El 27 de julio de 2013 se publicó el Decreto 10 que selló el acuerdo entre el Gobierno de Chile y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para poner en marcha el plan de gestión para eliminar progresivamente el uso de Hidroclorofluorocarbonos (HCFC) en nuestro país. Ello, en el marco del cumplimiento del Protocolo de Montreal, acuerdo internacional vinculante suscrito por Chile, cuyo objetivo es proteger la capa de ozono a través del control de la producción y el consumo de las sustancias que la degradan.
Alrededor del 65% del consumo total de HCFC en nuestro país corresponde al denominado R-22, compuesto que se utiliza preferentemente en sistemas de refrigeración y aire acondicionado. Y la industria del sector, por cierto, ya se prepara para acatar los compromisos al respecto. Jorge Sandrock, vicepresidente de la Cámara Chilena de Refrigeración y Climatización, señala: “Estamos trabajando en el plan de manejo y eliminación de este refrigerante de aquí al año 2030. Inicialmente se había comprometido su eliminación para el año 2040, pero hubo una anticipación de 10 años. Los 16 años que quedan es un tiempo más que prudente para preparar a la industria y a los usuarios en la reconversión de equipos y la utilización de los nuevos fluidos con que se van a reemplazar”.
Este proceso tiene varias aristas y uno de los desafíos importantes es encontrar los sustitutos apropiados. Así lo plantea Klaus Peter Schmid, director de la misma entidad gremial: “Para reemplazar los refrigerantes HCFC se ha promovido el uso de los hidroflorocarbonos o HFC, como el R-134a y el R-404a. Sin embargo, a nivel mundial se está analizando la opción de incorporar también estas sustancias al Protocolo de Montreal, no por su potencial daño a la capa de ozono, sino por su alto factor de calentamiento global. Entonces, este cambio propuesto no sería definitivo”.
El tema preocupa porque los horizontes de cumplimiento son acotados. “El año 2015 se debieran reducir las cantidades importadas de HCFC en un 10%”, comenta Schmid. Y agrega: “En el escenario actual, conviene dar unos dos o tres años de desarrollo al mercado industrial de los países desarrollados para que generen sustitutos adecuados, los prueben, los masifiquen y bajen sus precios de manera que sean tecnologías disponibles a valores alcanzables para nosotros en Chile”.
Posibles Sustitutos
Los especialistas esperan que el plan para eliminar los HCFC sea muy similar al que se implementó durante la década pasada en Chile para el manejo de gases refrigerantes del tipo Clorofuorocarbonos (CFCs), como el R-12. “Esa fue una experiencia muy exitosa, que incluso ha sido reconocida internacionalmente, y terminó el año 2010 con el cierre de nuestras fronteras a la importación de los CFCs. En lugar de ellos se empezaron a usar refrigerantes ecológicos”, recuerda Jorge Sandrock.
A nivel mundial, el proceso para encontrar sustitutos adecuados para los R-22 está en plena marcha, pero no ha estado exento de problemas.
Sandrock detalla: “Aún no hay una definición clara de con qué se va reemplazar este refrigerante. Se han probado varios fluidos, pero han presentado dificultades, como el R-407C que al ser una mezcla de sustancias producía una serie de trastornos en el proceso de carga y de fuga. Después de eso, algunas compañías han probado con el R-410 que es una mezcla un poco más estable, pero igual obliga a hacer cambios de aceite y de lubricantes para los compresores”.
Lea este artículo completo en Revista N° 128, páginas 92 a 94.