay un control oficial (público) que está creciendo, con laboratorios que están mejorando”, señala.
En ese contexto, la aplicación de buenas prácticas agrícolas y el adecuado análisis de los residuos de pesticidas presentes en alimentos aparecen como dos aspectos claves para asegurar la inocuidad alimentaria y cuidar el medio ambiente.
Así lo entiende también Eduardo Aylwin, asesor de la Agencia Chilena para la Calidad e Inocuidad Alimentaria (Achipia), quien comenta: “Estamos tratando de implementar la política nacional de inocuidad de los alimentos que se promulgó en el año 2009, la cual busca adaptar el modelo chileno en esta materia a la realidad actual, donde tenemos por un lado consumidores más exigentes y, por otro, técnicas de laboratorio que permiten detectar cosas que antes no sabíamos. Estamos en un mercado global con mucho intercambio que han traído más y nuevos alimentos para los cuales no teníamos programas de control o vigilancia, y con nuestros alimentos estamos llegando cada vez más a mayores mercados. Nuestro rol es colaborar para que la industria chilena de alimentos y sus instituciones públicas puedan tener éxito en este esquema. Los resultados avalan cómo la industria de alimentos en Chile se ha ido adaptando a las nuevas exigencias, gracias a una importante colaboración público-privada”.
Buenas Prácticas
Los especialistas subrayan que las buenas prácticas agrícolas son fundamentales a la hora de aplicar los pesticidas en los cultivos.
Jairo Guerrero, académico de la Universidad Nacional de Colombia, enfatiza: “Es muy importante usar los plaguicidas aplicando buenas prácticas agrícolas, vale decir, con las dosis y frecuencias adecuadas, en las cosechas recomendadas y siguiendo las recomendaciones indicadas en las etiquetas de los productos. Si esto no ocurre, pueden aparecer residuos en los alimentos e inclusive generar contaminación ambiental”. El investigador recomienda trabajar especialmente con los pequeños agricultores, que es donde hay que crear más conciencia al respecto.
Entre las buenas prácticas agrícolas que inciden en esta materia, también resaltan la capacitación de los productores, el registro de plaguicidas, el control de equipamiento, el control de vendedores de estos compuestos y la prohibición de la fumigación por medio de aviones.
Aylwin afirma que en Chile existe preocupación tanto en el sector público como privado por fomentar esas y otras prácticas que permitan el buen uso y la adecuada manipulación de los plaguicidas. Asimismo, añade que si bien la inocuidad de los alimentos está enfocada en la seguridad del consumidor, actualmente la industria agroquímica tiene una mirada más integral que también se preocupa de los efectos de los plaguicidas en el medio ambiente.
El adecuado análisis de los residuos de pesticidas presentes en alimentos es otro punto relevante para proteger la salud de los consumidores y, de paso, evitar la contaminación ambiental.
Lea este artículo completo en Revista InduAmbiente N° 135, pág. 26 a 28.