Revista de descontaminación industrial, recursos energéticos y sustentabilidad.

Pionero Offshore

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DWO proyecta los primeros parques eólicos marinos en Chile, en la región del Biobío, en torno a 2032. Ya se vincula con otros usuarios del mar.



A inicios de la próxima década se podrían ver los primeros aerogeneradores moviendo sus aspas en el mar de Chile.

Son varias las razones que permiten plantear eso. La primera es el gran potencial estimado de energía eólica offshore en el territorio nacional, que cuenta con 6.435 km. de costas con un mejor recurso eólico que el que se encuentra en tierra.

Además, el Ministerio de Energía comenzó a trabajar este año en una hoja de ruta para desarrollar este tipo de proyectos que pueden ayudar al país a alcanzar los objetivos de descarbonización y transición energética justa.

Al respecto, a nivel global se han instalado a la fecha más de 75 GW de energía eólica offshore, con un total de 10.8 GW implementados en 2023. Y de acuerdo con el "Global Offshore Wind Report 2024", publicado por Global Wind Energy Council, se espera que esa cifra se triplique a 32.4 GW anuales para 2028.

La tercera poderosa razón es que la empresa noruega Deep Wind Offshore (DWO) busca desarrollar en la región del Biobío los primeros proyectos eólicos offshore en Chile, los cuales se podrían poner en marcha en 2032. Sus planes están avalados por la gran experiencia de los socios de esta compañía –Knutsen Group (naviera líder en el mundo), Haugaland Kraft, Sunhordland Kraftlag y la utility británica Octopus Energy– que llevan más de 100 años operando en el mar; en la generación, transmisión y distribución de energía; y cuentan con una importante cartera de proyectos de energías renovables en distintos puntos del planeta.

En la región del Biobío

A fines de octubre, la compañía hizo su presentación formal en nuestro país ante más de un centenar de invitados, entre ellos el embajador de Noruega, Per Anders Nilsen; el comandante en jefe de la Armada, Juan Andrés de la Maza; y las principales autoridades regionales.

En la ocasión, Hans Peter Ovrevik, gerente corporativo de DWO, explicó que eligieron el Biobío por su "gran historia y potencial, con universidades de nivel mundial, experiencia y capacidad industrial, excelente infraestructura portuaria y conocimiento y manejo del mar. Además, Chile cuenta con un marco regulatorio estable y razonable, y con un mercado que funciona y permite que empresas como la nuestra puedan invertir y posicionarse".

Añadió que Haugesund, ciudad noruega donde se emplazan sus oficinas centrales, tiene mucha similitud con el Biobío, contando con numerosas industrias locales y hasta con un astillero. Además, en ambos lugares los vientos son muy fuertes.

Como valor agregado, el ejecutivo destacó que DWO se caracteriza por trabajar con proveedores locales. Y que sus proyectos "deben construirse y administrarse localmente, creando oportunidades y empoderando a las comunidades que viven en su entorno".

Considerando un plan a 10 años, que partió en 2022, la compañía pretende que sus primeros molinos estén generando energía en el mar nacional en torno a 2032. Para eso, ya cuentan con el respaldo de las autoridades chilenas. De hecho, en su ceremonia de lanzamiento los ministros de Economía y Energía, Nicolás Grau y Diego Pardow respectivamente, manifestaron su apoyo a esta innovadora solución energética.

En una primera etapa, la empresa se ha ido dando a conocer y relacionando con los diferentes actores involucrados en este tipo de proyectos. En concreto, señaló Ovrevik, "buscamos ayudar a fomentar la reactivación de la región, para lo cual ya estamos trabajando en conjunto con otros usuarios del mar, como los pescadores, la Armada, investigadores, ONGs, autoridades y la industria local". Un ejemplo al respecto: DWO suscribió un acuerdo con la Universidad de Concepción para fortalecer la investigación oceanográfica y trabajar en el desarrollo de proyectos de energías renovables con base científica.

"Además, protegeremos los recursos naturales, que destacan por su abundancia en la zona. En definitiva, DWO traerá un doble beneficio: una gran inversión, que moverá la economía local, y la generación de energía limpia. Esto permitirá un encadenamiento productivo y el desarrollo de muchas empresas locales", aseguró Ovrevik.

Sin perjuicio de lo anterior, reconoció que proyectos como los que impulsa DWO pueden generar desconfianza y temor, por lo que "estamos absolutamente abiertos al diálogo sobre cualquier tema".

Metas y retos

Junto con vincularse con las comunidades locales y generar valor compartido, DWO pretende que sus proyectos en Chile aporten a cumplir con la gran meta que se ha impuesto a nivel global: alcanzar 10 gigavatios de potencia instalada en generación eólica offshore, lo que equivale a cerca de un tercio de la electricidad que se produce hoy en nuestro país.

Otro reto para la compañía es generar una completa línea de base sobre la cuantiosa y diversificada biodiversidad que habita en la costa de la región del Biobío, de manera de "identificar los posibles impactos que se puedan producir con los proyectos y poder mitigarlos. Para eso, vamos a aprovechar el conocimiento que ya existe y planificar nuevas campañas trabajando en forma coordinada con los investigadores de alto nivel que se desempeñan en las universidades regionales. Y también con otros actores locales, ONGs y usuarios del mar, incluyendo la pesca", indicó Juan José Gari, gerente de proyectos para América Latina de la empresa.

La logística y cadena de suministro son otros factores desafiantes para la firma noruega, más aún considerando que sus proyectos son de gran escala, mayores a 500 MW de potencia instalada, y hay muchas centrales eólicas offshore en desarrollo en el mundo. De ahí que una de sus prioridades sea identificar a proveedores locales con potencial y trabajar con ellos desde temprano, para que puedan estar preparados para asumir el desafío y ser parte de este nuevo sector.

Artículo publicado en InduAmbiente n° 190 (septiembre-octubre 2024), páginas 36 a 37.