Para la mayoría de los amantes de la naturaleza, las postales más "crudas" de los incendios forestales que afectaron a la región de Valparaíso entre el 2 y 5 de febrero se captaron en un icónico lugar: el Jardín Botánico. El visitado parque de Viña del mar vio arrasada por el fuego el 90% de su superficie, con la destrucción de unas 1.300 especies vegetales.
Junto con la trágica pérdida de 132 vidas humanas (de acuerdo a lo informado por el Servicio Médico Legal hasta el 14 de febrero) y el daño, parcial o total, que sufrieron entre 7 mil y 12 mil viviendas (según las estimaciones del Ministerio de Vivienda), unas 8.960 hectáreas de formaciones vegetacionales fueron arrasadas por los siniestros, que de acuerdo a las evidencias encontradas habrían sido intencionales. De ese total, 4.286 hectáreas corresponden a bosque nativo, 202 hectáreas a bosque mixto, 2.568 a praderas y matorrales, y 1.904 a plantaciones forestales, de acuerdo a un análisis que realizó Fundación Terram, utilizando información pública del Catastro de Usos de la Tierra y Recursos Vegetacionales de Conaf (2019) y del Observatorio de la Tierra Copernicus.
El estudio efectuado en el marco del proyecto denominado "Tayú" indica que entre las especies siniestradas se encontraban agrupaciones de palma chilena (en peligro y a la espera de ser reconocida como monumento natural), poblaciones de belloto del norte (monumento natural y vulnerable), orquídea (en peligro crítico), alstroemeria (en peligro), naranjillo (vulnerable), lingue (vulnerable) y patagua (vulnerable). Además, se quemaron especies típicas de bosque esclerófilo como peumos, quillayes y litres.
Joaquín Gómez, coordinador territorial del área de vegetación nativa del proyecto Tayú, releva también la pérdida de formaciones xerofíticas: "No solo se perdió una enorme cantidad de bosque nativo en esta catástrofe. Entre Viña del Mar y Quilpué, en las inmediaciones del Palmar El Salto, Jardín Botánico y sector Las Cucharas, se desarrollaba una preciosa asociación de alto valor ecológico con puya o chagual calipso, quisco (casi amenazado), y palma chilena. Urge de forma extrema, no solo lograr normativas que hagan frente a los incendios, sino también mejorar sustancialmente la protección jurídica de nuestra vegetación, que se encuentra a merced de la afectación por múltiples amenazas".
Por otro lado, con datos generados por el proyecto Tayú, se constató que los incendios también arrasaron 330 hectáreas de vegetación nativa dentro de las ciudades y su periferia hasta 500 metros del límite urbano ("vegetación nativa urbana"), principalmente en quebradas húmedas y ciertas laderas aún no urbanizadas de las comunas de Viña del Mar y Quilpué. Vale decir, el 18,2% del total de fragmentos de vegetación nativa entre ambas comunas resultaron quemados.
Flavia Liberona, directora de Fundación Terram, comentó que estas formaciones vegetacionales urbanas tienen un valor muy elevado, sobre todo en un contexto de crisis climática, ya que aportan beneficios ambientales y ecológicos, como la regulación de aguas lluvia, la provisión de sombra, la reducción local de temperatura y la disminución de ruidos, como también sociales, al ser verdaderos pulmones verdes y espacios de recreación y esparcimiento para las personas, cada día en menor cantidad dentro de las ciudades.
Opciones de Prevención
Por cierto, además de la región de Valparaíso, muchas otras zonas del país siguen sufriendo el impacto de los incendios forestales que, hasta el 14 de febrero, ya habían afectado más de 57.300 hectáreas durante esta temporada, según los datos de la Conaf.
¿Cómo prevenir estos siniestros en el contexto de las olas de calor que hemos vivido y que se pronostican cada vez con mayor frecuencia e intensidad?
Diversas instituciones y voces especializadas han entregado recomendaciones al respecto. Por ejemplo, el Gobierno de Santiago, considerando la alta probabilidad que los eventos de calor extremo y sequía se incrementen, elaboró una cartera de más de 500 soluciones comunales y 30 regionales que aportan a ese objetivo.
Se trata de proyectos, que cuentan con la asesoría experta de Escenarios Hídricos 2030 de Fundación Chile, que buscan la seguridad hídrica en la cuenca del río Maipo en el contexto de la iniciativa "Maipo Resiliente". Las iniciativas apuntan, concretamente, a conservar y restaurar los ecosistemas hídricos como humedales, riberas de ríos y vegetación nativa, así como a captar e infiltrar aguas lluvia para recarga de acuíferos. "Todas soluciones que contribuyen a disminuir la temperatura y olas de calor, y aumentar la humedad en el suelo y vegetación para no sólo reducir la brecha hídrica de la cuenca, sino también mitigar el riesgo de incendios", indican.
La recuperación de humedales, en particular, considera proyectos tanto para la alta montaña –donde se busca recuperar vegas o bofedales andinos– como también para restaurar el corredor ecológico del estero Puangue, en la zona norponiente de la Región Metropolitana. Según la subgerente de Sustentabilidad de Fundación Chile y directora de Maipo Resiliente, Ulrike Broschek, "los humedales proveen múltiples servicios ecosistémicos como son la provisión de agua y la regulación del ciclo hidrológico y de la temperatura, por lo que reducen el riesgo de eventos climáticos extremos como los que estamos viendo con mayor frecuencia en todas las regiones del país".
De acuerdo a la experta, las soluciones de infiltración de aguas lluvia para recarga de acuíferos –que han sido sobreexplotados durante más de una década de sequía– también impactan favorablemente en la restitución del ciclo hidrológico y la capacidad de regeneración de la naturaleza, "promoviendo la biodiversidad, la disminución de temperatura, el aumento de humedad de suelos y la reducción de desastres climáticos, como las inundaciones e incendios".
Según la jefa de proyectos de Escenarios Hídricos 2030, Paola Matus, avanzar en medidas para la adaptación al cambio climático y reconocer la capacidad de las soluciones basadas en la naturaleza para reducir los riesgos, entre ellos los de incendios forestales, es fundamental. En esa línea, destaca que "el bosque nativo, a diferencia de las especies exóticas, tiene mayor resiliencia y adaptación al cambio. Y mantiene una mayor humedad, por lo que es una protección natural frente a posibles siniestros".
En los casos en que este tipo de eventos ya se ha producido, el llamado de Ulrike Broschek es a persistir en el esfuerzo de reforestar y recuperar el ecosistema. "Es este el camino hacia la resiliencia frente a eventos climáticos. Si perdemos esta naturaleza y hacemos un cambio de uso de estos suelos que signifique, por ejemplo, urbanizar y construir sobre ese terreno, profundizaremos el problema, ya que el cemento significa más calor, menos infiltración de aguas, más sequía, lo que a la larga es un retroceso", indica.
El bosque nativo conserva una mayor humedad, por lo que es una protección natural frente a posibles siniestros.
Claves para la Recuperación
Aportando otra visión al trabajo de restauración post siniestros, el informe "Después de la emergencia: claves para una recuperación sostenible en zonas afectadas por incendios en la interfaz urbano-forestal", desarrollado por profesionales del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (Cigiden), expone algunas recomendaciones que se requieren abordar desde los municipios para que el país esté mejor preparado para responder adecuadamente a este tipo de emergencias.
Los principales consejos son los siguientes:
• Identificar los riesgos a que están expuestos los asentamientos humanos de la comuna, para poder así anticipar y planear una recuperación sostenible.
• Fortalecer la coordinación y articulación de los actores que participan de la reconstrucción, a través del fomento de una "cultura" de la gestión del riesgo de desastres y de la emergencia.
• Aumentar la formalización de la tenencia de terrenos y actividades comerciales en la comuna.
• Fortalecer los instrumentos de planificación territorial para que incluyan el riesgo de incendios forestales de manera integral.
• Reconocer que la recuperación de zonas afectadas depende de elementos que van más allá de las capacidades de gestión de los organismos públicos.
• Considerar la dimensión económica en los planes de recuperación.
• Incluir la restauración ambiental, especialmente del suelo, dentro de los planes de recuperación integral que se desarrollen para el territorio.
• Fortalecer la participación ciudadana en los procesos de recuperación con el fin de alinear expectativas y prioridades.
Solo en la región de Valparaíso se han quemado unas 15 mil há. en el periodo 2023-2024.
Guías de Apoyo
Para contribuir a hacer viables algunas de estas sugerencias, el reporte propone el desarrollo de una guía metodológica o similar "para dar lineamientos en torno a la recuperación ambiental, considerando la complejidad de los distintos ecosistemas en el territorio de Chile".
Este documento complementaría a la Política Nacional de Recuperación Sostenible que describe los principios y lineamientos del proceso, aportando con especificaciones respecto a los estándares científicos de biodiversidad, calidad del suelo, aire, entre otros.
El estudio de Cigiden también manifiesta la importancia de contar con una guía metodológica para estudios de riesgo en los procesos de elaboración de instrumentos de planificación territorial (IPT). "La División de Desarrollo Urbano del Ministerio de Vivienda y Urbanismo se encuentra avanzando en este sentido, esperándose que sea emitida prontamente como circular para estar a disposición de quienes elaboran los IPT. La guía debiese incentivar que los planes reguladores metropolitanos e intercomunales promuevan mosaicos agroforestales en suelo rural, de manera de asegurar la discontinuidad del bosque", afirma.
Según sus autores, el texto podría promover, asimismo, que tanto los planes reguladores comunales como los intercomunales restrinjan las densidades residenciales de loteos y urbanizaciones en áreas de riesgo, la localización de equipamientos críticos en zonas de interfaz urbano-forestal, así como también la generación de zonas cortafuegos que reduzcan la propagación de incendios. Complementa: "Otras decisiones de planificación con enfoque en gestión del riesgo de desastres ante la amenaza de incendio, son la prohibición de plantaciones forestales y requerimientos de cortafuegos en zonas expuestas, y la regulación de la distancia entre las zonas construidas y áreas con vegetación, por ejemplo, mediante la exigencia de franjas de seguridad entre viviendas y bosques y/o plantaciones".
DATOS:
1
Proyecto de ley, que busca fortalecer la estrategia de prevención de incendios forestales en el país, fue despachado en enero por la Comisión de Vivienda, Desarrollo Urbano y Bienes Nacionales de la Cámara de Diputados a la sala. Para eso, propone definir zonas de interfaz urbano-rural forestal en los instrumentos de planificación territorial y fortalecer los instrumentos de gestión forestal existentes.
500
Millones, aproximadamente, aportará el Ministerio de Agricultura a la recuperación del Jardín Botánico. La entidad estatal también suministrará un camión con 10 toneladas de compost. Además, se creará una mesa técnica que propondrá medidas para la restauración del parque.
57.319
Hectáreas (ha) habían consumido los incendios forestales, al 14 de febrero, en el contexto del periodo 2023-2024 de estos eventos en nuestro país, según la Conaf. Lideraba la estadística la región de Valparaíso con 14.832 ha.
Artículo publicado en InduAmbiente n° 186 (enero-febrero 2024), páginas 40 a 43.