El 19 de noviembre pasado se conmemoró el Día mundial del Retrete o, como diríamos en Chile, del WC. Este objeto, que está en todos los baños de la ciudad y no siempre se le da la importancia que realmente tiene, es la primera etapa para que las aguas residuales de la Región Metropolitana (RM) lleguen a las biofactorías de Aguas Andinas y se le dé una nueva vida a esa agua y a los residuos orgánicos, que luego se convierten en energía, gas natural y fertilizante. Un servicio que está bajo nuestros pies y que a veces pasa desapercibido.
En la RM hay más de 12 mil kilómetros de alcantarillado, una longitud que se puede comparar con la distancia entre Santiago y Noruega. Esos miles de kilómetros transportan los desechos residenciales que luego se someten a procesos de depuración ambiental, algo que en Chile nos parece común, pero en otras partes del mundo es un anhelo. Por este motivo, la ONU creó este día para celebrar la importancia de los inodoros, pero por sobre todo para crear conciencia respecto a los 3.600 millones de personas que viven sin acceso a un saneamiento gestionado de forma segura.
En este contexto, Chile tiene una posición privilegiada: según el BID, pertenece al 28% de los países de Latinoamérica y el Caribe que cuenta con tratamiento de aguas servidas. Un avance muy positivo al cual Aguas Andinas, en alianza con el Estado, ha hecho un aporte muy relevante: logró tratar el 100% de las aguas servidas en la RM, gracias a un Plan de Saneamiento que incluyó la construcción de biofactorías, la ejecución de Mapocho Urbano Limpio y la creación de un parque inundable en el antiguo Zanjón de la Aguada.
Un hito medioambiental que convirtió a Chile en un ejemplo mundial de saneamiento y se consiguió en apenas 12 años, mientras que a algunos países desarrollados les ha tomado casi cuatro décadas. Y, lo que es aún más importante, ha permitido depurar y devolver al medio ambiente más de 6 mil millones de m3 de agua.
Biofactorías: Nuevos Recursos
Aguas Andinas trata el 100% de las aguas residuales de más de 8 millones de personas en sus biofactorías, es decir, alrededor de 509 millones de m3 de agua –cifra equivalente a más de dos embalses El Yeso– que hoy puede ser recuperada y reusada.
Las biofactorías reemplazaron a las antiguas plantas de tratamiento y, basándose en el concepto de economía circular, no sólo tratan las aguas servidas, sino que también transforman los residuos en gas natural para la ciudad, electricidad y biosólidos que se ocupan como abono orgánico para la agricultura. Estas instalaciones son un modelo mundial que cuenta con el sello de cero residuos y, como dice una conocida canción, en donde "nada se pierde, todo se transforma".
La iniciativa Mapocho Urbano Limpio significó otro cambio muy significativo para Santiago, ya que a través de la construcción de un colector interceptor subterráneo que avanza paralelamente al río se liberó su cauce de las aguas servidas.
El director de Planificación, Ingeniería y Construcción de Aguas Andinas, Cristián Schwerter, cuenta que "con esta iniciativa, se cerraron 21 descargas de aguas servidas que se vertían sobre el río, generando un foco de insalubridad que atravesaba la ciudad. Hoy la totalidad de los efluentes de la Región Metropolitana se encuentran libres de aguas residuales y son devueltos a los cauces naturales. Incluso, esta es la razón por la que cada vez es más común el avistamiento de fauna en el río cruzando la ciudad y ver la flora autóctona creciendo a sus alrededores".
En sus biofactorías, Aguas Andinas trata el 100% de las aguas residuales de más de 8 millones de personas.
La Ruta de los Residuos
Hace casi 20 años atrás, un popular programa para niños realizó una nota sobre la "Ruta de la Caca", una imagen que quedó en la memoria colectiva, pero que hoy es muy distinta. En la actualidad, los residuos orgánicos pasan directamente desde el WC a la red de alcantarillado de Aguas Andinas y no por el río Mapocho u otros cauces de la ciudad para, posteriormente, llegar a las biofactorías Mapocho-Trebal y La Farfana, como también a 12 instalaciones más pequeñas en otras localidades que trabajan bajo el mismo concepto.
Las biofactorías depuran más de 1.300 millones de litros de agua residual diariamente, que posteriormente es devuelta limpia al río. En el proceso, los desechos naturales se transforman en biosólidos, que se utilizan como abono orgánico de más de 30.000 hectáreas. También se genera energía eléctrica para autoabastecimiento, suministrando el 86% del total de energía eléctrica consumida por la biofactoría Mapocho Trebal, lo que equivale al consumo de una ciudad de aproximadamente 100.000 habitantes. Por último, se produce biogás que se utiliza para la calefacción de calderas de la planta, generación eléctrica y gas natural que permite abastecer a cerca de 40.000 familias de Santiago.
Solución para la Sequía
Actualmente, en el agua depurada por las biofactorías se encuentra una de las soluciones más rápidas y sustentables para enfrentar la grave sequía que afecta a la zona central del país hace más de una década. Según Cristián Schwerter, "desde que comenzaron a funcionar las biofactorías, se han devuelto 6.341 millones de m3 de agua depurada a los ríos, y ese recurso se podría reutilizar, sobre todo en el contexto de 14 años consecutivos de sequía, tal como lo hacen Estados Unidos, Singapur, España, entre otros países en el mundo".
Con ese objetivo, Aguas Andinas ha propuesto entregar el agua depurada en condiciones para riego desde la biofactoría Mapocho-Trebal a los regantes de la primera sección del Maipo. A la vez, recibirá la misma cantidad de agua del río para abastecer a la ciudad.
Schwerter destaca que esta "es una oportunidad a gran escala. A partir de la infraestructura existente de saneamiento de la ciudad y con la incorporación de infraestructura de transporte del agua depurada con una capacidad de 3 m3/s (de un promedio de depuración total de 16,1 m3/s), se podrá aportar anualmente entre 60 a 90 Hm3 de agua para ser reutilizada en riego agrícola, y con ello dejar disponible agua del río Maipo para ser potabilizada".
La conducción de agua depurada se realizará a través de una tubería de 35 km de longitud, desde la biofactoría Mapocho-Trebal hasta el río Maipo, aguas arriba de la bocatoma Clarillo. Actualmente, el proyecto se encuentra en la etapa de desarrollo de ingeniería básica y elaboración del estudio de impacto ambiental y se estima que podría entrar en operación en el año 2026. Asimismo, considera una inversión de aproximadamente $145.000 millones (aprox. US$160 millones).
Artículo publicado en InduAmbiente 179 (noviembre-diciembre 2022), páginas 28 a 29.