Uno de los desafíos más urgentes que hoy impone el cambio climático a los sectores productivos, a los centros poblados y a todos en general es hacer una gestión sostenible del agua. Una tarea vital en la que las empresas que se dedican a la gestión y tratamiento de recursos como el agua o los residuos, juegan un rol clave.
Así lo entienden en Veolia, compañía multinacional cuyo objetivo es aportar soluciones ambientales inteligentes y eficientes para el desarrollo sostenible de las más diversas industrias, con el propósito de avanzar hacia una transformación ecológica útil para la sociedad.
"En Chile, nuestra marca ha estado asociada principalmente a la gestión de residuos, sin embargo, a nivel internacional y local proveemos soluciones en tratamiento de agua con altos estándares de cumplimiento y garantías de ejecución de proyectos y servicios. Para ello diseñamos, suministramos, financiamos y operamos plantas que se adaptan a las necesidades de cada cliente, ya sea a través de soluciones compactas o de la integración de sistemas de mayor capacidad o complejidad", comenta Paula Salas, responsable de ingeniería y construcción de Veolia Chile.
En ese contexto, en el año 2020, la compañía comenzó a implementar en nuestro país soluciones compactas orientadas al tratamiento de aguas para distintos usos, sobre la base principalmente de sistemas de filtración y ósmosis inversa. La ejecutiva detalla: "En el caso de la filtración, tenemos productos para el abatimiento de hierro, manganeso, arsénico, olor y sabor, y turbiedad. Y en ósmosis inversa, tenemos sistemas compactos tanto para agua de mar como para agua salobre, aguas de proceso que requieran remoción de sales o elementos disueltos en el agua. Para el caso de aguas servidas o residuales también contamos con soluciones integradas para la remoción de contaminantes biológicos y físico químicos".
Aplicaciones y beneficios
Paula Salas comenta que las soluciones compactas que proveen se pueden aplicar en los más diversos sectores industriales que requieren abastecerse de agua para sus procesos o necesitan remover contaminantes de las fuentes de agua fresca, de agua de mar o de aguas de proceso para reúso.
"Ejemplo de ello son las empresas sanitarias que producen agua potable o tratan aguas servidas; empresas mineras que requieren agua para sus procesos de explotación o para sus campamentos; empresas de alimentos que demandan un agua ingrediente de calidad específica; empresas productoras en el área agrícola que necesitan grandes cantidades de agua para riego y lavado de cultivos; empresas inmobiliarias, hoteles y hospitales que utilizan sistemas de potabilización y saneamiento para sus proyectos; y en general, toda empresa que incluya agua en sus procesos productivos y que se enfrente a la necesidad de abastecerse de nuevas fuentes, como agua de mar, aguas servidas tratadas, efluentes de sus procesos industriales, o aguas de napas subterráneas que han sufrido un deterioro en su calidad", indica.
Añade que en los últimos años han ejecutado una gran variedad de proyectos de diseño y construcción, además de servicios de operación y mantenimiento. En lo que respecta a los sistemas compactos o estandarizados, en particular, comenta que en 2021 se adjudicaron el proyecto de suministro, montaje y puesta en marcha de 35 filtros de abatimiento de turbiedad para una empresa sanitaria en tres de sus instalaciones. "Nuestro desarrollo de soluciones compactas y estandarizadas nos permitió contar con una oferta muy competitiva respecto a costos y a tiempos de respuesta, sin afectar el alcance ni la calidad de la solución ofertada", destaca la especialista.
De manera más general, asegura que el uso de los sistemas compactos para tratar aguas que implementa Veolia ha demostrado tener múltiples ventajas y beneficios, entre los que figuran: "La reducción de costos de insumos y equipos gracias a la estandarización; la reducción en los tiempos de respuesta, tanto en la etapa de cotización como en la implementación de las soluciones; la flexibilidad, en caso de requerir ampliación de las plantas o traslado de éstas a nuevas instalaciones". Agrega que el carácter modular de estas soluciones permite instalar desde uno a diez o más sistemas en paralelo, todos con el mismo estándar, y con la posibilidad de hacer crecer las instalaciones de acuerdo a las necesidades del cliente.
Los sistemas compactos para tratar aguas de Veolia se pueden aplicar en todo sector productivo que requiera abastecerse o descontaminar efluentes.
Transformación Ecológica
Desde una perspectiva más amplia, Paula Salas recalca que "el propósito de Veolia es liderar la transformación ecológica. Esta razón de ser comprometida y ambiciosa involucra a nuestros distintos grupos de interés para obtener resultados que beneficien a todos, y en ese sentido, damos gran importancia a las soluciones que apunten a abordar los problemas de déficit hídrico, reúso, tratamiento de agua de mar, reducción de efluentes (zero liquid discharge), reducción de contaminantes e iniciativas de hidrógeno verde, entre otros".
En ese contexto, la empresa también presta apoyo para el cumplimiento de las nuevas regulaciones que buscan mejorar la gestión del agua, como ocurre con la Ley 20.998 de Servicios Sanitarios Rurales que comenzará a regir el próximo año en Chile, con miras a asegurar el abastecimiento de agua potable y el saneamiento de las aguas residuales a quienes viven en los campos de nuestro país. Al respecto, la especialista señala: "Veolia pone sus soluciones y toda su experiencia técnica en diseño, suministro, construcción y operación de sistemas de potabilización y saneamiento al servicio de las organizaciones responsables de los Servicios Sanitarios Rurales y de todas las instituciones o empresas involucradas en la implementación de estos sistemas. Junto con ello, es clave en este tipo de proyectos el acompañamiento post venta, no sólo para cumplir con las garantías, sino también para entregar la asesoría técnica necesaria para favorecer la continuidad en la operación del sistema implementado, con la posibilidad además de crecimiento futuro".
Artículo publicado en InduAmbiente 179 (noviembre-diciembre 2022), páginas 42 a 43.