Cuando lea este artículo, lo más probable es que, lamentablemente, cientos de hectáreas de bosques y tierras se sigan quemando en el centro y sur de nuestro país. Eso se sumará a las más de 451 mil hectáreas que, hasta el 21 de febrero, habían sido consumidas por las llamas en la actual temporada dejando 25 víctimas fatales, miles de heridos y damnificados. Es una pérdida solo comparable a la de 2017, cuando entre enero y febrero fueron devastadas por megaincendios forestales casi 600 mil hectáreas y fallecieron 11 personas.
En el documento de análisis "Meteorología extrema: uno de los factores tras los incendios de febrero 2023 en el centro-sur de Chile", investigadores del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 ponen de relieve que los siniestros forestales en Chile son multicausales. "Se superponen varios factores, principalmente, la presencia de combustible (mayormente biomasa vegetal de plantaciones de especies exóticas) y eventos de ignición (iniciación del fuego) y de propagación de las llamas", destacan.
En otro aporte a la discusión, exponen que la ocurrencia de incendios y su capacidad de expansión "está mediada no sólo por las fuentes de ignición y condiciones climáticas, sino también por el tipo, cantidad e inflamabilidad del material combustible y su distribución en el paisaje. El cambio de uso del suelo y su cobertura pueden alterar significativamente el régimen de incendios".
Además, precisan que en el centro-sur de Chile (entre las regiones de Valparaíso y Los Lagos) prácticamente todos los incendios se originan por la acción humana, ya sea por causas accidentales o intencionales. No obstante, dejan en claro que "el calor extremo y la baja humedad son factores que propician el desarrollo de incendios, mientras que el viento también juega un rol de primer orden".
Por si fuera poco, estos eventos son fuentes excepcionales de contaminantes inyectados a la atmósfera. "Según el Sistema de Información Nacional de Calidad del Aire, los registros de PM 2.5 alcanzaron valores altísimos de emergencia en las regiones del Ñuble y Maule durante las primeras semanas de febrero, llegando el humo a localidades a cientos de kilómetros de distancia", revela el documento del (CR)2.
Rol de las Plantaciones
Como doctor en ingeniería en seguridad contra incendios, Pedro Reszka está muy de acuerdo en que las altas temperaturas han tenido incidencia en la ocurrencia de eventos extremos, que representan el 1% del total. Un ejemplo actual es el siniestro forestal denominado "Santa Ana", que al cierre de esta edición seguía en combate en la comuna de Coronel, afectando severamente a Santa Juana y Nacimiento, en la Región del Biobío, en su primera etapa. "También puede influir la estrechez de los medios de respuesta y combate de incendios en temporadas en donde se desarrollan simultáneamente varios eventos de magnitud, aunque en otros años, con condiciones similares, no se dieron con esta severidad", plantea el académico de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez.
Según datos entregados por el Ministerio del Interior, al 17 de febrero, el 56% de la superficie afectada por el fuego correspondía a plantaciones forestales, el 12% a bosque nativo y el 17% a terrenos agrícolas. Cabe preguntarse, entonces, ¿tienen que ver las plantaciones forestales en la rápida expansión de estos siniestros? Pedro Reszka contesta: "Si bien nuestro grupo de trabajo se dedica a estudiar la inflamabilidad de los combustibles forestales junto con CONAF y empresas del rubro, replicando en laboratorio las condiciones encontradas durante los incendios, es muy pronto para responder con seguridad a esta pregunta. Sin embargo, es un hecho que todas las especies se queman, y quizás es una quimera pensar que algunas de ellas van a funcionar como barreras que frenen la propagación de las llamas".
A su juicio, más que apuntar solo a las plantaciones hay que analizar el sistema en su totalidad, incluyendo los bosques nativos y otras áreas silvestres, las personas que se desenvuelven e interactúan con este entorno, las áreas urbanas e industriales, y un conjunto de instituciones que regulan y responden ante los incendios.
En relación a la misma inquietud, otra investigación del (CR)2, titulado "Incendios en Chile: causas, impactos y resiliencia" –que analizó lo ocurrido con la llamada Tormenta de Fuego, del año 2017– sostiene que "los principales factores que incrementan el riesgo de incendios en la interfaz urbano-rural son la presencia de plantaciones forestales, la cercanía a los caminos (y ciudades) y la densidad poblacional".
En el mismo análisis se afirma que "los paisajes homogéneos y con gran cantidad de combustible –como aquellos dominados por plantaciones forestales– favorecen la ocurrencia de megaincendios en situaciones climáticas extremas".
Del mismo tenor es la postura de Fernanda Pérez, académica de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UC, quien expresa que "se ha demostrado que los incendios se propagan más rápido en monocultivos de pino o eucalipto que en bosques formados por especies nativas, los que mantienen más la humedad del suelo y del ambiente".
Medidas a Adoptar
Sobre cómo mejorar la gestión en este ámbito, que abarca distintas dimensiones, Pedro Reszka parte preguntándose qué tan conveniente es que la reconstrucción de viviendas se realice en los mismos lugares donde se quemaron. Al respecto, agrega: "A pesar de que en Chile la casi totalidad de los incendios comienza por la acción humana, estos fenómenos tienen comportamientos que presentan cierta repetibilidad, principalmente por la topografía. Por eso, se debiera tener un poco más de calma en la toma de decisiones, y considerar el efecto de futuros incendios en el emplazamiento y el diseño de nuestros sectores urbanos".
Para evitar catástrofes similares en otros lugares del país, el experto propone aplicar el concepto de riesgo como herramienta para ayudar a la toma de decisiones de autoridades públicas y del sector privado. "Debemos incorporarlo, tanto para incendios como para otros peligros naturales, en nuestros planos reguladores y en la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones. Esto nos daría un marco para analizar y evaluar la exposición de la gente ante incendios forestales, y nos permitiría trabajar para mejorar el desempeño del sistema que mencioné anteriormente, minimizando el número de temporadas como la que lamentablemente estamos viviendo este año", expone.
Para evitar catástrofes similares, Pedro Reszka propone aplicar el concepto de riesgo como herramienta para ayudar a la toma de decisiones de autoridades públicas y del sector privado.
A su vez, Tomás Ibarra, investigador del Centro de Desarrollo Local UC y del campus Villarrica, hace hincapié en la importancia de la detección temprana de un incendio forestal para detenerlo a tiempo. "Luego de los desastrosos eventos de años anteriores, especialmente los de 2017, en Chile se han ido generando capacidades para la predicción, prevención y control de incendios. Por ejemplo, se han desarrollado herramientas de detección temprana, helicópteros equipados para la extinción de focos, junto con el desarrollo de sofisticados modelos de simulación de propagación en tiempo real", destaca.
También para evitar la generación de siniestros y su rápida propagación, Ibarra remarca el necesario compromiso de la comunidad para evitar la quema de rastrojos (vegetación que se acumula en los campos), las fogatas recreativas y arrojar colillas de cigarro, especialmente en días en que el viento supera los 30 k/h, condición que contribuye al acelerado avance del fuego.
Otras Acciones
Desde la UC aportan otras medidas para minimizar la opción que se generen grandes siniestros y la quema de viviendas:
• Crear zonas de cortafuego: Se debe tener una zona de terreno alrededor de la casa o propiedad completamente despejada de vegetación o bien con pasto verde. Esto actúa como una especie de cortafuego. Hay que poner especial atención a las ramas o árboles muy grandes cerca de las casas o estructuras valiosas.
• Aprovechar el pastoreo del ganado: "Se deben identificar los sectores más susceptibles al ingreso de fuego a los campos y aprovechar el ganado para reducir la cantidad de pasto seco en pie, que puede ser un elemento importante en la transmisión del fuego. Los sectores más propensos a incendios tienden a ser los límites sur y sur-oeste de los campos (por la dirección predominante del viento en verano) y aquellos donde existen sectores con bosques o quebradas con árboles que puedan actuar como corredores para las llamas. En esos lugares se recomendaría concentrar los animales para que coman y pisen el pasto", explica Rafael Larraín, académico de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la UC.
• Evitar especies exóticas pirogénicas: La profesora Fernanda Pérez manifiesta la importancia de remover y evitar la plantación de especies exóticas altamente pirogénicas, como monocultivos de pino y eucalipto, que aumentan la velocidad de propagación de incendios.
Disminuir Pérdidas
En el (CR)2 subrayan que las actividades de prevención, estrategias, y políticas de manejo y ordenamiento del paisaje deben asumirse como prioritarias para evitar y/o disminuir el daño y pérdidas socioeconómicas y ambientales derivadas de eventos de incendios extremos. Algunas de sus recomendaciones al respecto son:
• Establecer un perímetro de seguridad en torno a las viviendas y áreas urbanas a través de un manejo y ordenamiento preventivo de la vegetación (combustible) circundante. Por otra parte, se debe normar y limitar la expansión de viviendas y barrios a zonas rurales cubiertas de plantaciones forestales y bosques nativos.
• Avanzar hacia socioecosistemas más sostenibles y resilientes al cambio climático, para lo cual es clave el ordenamiento territorial y diversificación del paisaje, que considere la identidad y cultura local.
• Generar políticas y acciones de manejo destinadas al control de las especies exóticas invasoras y la restauración de ecosistemas nativos para disminuir la probabilidad de eventos catastróficos.
• Implementar programas que integren la prevención, monitoreo y manejo de incendios forestales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de Chile. Esto es clave, ya que frente a la ocurrencia de eventos extremos de incendios la brecha entre emisiones y capturas aumentará significativamente.
• Avanzar en una institucionalidad que asuma y coordine la prevención de incendios mediante el diseño de paisajes resilientes, a través de una planificación y ordenamiento territorial que permita abordar riesgos de un modo adaptativo, favoreciendo la heterogeneidad del paisaje.
DATOS:
99%
De los incendios forestales son originados por el ser humano de forma accidental o intencional. En algunos años y regiones del país, la intencionalidad ha alcanzado alrededor del 50%.
1
Millón de dólares en materiales donó el gobierno de Estados Unidos para el combate a los incendios. Resalta un estanque tipo Rancher con motobomba, que se emplaza en camionetas de doble tracción para el primer ataque a los focos de fuego.
205
Mil hectáreas y fracción se habían quemado en la región de Biobío, al 21 de febrero, en la actual temporada de siniestros. Es, por lejos, la zona más afectada del país.
Artículo publicado en InduAmbiente nº 180 (enero-febrero 2023), páginas 38 a 41.