Revista de descontaminación industrial, recursos energéticos y sustentabilidad.

Operación Carbono Negro

Operación Carbono Negro

¿Qué acciones se impulsan en Chile para reducir estas emisiones que contribuyen al calentamiento global?



Si no fuera por el hollín, capaz que hoy en día conviviéramos con los dinosaurios. Esta afirmación, que puede parecer precipitada y sin fundamento, encuentra asidero en un reciente y acucioso estudio de un equipo científico de la Universidad de Tohoku y del Instituto de la Agencia Meteorológica de Japón. La investigación concluyó que el asteroide que gatilló la desaparición de estos enormes animales cayó sobre grandes reservas de petróleo, dejando un cráter de más de 180 kilómetros de ancho que provocó un enorme incendio que expulsó grandes cantidades de hollín a la atmósfera. Esto trajo como consecuencia un potente enfriamiento en latitudes medias y altas, sequías en latitudes más bajas y el cese limitado de la fotosíntesis en los océanos, causando en pocos años la extinción de muchas especies terrestres, entre ellas los dinosaurios.

Hoy en día, al hollín se le busca controlar por su significativa contribución al cambio climático. Es que, por sus partículas pequeñas y negras, compuestas mayoritariamente de carbono -por lo que también se le denomina carbono negro (CN)- tiene una enorme capacidad para absorber la luz solar, calentando las partículas y el aire que están a su alrededor.

¿Cómo se genera? Por la combustión incompleta de combustibles fósiles, biocombustibles y biomasa (leña), principalmente de vehículos motorizados, cocinas domésticas, incendios y fábricas industriales.

Realidad en Chile

Ya en 2008, el ex Ministro del Medio Ambiente, Marcelo Mena, daba a conocer, fruto de un estudio, que el CN elevaba entre 0,2 °C y 0,4 °C la temperatura de Santiago. El análisis también advirtió que el viento traslada estas partículas, que forman parte importante del MP 2.5, hasta los glaciares de la zona central, lo que aceleraría su derretimiento.

Doce años después, el Tercer Informe del Estado del Medio Ambiente en Chile, publicado en 2020, señala que "existen múltiples impactos del aerosol de carbono negro en la calidad del aire, la disponibilidad de agua y el clima en la criósfera andina". Agrega que, como consecuencia de este contaminante, "los glaciares en retroceso afectan directamente los recursos hídricos, la agricultura y la producción de energía en la región andina de Sudamérica".

Como explica una publicación del Observatorio de la Ley de Cambio Climático para Chile (hoy en discusión en el Congreso), el CN se mantiene en la atmósfera por algunos días hasta que se deposita en suelos, nieves y otras superficies de la tierra. Al tener la propiedad de absorber radiación solar, aumenta la temperatura de éstas, acelerando, por ejemplo, el proceso de derretimiento de nieve y hielo. "Además, interviene y modifica los procesos de formación de las nubes y del hielo en la atmósfera. Por lo tanto, pese a su corta vida en el aire, su efecto como precursor del cambio climático es importante y su mitigación tiene efectos en breve plazo", asegura.

En Chile, de acuerdo al Ministerio del Medio Ambiente (MMA), el uso de leña para calefacción o cocina; la quema de biomasa, sobre todo en incendios forestales; y la combustión de diésel en el sector transporte constituyen las principales fuentes de carbono negro.

Consciente de la necesidad de reducir su generación, Chile incorporó por primera vez en la actualización de su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) al Acuerdo de París -que presentó en abril de 2020 ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático-, un compromiso explícito de bajar estas emisiones en un 25% al año 2030, tomando como base las registradas en 2016.

El último inventario de carbono negro arrojó que en 2018 estas emisiones alcanzaron las 15,3 kilotoneladas (kt), lo que representó un aumento del 38% respecto de 1990 y una disminución del 2% respecto de 2016. "La tendencia de las emisiones de CN está fuertemente dominada por el sector energía, vale decir, por aquellas producidas por el consumo de combustible, sin embargo, en algunos años (1998, 1999, 2002, 2014, 2015 y 2017) las emisiones producto de incendios forestales cambian la tendencia de la serie pasando a ser parte importante del total nacional", plantea el estudio. Esto último queda claramente reflejado en 2017, cuando las emisiones de CN del país llegaron a las 27,83 kt, con niveles similares generados en siniestros forestales y en el sector energía.

Ampliar Monitoreo

Como organismo experto, el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2) -dependiente de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile- plantea que el compromiso de Chile de acelerar la acción climática, tal como evidencia la ciencia, "hace imprescindible mitigar los forzantes climáticos de vida media corta, particularmente metano y carbono negro, al mismo tiempo que conseguir emisiones globales netas nulas de dióxido de carbono hacia 2050".

En relación con los inventarios de carbono negro, expresa que el carácter regional de sus impactos y la necesidad de buscar opciones con beneficio tanto en el clima como en la calidad del aire, hacen necesario coordinar e integrar la gestión de ambos. En ese sentido, en su informe "Mitigación de carbono negro en la actualización en la Contribución Nacional Determinada de Chile", publicado en 2020, sostiene que "se requiere desarrollar inventarios nacionales para partículas, incluyendo CN y sus precursores gaseosos, en la mayor resolución espacial posible (aprox. cada 1 km2 ) y extender el alcance de los planes de descontaminación atmosférica, complementándolos con monitoreo del CN y especies asociadas, así como de dióxido de carbono urbano".

Carbono Negro - 02 - 550x350.jpgLas zonas urbanas debieran contar, al menos, con monitores ópticos de carbono negro.

En el reporte se especifica que, en las zonas urbanas de Chile, debiera contarse, como mínimo, "con monitores ópticos de carbono negro, como aetalómetros o espectrómetros de absorción multiángulo en, al menos, una estación de cada red de monitoreo urbana".

El CR2 recomienda, particularmente, acelerar los procesos técnicos y administrativos orientados a cuantificar las emisiones y los impactos de la maquinaria móvil fuera de ruta (MMFR) en un espectro amplio de potencias y regularlos. Esto, dado su aporte relevante a las emisiones totales de carbono negro.

El Centro, asimismo, aconseja apostar por el desarrollo de la calefacción distrital para disminuir los niveles de este contaminante a nivel país.

Norma y Filtros

Según el MMA, la importancia de regular la contaminación generada por motores diésel radica, fundamentalmente, en controlar las emisiones de hollín, el cual está presente en el MP 2,5.

En ese contexto, tanto ese servicio público como expertos en la materia han expresado en los últimos años la necesidad de regular la MMFR, que solo en la Región Metropolitana aporta casi la quinta parte de todas las emisiones de MP 2,5. Y aunque ha tomado bastantes años avanzar en esa línea, a fines de 2020 el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad aprobó el proyecto definitivo de la norma de emisión para la maquinaria móvil fuera de ruta, esperándose que prontamente se convierta en decreto supremo y entre en vigencia.

Pero esa no es la única buena noticia. En los últimos años se han comenzado a instalar en la MMFR, especialmente en la que opera en faenas de construcción, filtros de partículas diésel que han demostrado una alta eficiencia: reducen el 99% de las partículas, permitiendo una disminución considerable en las emisiones de CN.

Lo anterior ha sido posible gracias al último Plan de Prevención y Descontaminación Atmosférica de la Región Metropolitana, en vigencia desde noviembre de 2017. La herramienta de gestión estipula que, a partir de 2020, cuando los ministerios de Obras Públicas, de Vivienda y Urbanismo, y de Salud ejecuten obras de construcción en la capital deben utilizar solo MMFR, con potencia superior a 56 kW e inferior o igual a 560 kW, que incorpore filtros de partículas cerrados. Tal exigencia también es obligatoria para las empresas contratistas de estas reparticiones públicas.

A su vez, la MMFR ingresada o fabricada en la RM desde el 1 de enero de 2020 debe cumplir con la norma de emisiones de motores fuera de carretera Tier III. Y a partir de 2022, la maquinaria nueva tendrá que regirse por la norma Tier IV.

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DATO:

14%
De la meta comprometida por Chile, para reducir en un 25% las emisiones de carbono neutral al año 2030 respecto de 2016, se lograría gracias al efecto de la norma de emisión para maquinaria móvil fuera de ruta.

Artículo publicado en InduAmbiente 170 (mayo-junio 2021), páginas 14 a 16.