A las aguas residuales domésticas se les mira cada vez con menos indiferencia. Tanto en Europa, Estados Unidos como en otros países de América como Chile. Primero que todo, por su reutilización en riego, una vez saneadas, debido a la creciente sequía que se registra en diferentes latitudes. Y en los últimos meses, porque en muestras tomadas en redes de alcantarillado y en plantas de tratamiento han revelado la presencia del temido coronavirus.
Incluso, hay estudios que hallaron trazas del Covid-19 en estos residuos líquidos antes que se comenzará a propagar la enfermedad en Wuhan, China.
Según un artículo publicado en la revista científica Nature, el SARS-CoV-2 “puede encontrarse en heces humanas tres días antes de que los individuos infectados presenten síntomas y su rastro puede permanecer hasta tres semanas después del contagio”.
En México, ingenieros de la Universidad Nacional Autónoma desarrollaron un método que detecta fragmentos genéticos del nuevo coronavirus en aguas residuales, el cual podría alertar sobre nuevos brotes de esta enfermedad hasta 10 días antes de que los portadores manifiesten los primeros síntomas.
Y en Chile, el Dr. Alejandro Dinamarca, microbiólogo e investigador del Centro de Micro Bioinnovación de la Universidad de Valparaíso, declaró en un reportaje sobre el tema que “la presencia del virus (o de su material genético) se explica porque las personas contagiadas -sintomáticas o asintomáticas- pueden verse afectadas por éste en diferentes órganos o sistemas del cuerpo humano y uno de ellos es el sistema gastrointestinal. De ahí que el virus haya sido detectado en heces de personas infectadas incluso por periodos de hasta tres semanas”.
Grandes hallazgos que partieron en marzo, en Europa, y que serían muy útiles para el control de la enfermedad.
Experiencias en Chile
Esta nueva vía de estudio de la trazabilidad del coronavirus, menos invasiva y de menor costo que los exámenes de PCR, ha sido aplicada hasta ahora en al menos quince países. Chile es uno de ellos, realizándose campañas de análisis en al menos tres ciudades: Chillán, Valparaíso y Santiago.
En la Región Metropolitana (RM), el Centro Tecnológico del Agua (Cetaqua), con el apoyo de Aguas Andinas, impulsan desde julio un proyecto para “detectar el virus SARS-CoV-2 en las aguas servidas, cuantificarlo, estimar su carga viral y establecer algoritmos que permitan predecir de manera temprana el potencial riesgo de exposición en sectores de Santiago”.
El estudio, que durará cuatro meses, busca convertirse en un Observatorio de Vigilancia Epidemiológica Ambiental para controlar la pandemia por Covid-19 en la RM.
Hoy en día, se analizan numerosas muestras de aguas residuales en alcantarillas y biofactorías (plantas de tratamiento de aguas servidas) de Aguas Andinas. Ahí se detectan y estudian trazos genéticos del SARS-CoV-2, estableciéndose luego modelos que posibiliten asociar el movimiento del virus en la ciudad con la trazabilidad de los contagios.
El estudio considera tomas de muestras en una parte de la cuenca de Santiago, que se suman a la recolección de información de casos incidentes de Covid-19 en la misma área. Así, durante 10 semanas se recogerán muestras que aportarán los algoritmos necesarios para sustentar un sistema de vigilancia integrado que rastree no solo el virus, sino también su relación con los nuevos casos que vayan apareciendo.
“Lo interesante de este proyecto es que no solo se analizan las aguas que llegan hasta las biofactorías, sino también lo que se puede establecer en territorios delimitados al nivel de alcantarillas, permitiendo determinar de mejor manera la territorialidad en la presencia del virus y su carga viral. Esperamos que, al final de este proceso, podamos también informar a las autoridades de salud cómo va variando la presencia del SARS-CoV-2 en nuestro entorno y monitorear dónde se producen rebrotes e incremento de nuevos casos”, indica la doctora Sandra Cortés, líder del proyecto.
Datos en Plataforma
Toda la información recopilada se sube a la plataforma Covid19 City Sentinel, donde se visualiza cómo está distribuido el virus en la capital, a través de las trazas que se detecten en las aguas de los alcantarillados.
La herramienta posibilita el monitoreo de eventuales rebrotes e incrementos de nuevos casos en lugares de la ciudad. Y entrega información útil para tomar medidas anticipadas destinadas a abordar la pandemia, como la generación de alertas tempranas preventivas.
Este proyecto se desarrolla colaborativamente junto a un equipo de expertos de cuatro universidades chilenas: Católica de Santiago y de Valparaíso, Andrés Bello y del Desarrollo. Además, recoge la experiencia previa del grupo Suez en España, que desarrolló la versión europea del Covid19 City Sentinel con las Universidades de Barcelona y Santiago de Compostela, quienes aportaron su conocimiento en virus y en ingeniería química, respectivamente.
Artículo publicado en InduAmbiente 165 (julio-agosto 2020), pág. 40-41.