El amoníaco es una sustancia que se encuentra en la naturaleza generada por acción de bacterias, plantas y animales en descomposición y por desechos animales. A temperatura ambiente es un gas incoloro de olor muy penetrante y nauseabundo. Este compuesto también se produce de manera artificial y una mínima parte de dicha producción se utiliza en sistemas de refrigeración.
A nivel industrial, la refrigeración con amoníaco está presente en sectores como el frutícola, pesquero, elaboración de bebidas y cerveza, entre otros. Pese a ello, en Chile no existen normas o reglamentos que regulen estos sistemas, salvo en algunos temas puntuales. Sobre ese escenario, hasta ahora cada profesional diseña, construye, mantiene y opera las instalaciones generalmente siguiendo parámetros internacionales y acorde a sus conocimientos, por lo que hay instalaciones con distintos niveles de seguridad.
Frente a esta realidad, representantes de empresas e instituciones privadas ligadas a los rubros antes mencionados, autoridades y bomberos, trabajan desde febrero de 2012 en crear un Manual de Buenas Prácticas en Refrigeración con Amoníaco impulsado por la Cámara Chilena de Refrigeración y Climatización AG y la Asociación de Profesionales de Climatización y Refrigeración DITAR, cuyo objetivo central es aumentar la seguridad de quienes trabajan con estos sistemas.
Peter Yufer, director de la Cámara y coordinador de esta iniciativa, expone: “Considerando que un mal trabajo en la ingeniería, ejecución o mantención de estos sistemas conlleva riesgos, un grupo de empresarios del rubro con Responsabilidad Social Empresarial nos reunimos para elaborar un documento que entregue herramientas a los usuarios finales para que puedan mejorar las instalaciones existentes y, a su vez, para que las nuevas construcciones y ampliaciones se ejecuten de acuerdo a estándares internacionales”. El especialista precisa que esta guía no considera instalaciones frigoríficas correspondientes a medios de transporte terrestre, marítimo o aéreo.
El Manual está en su etapa final de desarrollo y es de carácter indicativo. Además, este trabajo se está utilizando como base para un reglamento que prepara el Ministerio de Salud, el cual será obligatorio.
Riesgos Asociados
Según datos de la Asociación Chilena de Seguridad, en niveles mayores a 5 ppm, el amoníaco ya se puede detectar por su fuerte olor irritante. “Esto suele generar alarma entre las personas, pese a que en pequeñas cantidades este compuesto no conlleva riesgo”, asegura Yufer.
Para proteger a los trabajadores de los efectos crónicos de la exposición a este gas, el Decreto Supremo N° 594/1999 establece un Límite Permisible Ponderado de 20 ppm. Y para prevenir los efectos irritantes durante exposiciones cortas define un Límite Permisible Temporal de 35 ppm.
Lea este artículo completo en Revista N° 128, páginas 96 a 99.