En la implementación de la Ley 20.920, que establece la Responsabilidad Extendida del Productor (REP) para fomentar el reciclaje y avanzar hacia una adecuada gestión de los residuos sólidos, nos encontramos con no pocos problemas. Es así como, a 8 años desde su publicación, en los volúmenes de disminución sustantiva en la generación y valorización de los residuos, podemos constatar que no se avanza de manera significativa.
Las causas son de distinta naturaleza. Quizás el origen de ellas fue pensar que se podía saltar etapas, desde una incompleta disposición adecuada de residuos con las mejores técnicas disponibles de los rellenos sanitarios, hacia una realidad de cero residuos. Pero en los rellenos sanitarios del país, sólo se dispone el 60% o 70% y el resto va a lugares impropios. Ese es un punto débil para implementar una economía circular donde se transformarían los residuos en subproductos para ser valorizados, como ocurre, parcialmente, en algunos países desarrollados.
Asimismo, establecimos plazos y alcances con un incompleto conocimiento del tema y con una fuerte dosis de improvisación. En efecto, para que un material, producto o residuo, pueda ser utilizado en una determinada actividad se requiere conocerlo, estudiarlo, someterlo a pruebas, ver cuál es el estado del arte a nivel mundial, con una norma técnica que valide su producción y utilización. Poco se ha hecho al respecto. La norma técnica es la única garantía existente para validar un proceso o un uso, ya sea obligatorio o voluntario, pero se requiere un tiempo no menor para su elaboración.
Esto ha generado desconcierto en los especialistas. Afortunadamente, algunos actores han reaccionado generando información relevante que puede ayudar a la implementación de la REP. Un ejemplo es el del Centro de Envases y Embalajes de Chile (CENEM) que sacó una publicación titulada "Advertencia sobre malas prácticas en términos de biodegradabilidad y compostabilidad - Mesa de biopolímeros (biopolcom.cl)". Este documento señala, con mucha fuerza y sentido, algunos de los pasos que se requieren para enmendar rumbos y lograr una efectiva valorización de los residuos de envases y embalajes que son un alto porcentaje de lo que se genera. Puede ser una buena ocasión para reiniciar la tarea, con más fuerza y decisión.
Columna publicada en InduAmbiente n° 190 (septiembre-octubre 2024), página 43.