A medida que avanza la implementación de la ley 20.920 que incorpora a nuestro marco jurídico la Responsabilidad Extendida del Productor (REP), las empresas deben migrar progresivamente hacia un paradigma productivo más sustentable y alineado con la economía circular.
En ese contexto, los gestores de residuos juegan un rol clave para que los productores puedan cumplir con las metas de recolección y valorización definidas en los decretos correspondientes a cada uno de los seis productos priorizados por la normativa.
Eso bien lo saben en Hidronor, compañía con más de 25 años de experiencia en el manejo, gestión y tratamiento de residuos industriales y peligrosos, que aporta con sus servicios a gran parte de las empresas que tendrán que adecuarse al marco regulatorio vigente.
Valorización y Almacenamiento
La ley 20.920 establece seis productos prioritarios para aplicar la REP: neumáticos, envases y embalajes, aceites lubricantes, aparatos eléctricos y electrónicos, pilas y baterías. Los dos primeros ya tienen sus decretos con metas de recolección y valorización.
Hidronor juega rol clave en el ciclo del proceso del residuo, ya que provee servicios para la correcta gestión de las seis categorías definidas, incluyendo las que contienen residuos peligrosos, materia en la que tiene una reconocida expertis y trayectoria de economía circular.
Un claro ejemplo es la labor que desarrolla hace más de 15 años para convertir algunos residuos con alto poder calorífico en combustible alternativo, producto que luego ocupa la industria cementera para reemplazar el uso de energía fósil. "Bajo el concepto 'del residuo al recurso', contamos con la capacidad de valorizar residuos con poder calorífico contaminados, para transformarlos en combustibles alternativos", acota Jorge Stagno, Gerente General de la compañía.
"Hidronor ha sido pionero y lidera este mercado en Chile. Contamos con una planta de blending para coprocesar residuos líquidos de aceites, pinturas, solventes y otros productos orgánicos que se generan en instalaciones de distintos rubros a nivel nacional", complementa Juan Andrés Salamanca, Gerente de Ventas y Marketing de la empresa.
Además, Hidronor cuenta con un portafolio de servicios que incluye distintos grados de participación en la cadena de valor de la economía circular. Es así como, además del modelo aplicado con los aceites lubricantes, la compañía ofrece asesoría focalizada en la valorización de otros productos prioritarios. "En esos casos no hacemos ningún proceso de conversión, sino que proveemos almacenamiento temporal de los residuos en nuestras plantas de Antofagasta, Santiago y Concepción, ofreciendo así cobertura de Arica a Punta Arenas. Posteriormente, entregamos esos materiales a empresas que puedan procesarlos, siempre que cuenten con los permisos ambientales necesarios", explica Salamanca.
Revisión y validación de residuos en Planta Hidronor.
Así ocurre, por ejemplo, con las baterías fuera de uso (BFU) de automóviles. "Las almacenamos en grandes volúmenes y, posteriormente, como no las sometemos a ninguna transformación, las derivamos a una empresa especializada para que haga un proceso de desarme, pueda recuperar el plomo y así destinarlo a la producción de cátodos para la minería", detalla.
El profesional añade que el desmantelamiento de las BFU genera como residuo una borra de ácido, la cual debe ser tratada adecuadamente para su disposición final.
Plásticos y Electrónicos
Otro residuo que llega para almacenamiento son los plásticos en desuso contaminados, provenientes de instalaciones industriales. "A veces estos plásticos presentan trazas de residuos peligrosos, al proceder de tierras contaminadas. Aquí, los sometemos a un proceso de descontaminación mediante lavado. Después, los reinsertamos en la cadena productiva, como envases, o bien los chipeamos para que sean transformados en otros plásticos, por una empresa especializada", señala Salamanca. Entre las variedades que se reciben de este material están el HDPE, PET y PVC.
La compañía también consolida a nivel nacional distintos aparatos eléctricos y electrónicos en desuso, como celulares o placas madres de computadores. Estos residuos, en parte, son almacenados y valorizados a empresas recicladoras para que realicen un proceso de desarme, donde se extraen los metales preciosos y el aluminio de las carcasas metálicas. De igual modo, los metales preciosos (oro, platino, níquel y estaño, entre otros) se envían a Europa para ser procesados en hornos a altas temperaturas.
Un procedimiento similar se ejecuta con los transformadores eléctricos fuera de uso. "Primero, drenamos todo el líquido dieléctrico que después se aprovecha para generar combustible alternativo. La carcasa de metal del aparato se corta y luego la vendemos a industrias especializadas", precisa Salamanca.
El Gerente de Ventas y Marketing de Hidronor indica que hay residuos peligrosos que, debido a que Chile no cuenta con una regulación específica que permita incinerarlos, se deben exportar para eliminarlos en instalaciones que cumplen con los estándares requeridos para su destrucción a alta temperatura. En este grupo se encuentran los compuestos organoclorados, como los bifenilos policlorados (PCB) presentes en los transformadores (prohibidos en 1982 a nivel mundial); los pesticidas, que se generan en la agroindustria; y el cianuro en altas concentraciones, procedente de la industria minera.
Más allá del necesario trabajo para eliminar y disponer ciertos residuos, en Hidronor destacan que siguen explorando alternativas para apoyar el avance de la economía circular, considerando sus beneficios para el país. Jorge Stagno concluye: "Migrar hacia un modelo de producción circular, no solo contribuirá a un mayor cuidado del medio ambiente, sino que también sumará a la economía de Chile y el mundo, ya que, al dar nuevos tratamientos o revalorizar residuos, se abrirán nuevas ventanas comerciales para el país, lo que incrementará el desarrollo y crecimiento nacional".
Artículo publicado en InduAmbiente N° 174 (enero-febrero 2022), págs. 34-35.