Difícilmente usted haya logrado olvidar las imágenes de los dantescos incendios forestales que asolaron la zona centro sur de Chile en el verano de 2017. Es que la denominada "tormenta de fuego" ha sido, por lejos, el evento de este tipo más destructivo que se ha visto en nuestro país: solo entre el 1 de enero y el 10 de febrero consumió 518.174 hectáreas, según datos de la Corporación Nacional Forestal (CONAF).
Los especialistas señalan que los incendios forestales son uno de los mayores agentes de degradación de los ecosistemas, afectando la vegetación, la fauna, los suelos, la calidad de las aguas e incluso la composición de la atmósfera, entre otros componentes, lo que hace difícil dimensionar el perjuicio que se produce.
Para abordar esta problemática, el Centro de Información de Recursos Naturales (CIREN) realizó un inventario de la erosión de suelos generada por el mega incendio de 2017 en la región del Maule que, según CONAF, fue la más afectada concentrando un 54,1% de la superficie total quemada.
El trabajo permitió conocer el nivel de daño en las distintas zonas, identificando a Empedrado y Constitución como las comunas más impactadas. Además, de manera inédita, se cuantificó la pérdida asociada a los procesos erosivos post incendio, cifrándola en unos $7.400 millones al año, dejando más claro las nefastas consecuencias que pueden tener estos fenómenos.
Pérdida de Fertilidad
El estudio desarrollado por CIREN, con el apoyo de Corfo y la Subsecretaría de Agricultura, dejó al descubierto el grado de deterioro de los suelos que se prolonga hasta la actualidad con zonas donde la erosión se ha ido acentuando por la acción de las lluvias, vientos y otros agentes.
Este fenómeno genera la pérdida de propiedades del suelo, lo que se traduce en la disminución de sus beneficios y principalmente de su fertilidad, desmejorando el nivel de nutrientes de los alimentos y, en consecuencia, empobreciendo a las comunidades que se dedican a su cultivo.
El trabajo ejecutado permitió llevar a cifras contables esa pérdida de fertilidad.
El inventario abarcó un área que incluyó 29 cuencas hidrográficas de gran interés ecológico y productivo, y 11 comunas declaradas bajo emergencia ambiental durante el período que se produjeron los incendios: Constitución, Cauquenes, Chanco, Curepto, Empedrado, Hualañé, Licantén, Maule, Pencahue, San Javier y Vichuquén.
La superficie estudiada alcanzó las 878.917 hectáreas, incluyendo territorio correspondiente de las regiones de Ñuble y O'Higgins ya que las cuencas sobrepasan los límites políticos administrativos regionales.
La pérdida de suelo se estimó por medio de una Ecuación Universal empleada para estos casos denominada RUSLE, lo que se complementó con imágenes satelitales e información de alta resolución (10 metros con Sentinel-2A y 1 metro con LIDAR).
Esta tecnología permitió estudiar toda el área a una escala 1:10.000, pudiendo apreciar mayores detalles y caracterizar el territorio de forma más precisa.
Resultados y Proyecciones
Los principales resultados que arrojó el inventario fueron los siguientes:
• De las comunas incluidas en el estudio, Constitución y Empedrado fueron las más afectadas. La primera tiene 62% de su superficie (69.446 hectáreas) con algún grado de erosión, mientras que en la segunda el daño llega a un 92% de su territorio (52.266 hectáreas).
Mapas con los estados erosivos actuales de las cuencas están disponibles en el sitio web del CIREN.
• Las zonas rurales con mayores riesgos de erosión severa y muy severa son: Pichamán y El Mellico (Constitución), Nirivilo (San Javier), Patacón (Hualañé), Puico (Empedrado) y San Manuel (Cauquenes). Estas 6 zonas superan las 5.000 hectáreas, y se requiere incorporar biotecnias e hidrotecnias para la recuperación del suelo.
• Las zonas rurales con mayores superficies degradadas actualmente corresponden a Pichamán, El Mellico, Putú y los Pellines (Constitución), Las Garzas y Sauzal (Cauquenes), y Provoste (Empedrado). Estas áreas superan las 20.000 hectáreas con algún grado de erosión del suelo. Los agricultores de estas zonas pueden postular al programa de recuperación de suelos degradados que gestionan el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) y el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG).
• En cuanto a la valorización económica de las pérdidas de suelo generadas por los procesos erosivos posteriores al mega incendio, se concluyó que la provincia más afectada es Talca, con una merma de suelo en torno a las 4.244.439 toneladas por año. Le siguen Cauquenes, con unas 2.861.125 toneladas por año; y las provincias de Linares y Curicó, con 2.010.884 y 1.933.137 toneladas por año, respectivamente.
• En términos monetarios, las cifras reflejan una pérdida estimada de $7.400.000.000 al año a nivel regional. Esta cifra valora monetariamente la pérdida de suelos, según el precio de avalúo fiscal reportado por el Servicio de Impuestos Internos (SII).
Toda la información generada en el inventario está publicada en una plataforma de libre acceso (http://erosionmaule.ciren.cl o www.ciren.cl) donde se pueden conocer los estados erosivos actuales y el riesgo de erosión (RUSLE) de las 29 cuencas estudiadas, con diferentes resoluciones y formatos.
Esta información está disponible para identificar zonas donde aún es posible revertir los procesos erosivos, implementando prácticas de conservación de suelo, programas de educación y transferencia ciudadana, entre otras iniciativas.
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Recuadro:
Recuento 2020-2021
Una menor cantidad de incendios forestales y de superficie afectada en relación al periodo 2019-2020, se registraba a nivel país hasta el 6 de abril pasado en la presente temporada, según los registros de la Corporación Nacional Forestal (CONAF).
A la fecha señalada, el Sistema de Información Digital para el Control de Operaciones de CONAF contabilizaba 6.595 siniestros, lo que representa un 11% menos que en el periodo pasado, cuando se contaron 7.372 incendios, y un 5% más que el promedio de las últimas cinco temporadas.
La superficie afectada actualmente, en tanto, llegaba a las 34.052,27 hectáreas, cifra 65% más baja que la del periodo recién pasado (96.463,23 hectáreas) y 79% menor que la del último quinquenio (164.840,8 hectáreas).
El registro por región, eso sí, mostraba que en Arica y Parinacota, Tarapacá y Magallanes, la cantidad de superficie que se ha quemado esta temporada es más alta que en los registros anteriores, especialmente en la zona austral del país.
Cabe señalar que cada temporada comprende desde el 1 de julio hasta el 30 de junio del año siguiente.
Artículo publicado en InduAmbiente 169 (Marzo-Abril 2021), páginas 40 a 42.