“La construcción sustentable es un modo de concebir el diseño arquitectónico y urbanístico, que se refiere a la incorporación del concepto de sustentabilidad en el proceso de planificación, diseño, construcción y operación de las edificaciones y su entorno, y que busca optimizar los recursos naturales y los sistemas de edificación, de tal modo que minimicen el impacto sobre el medio ambiente y la salud de las personas”.
Esa definición, acuñada a partir del trabajo conjunto que vienen realizando desde el año 2012 los ministerios de Obras Públicas, Vivienda y Urbanismo, Energía y Medio Ambiente, da cuenta del amplio marco en que se puede aplicar este concepto, como también de los beneficios asociados a su puesta en práctica.
De hecho, desde el sector público, destacan que incorporar criterios de sustentabilidad en el diseño y desarrollo de las obras puede generar grandes ventajas, como las siguientes:
-Menos gastos para los usuarios de las edificaciones y de la infraestructura, ya que en ellas se promueve el uso eficiente de la energía y del agua, entre otros aspectos. Así, se optimiza el presupuesto de sus habitantes.
-Mayor calidad de vida y beneficios para la salud, al mejorar el hábitat.
-Reducción de la contaminación intradomiciliaria, lo que por cierto también favorece a la salud.
-Disminución de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), vinculadas principalmente a la menor necesidad de consumo energético en las edificaciones.
-Menor generación de residuos en los procesos constructivos.
-Posibilidad de utilizar y absorber las aguas lluvias urbanas.
Estrategia en Marcha
Considerando todo aquello, el 1 de agosto de 2012 los ministerios antes mencionados sellaron un convenio de cooperación marco para impulsar la construcción sustentable en el país, y se creó una Secretaría Ejecutiva radicada en el Ministerio de la Vivienda para implementar el trabajo a realizar.
Asimismo, se establecieron tareas partiendo por el desarrollo de una Estrategia país para orientar y abordar el tema. Esta herramienta busca establecer “elevados estándares de sustentabilidad aplicables tanto a edificaciones habitacionales nuevas como a la renovación de las ya existentes, considerando la realidad de las viviendas y las condiciones geográficas y climáticas del país para proponer un instrumento ajustado a dichas condiciones”.
A partir de esta Estrategia, se esperan resultados como los siguientes:
-Contar con edificaciones e infraestructura desarrollada con criterios de sustentabilidad al año 2020.
-Aportar, desde el sector comercial, público, residencial al compromiso de reducción del 12% del consumo energético (proyectado al año 2020).
-Contribuir, desde el sector de la construcción, a reducir el 20% de gases efecto invernadero, tomando como base las emisiones proyectadas al año 2020.
-Aportar, desde el sector de la construcción, a que un 10% de la energía generada sea por fuentes renovables no convencionales al año 2024.
Para ello, la Estrategia aborda cuatro ejes, cada uno con objetivos específicos, que se detallan a continuación:
• Hábitat y bienestar: Asegurar la disponibilidad de edificaciones e infraestructura sustentable para la población; contribuir a mejorar la calidad de vida de la comunidad; reducir el nivel de emisiones generadas por las construcciones durante su ciclo de vida; y disminuir los impactos ambientales negativos sobre el territorio que éstas provocan.
• Educación: Desarrollar el concepto de construcción sustentable en el país, estableciendo estándares adecuados.
Artículo completo en InduAmbiente N° 130 (septiembre-octubre 2014), págs. 12-14.