Lunes 3 de febrero de 2025.- Continúa la controversia en torno al Proyecto Integrado de Infraestructura Energética para la Generación de Hidrógeno y Amoníaco Verde (INNA), que la empresa AES Andes pretende desarrollar en la comuna de Taltal a escasos kilómetros del centro astronómico Paranal.
A la alerta levantada por numerosos científicos de todo el orbe por los eventuales perjuicios que dicha iniciativa provocaría a uno de los mejores sitios para estudiar el espacio exterior en el mundo, hoy se sumó la voz de Itziar de Gregorio-Monsalvo, representante en Chile del Observatorio Europeo Austral (ESO), organización que opera los telescopios de dicha instalación ubicada en el desierto de Atacama, quien aseguró que la coexistencia de ambas actividades es "imposible".
La astrofísica argumentó su postura indicando que las observaciones de ESO se verían seriamente afectadas por la contaminación lumínica asociada al complejo energético, como también por el polvo generado durante su eventual construcción y las turbulencias atmosféricas causadas por las turbinas eólicas, que -según ha denunciado la organización europea- se emplazarían a una distancia de cinco a 11 kilómetros de Paranal.
Asimismo, advirtió que el proyecto energético tendrá "un impacto muy fuerte que va a sacar a Chile del número uno en calidad del cielo", generando perjuicios no solo desde el punto de vista científico a nivel mundial y local, sino además económicos ya que "si la calidad de este cielo se echa a perder, no va a tener sentido seguir invirtiendo aquí".
Sobre ese escenario, Itziar de Gregorio-Monsalvo indicó que el proyecto energético se debiese instalar de 50 a 100 kilómetros del observatorio Paranal.
Zona de exclusión
El proyecto INNA fue presentado a evaluación ambiental en diciembre pasado e incluye el desarrollo de tres parques solares, tres parques eólicos, sistemas de almacenamiento energético con baterías (BESS), una planta desaladora y de hidrógeno, una planta de amoniaco y un terminal marítimo.
La posición del Observatorio Europeo Austral, por cierto, se contrapone a la de AES, que a través de su vicepresidente de Hidrógeno Verde Internacional, Luis Sarras, ha asegurado que el complejo industrial se emplazaría "en una zona que el Estado de Chile ha definido para el desarrollo de energías renovables, conocida como la 'Reserva Eólica de Taltal', e incorpora, específicamente en su diseño, los más altos estándares en materia lumínica, ajustándose a las exigencias de la nueva norma del Ministerio de Medio Ambiente".
Al mismo tiempo, el ejecutivo comentó que entienden las inquietudes de ESO y que la empresa valora "profundamente la importancia de compatibilizar el proyecto con el entorno", por lo cual están "comprometidos a colaborar con todas las partes interesadas en el proceso de tramitación ambiental".
No obstante, Itziar de Gregorio-Monsalvo señaló que "con AES Andes ha habido comunicaciones, pero colaboración ninguna y son absolutamente conscientes del impacto de lo que van a hacer".
En relación a las regulaciones existentes en Chile, la científica valoró la nueva norma lumínica que comenzó a regir en octubre de 2024, pero advirtió que no contempla las necesidades de cielos "totalmente fuera de rango" como los de cerro Paranal y que, mientras no exista una regulación que proteja esos espacios, se debiera "definir una zona de exclusión donde no puedan llegar proyectos" que puedan afectar de modo irreversible la observación astronómica.
Cabe indicar que, según los modelos de predicción y modelación de la luz artificial aplicados en el estudio de impacto ambiental presentado por AES Andes, el proyecto INNA durante su fase de operación aumentaría el brillo natural del cielo nocturno entre 10% y 40% en las instalaciones centrales (ubicadas a 14 kilómetros del observatorio Paranal) y hasta un 20% en el área portuaria.