Lo de "pasado pisado" no siempre aplica. A veces, es conveniente y necesario hurgar hacia atrás y rescatar prácticas o costumbres de nuestros antepasados que hoy en día siguen ofreciendo buenos resultados.
En tiempos de cambio climático y sequía, soluciones basadas en la naturaleza, como técnicas ancestrales de infiltración natural de acuíferos, son perfectamente factibles de aplicar. Y así se está haciendo cada vez más.
Las amunas, por ejemplo, son un sistema prehispánico de recarga artificial de acuíferos, construido con piedras impermeables y canales de infiltración permeables que posibilita que el agua se filtre en el subsuelo durante la temporada de lluvias. Esto se conoce como "siembra" de agua y permite que las comunidades, a través de diversas técnicas, puedan "cosechar" este recurso en periodos de escasas o nulas precipitaciones.
Cabe precisar que el concepto acuífero, según el Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería (CRHIAM), alude a las "unidades geológicas que contienen y liberan aguas subterráneas".
A modo de contexto, Juliana Durán, Jefa de Especialidad Gestión de Recursos Hídricos y Remediación en Arcadis Chile, expone que en nuestro país el agua subterránea juega un rol relevante para la población, la economía y el medio ambiente. Sin embargo, asegura, "la información disponible para comprender su funcionamiento y evaluar sus reservas parece escasa. En la actualidad y en el marco del nuevo Código de Aguas, se está abordando una temática relacionada con la gestión sustentable de los acuíferos que permita su protección limitando el otorgamiento de nuevos derechos de aguas subterráneas".
A su juicio, es muy necesario "aunar esfuerzos para garantizar el uso sustentable de los recursos hídricos subterráneos en todo el territorio nacional".
Plan Nacional
En Chile, por la cada vez menor disponibilidad de recursos hídricos para abastecer a los distintos usuarios, la infiltración de acuíferos, como medida de adaptación al cambio climático, ha venido ganando terreno en los últimos años. Como incentivo, en octubre de 2019 el gobierno de Sebastián Piñera puso en marcha el "Plan Nacional de Recarga Artificial de Acuíferos". La nueva herramienta, a cargo de la Comisión Nacional de Riego (CNR), contempló en su primera etapa, como experiencia piloto, un estudio para evaluar y monitorear esta práctica en la segunda sección del Río Cachapoal.
"El plan busca recargar las napas subterráneas con el objetivo de mejorar los rendimientos de los pozos y así aumentar la capacidad de riego", señaló en ese entonces el ex Ministro de Agricultura, Antonio Walker.
También se creó una mesa participativa con los servicios públicos relacionados con este tipo de proyectos y se dispuso recursos de la Ley de Fomento al Riego para bonificar obras de infiltración que permitan almacenar agua en los acuíferos.
¿Qué se ha hecho hasta ahora? La CNR elaboró, en conjunto con instituciones internacionales como CSIRO y la UC Davis, una "Guía Metodológica de Recarga de Acuíferos Gestionada", que incorpora los aspectos básicos para que las organizaciones y los propios regantes puedan llevar a cabo un proyecto de este tipo.
En la cuenca del río Diguilín se ha realizado un trabajo de recarga de acuíferos.
Y respecto al proyecto piloto en la cuenca del Cachapoal, se construyeron dos balsas de infiltración, de 1.250 metros cuadrados cada una, que permitieron una recarga efectiva de 77 días en invierno. Las obras alcanzaron una capacidad de 270 mil metros cúbicos de agua, aproximadamente, lo que equivale a 5 pequeños embalses.
Potencial y Barreras
Paul Dourojeanni, Líder de Gobernanza e Institucionalidad de la iniciativa Escenarios Hídricos 2030 (EH2030) –que coordina Fundación Chile junto a sus pares Futuro Latinoamericano y Avina– da una explicación general antes de explayarse en los aspectos específicos de este tema: "Hay que entender que la infiltración es un proceso que sucede naturalmente a través de los ríos, lagos, suelos y cualquier superficie de territorio que reciba agua. Por eso, cuando hablamos de incluir a la infiltración natural como medida de adaptación, significa mejorar las condiciones de recarga. Esto, por ejemplo, reduciendo la velocidad con que el agua recorre la superficie para que tenga mayor oportunidad de infiltrarse, o bien mejorando las condiciones de permeabilidad del suelo para acelerar la infiltración de agua al subsuelo, y potencialmente recargue los acuíferos".
Aclara que, en estricto rigor, la infiltración natural es también una medida de recarga artificial de aguas, ya que lo que se está haciendo es "intervenir el medio para acelerar procesos que suceden naturalmente. Por lo tanto, estas acciones no son antagónicas, sino complementarias. La diferencia entre la recarga natural y la artificial es el nivel de recursos técnicos y económicos para su implementación, y los riesgos que tienen asociados".
Enseguida releva las oportunidades que otorga este tipo de soluciones: "Son medidas que no requieren de grandes inversiones, y muchas de ellas no poseen ningún impedimento legal para su implementación. Al tener estas condiciones, son aplicables a muy corto plazo y socialmente aceptadas. Por ejemplo, las alternativas de infiltración pueden conversar con los planes maestros de aguas lluvias. El potencial es enorme".
Sobre las barreras presentes para este tipo de proyectos, el especialista plantea que están relacionadas con "el desconocimiento existente y el potencial beneficio que generan dada la falta de experiencias y monitoreo de su impacto. Sumado a lo anterior, ha habido un cuestionamiento de las medidas por la poca precipitación que ha caído. Sin embargo, en el futuro los escenarios prevén que lloverá en menor cantidad pero con eventos de mayor intensidad y corta duración. Estas soluciones, por lo tanto, pueden aprovechar el agua caída y también reducir el riesgo de inundaciones potenciales, teniendo otros múltiples beneficios".
Paul Dourojeanni destaca que la infiltración de agua no requiere grandes inversiones.
Ahondando en los obstáculos, el Dr. José Luis Arumí, investigador principal del CRHIAM, comenta que existen varias brechas significativas que han dificultado la masificación de la recarga artificial de aguas subterráneas en Chile. "La primera es técnica, pues se deben identificar cuáles son las zonas donde la recarga artificial puede implementarse. No es posible hacerlo en cualquier área, sino que deben cumplirse tres condiciones básicas: que exista agua superficial para recargar, que el material de los suelos permita la infiltración y que el acuífero tenga la capacidad de almacenar el volumen infiltrado".
Agrega que una segunda brecha es el enfoque de la recarga artificial, ya que "una recarga exitosa requiere de la integración de los usuarios, lo que no ha sido fácil. Se necesitan proyectos de carácter territorial, liderados por las organizaciones de usuarios de agua, en los cuales las juntas de vigilancia y las asociaciones de canalistas comparten sus derechos de agua superficiales para infiltrarla y las comunidades de aguas subterráneas administran el volumen recargado".
Ratificando lo anterior, Harry Fleege, representante de la primera sección de la Junta de Vigilancia del Río Maipo, expuso hace algún tiempo, en una carta a un medio de comunicación, que "aún existen en Chile barreras de entrada, económicas y técnicas para realizar la recarga artificial del acuífero. Por una parte, es necesario facultar a las organizaciones de usuarios de aguas –administradoras de los derechos de aprovechamiento de sus asociados– para realizar la infiltración de los derechos que administran. Además, se requiere establecer certeza respecto a la modalidad de extracción de lo que se infiltra. No se sabe cómo, cuánto, ni dónde se podrá extraer, lo que desincentiva cualquier decisión para invertir en esta tecnología".
Proyectos Destacados
Dourojeanni destaca que en Chile existe una amplia experiencia de proyectos de infiltración de acuíferos, impulsados por el Estado desde INDAP y CONAF, y últimamente por diversos municipios, comunidades, organizaciones de usuarios, empresas y privados. "Todos ellos, con resultados exitosos, han demostrado el potencial de este tipo de soluciones naturales para mejorar la condición hídrica y ambiental del territorio", afirma.
En particular, el profesional releva dos iniciativas que EH2030 ha seguido muy de cerca: el proyecto Parque de Las Aguas, en el Jardín Botánico de Viña del Mar (Región de Valparaíso); y el programa de recuperación de suelos que ejecuta el Programa de Desarrollo Local de Curepto (Región del Maule).
El proyecto viñamarino consiste en la recuperación de 250 hectáreas degradadas mediante la construcción de zanjas de infiltración y reforestación con especies nativas. "Gracias a las zanjas, aumenta entre 30 y 90% el agua de lluvia que se infiltra y recarga el acuífero, donde el recurso se almacena de forma natural por dos años, en vez de escurrir hacia el mar en menos de un día", detalla.
En sus cuatro años de implementación, el proyecto ha logrado recuperar unos 200 millones de litros de agua anuales. Además, se han construido más de 24 kilómetros lineales de zanjas y se han plantado más de 24 mil árboles nativos. "Es un bosque esclerófilo que contribuye a la retención del agua en el suelo y a la recuperación de la biodiversidad", revela el ejecutivo.
Zanjas de infiltración en el Jardín Botánico de Viña del Mar.
En el caso de Curepto, el programa consiste en una aplicación mixta de zanjas de infiltración y control de cárcavas, medidas que se complementan en la recuperación del suelo y retención de agua. Sólo en 2020 se intervinieron 116,7 hectáreas con ambas técnicas, las cuales permiten que la humedad del suelo se mantenga por mayor tiempo y se logre así la recuperación de la capa vegetal.
Dourojeanni subraya que ambas intervenciones "han significado un aporte de más de 350 millones de litros de agua al año, equivalente al consumo anual de cinco mil personas".
El Dr. Arumí, en tanto, recuerda el proyecto pionero en la materia en Chile, que fue desarrollado en Santiago por la Asociación de Canales del Maipo. "Ha sido escuela para todos", señala. Menciona también los pilotos impulsados por la CNR en las regiones de O'Higgins y Ñuble, donde sobresale la experiencia de recarga en la cuenca del río Diguillín. La Comisión Nacional de Riego realiza actualmente un estudio para cuantificar la recarga de acuíferos en canales de este curso de agua.
Añade: "Otros proyectos destacados son los de la Comunidad de Aguas Subterráneas de Copiapó, que tiene interesantes experiencias de recarga de acuíferos, y uno en Coquimbo de reciente implementación".
Desafíos
¿Qué próximos pasos se deben dar para un desarrollo mucho mayor de la infiltración de acuíferos? Según el experto de EH2030, "el mayor desafío de las autoridades será generar los incentivos y espacios de colaboración entre las comunidades, los sectores público y privado, y la ciencia para pasar del diagnóstico a la implementación de soluciones. El Estado no podrá por sí solo y necesitará del apoyo de todos los sectores y habitantes del país, en particular desde los territorios".
A su vez, el investigador del CRHIAM invita a las autoridades a reconocer que "esta es una solución a largo plazo que transciende los cuatro años de un período presidencial y a continuar trabajando en una política de Estado" al respecto.
DATO:
30%
Del agua dulce del mundo corresponde a aguas subterráneas almacenadas en formaciones geológicas llamadas acuíferos, según el International Groundwater Resources Assesment Centre.
++++
Recuadro:
Aportes Relevantes
En Escenarios Hídricos 2030, cuyo propósito es contribuir a que Chile alcance la seguridad y sustentabilidad hídrica al año 2050, han hecho diversos estudios en relación a la recarga de acuíferos y su aporte a dicho objetivo. Paul Dourojeanni detalla: "Hemos logrado estimar el impacto que podrían tener las acciones de infiltración de acuíferos en los territorios. Contamos con aproximaciones de su potencial de aporte volumétrico, específicamente, en las cuencas del Maule y Maipo, incluyendo cuál sería el costo referencial de inversión en cada caso. Esto permitirá a los tomadores de decisión, autoridades locales y/o comunidades disponer de insumos para la planificación e implementación de soluciones de infiltración en los territorios".
Desde el CRHIAM también han generado información relevante en torno a esta materia. El Dr. José Luis Arumí comenta: "Hemos desarrollado investigación para comprender cómo funciona la recarga natural y cómo podemos desarrollar recarga artificial. Por eso estamos trabajando arduamente con la Comisión Nacional de Riego y la Dirección General de Aguas, junto con las OUAs y otras entidades como ALHSUD, para generar recomendaciones que ayuden a la implementación de esta tecnología en Chile".
Artículo publicado en InduAmbiente 175 (marzo-abril 2022), páginas 20 a 23.