¿Usted compra o recibe unas 50 prendas de vestir nuevas y casi seis pares de zapatos o zapatillas al año? Antes de contestar, vaya a su closet y revise. No vaya a apresurarse en decir que no y después se encuentre con mucha más ropa y calzado, una buena parte sin uso, de la que creía.
Esos números, por cierto, no son al azar, sino que surgieron del estudio "El mercado de la confección textil y el calzado en Chile" de 2017, que concluyó que la población de nuestro país, aunque no está entre las numerosas, es una de las que más indumentaria consume en la región.
A nivel global, un reciente reportaje del Diario El País de España reveló que actualmente compramos un 60% más de ropa que hace 15 años, la utilizamos la mitad del tiempo y al menos un tercio de las prendas no las hemos usado en el último año.
Una de las más graves consecuencias de este consumo frenético es que cada segundo el equivalente a un camión lleno de ropa es incinerado o enviado a un vertedero, según datos del informe "A new textiles economy: redesigning fashion's future" de la Fundación Ellen MacArthur, que aboga por la economía circular.
En el reporte se señala que aproximadamente el 73% de los materiales que se ocupan en la industria textil terminan en vertederos o incinerados. A lo anterior hay que sumar un 12% que se pierde previamente, ya sea como desechos durante la confección de las prendas o en forma de ropa que, por una razón u otra, nunca llega al mercado.
"En los vertederos, estos kilos de ropas se descomponen muy lentamente, liberando gas metano (que contribuye muy negativamente al efecto invernadero) cuando son materiales de origen orgánico (lino, algodón, seda), o microplásticos cuando su origen es sintético (poliéster, nylon, acrílicos), materiales que al constituir derivados del petróleo tardan cientos de años en degradarse", detalla el documento.
Así las cosas, solo el 15% del textil termina en algún proceso de reciclaje. La mayor parte, el 12%, se reutiliza para confeccionar otros productos textiles (como relleno de colchones, paños de limpieza, alfombras o materiales de aislamiento), un 2% se pierde durante la recolección o el procesado, y solo un 1% se convierte en nueva ropa.
Tan bajo nivel de reciclaje se explicaría, principalmente, por la poca homogeneidad de los materiales textiles y el uso de tintes químicos en las prendas que deben eliminarse antes de que se puedan volver a utilizar los tejidos.
Resultado: la industria textil o de la moda es la segunda más contaminante del planeta, según la ONU, considerando también los elevados volúmenes de agua que se emplean en el cultivo de algunos tejidos, los procesos químicos a los que son sometidos las prendas, y las abundantes emisiones de CO2 que implica el transporte de los productos textiles desde las zonas de producción hasta las de venta.
¿Producto Prioritario?
La ropa no fue considerada en la primera selección de productos prioritarios que incorporó la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), que le permitirá a Chile avanzar decididamente hacia una Economía Circular (EC).
Al respecto, Guillermo González, Jefe de la Oficina de EC del Ministerio del Medio Ambiente, plantea que "transitar desde una economía lineal a una circular es un tremendo desafío en el que nos debemos cuestionar la forma en que producimos y consumimos, lo que es muy necesario para avanzar en la transformación. En este sentido, la ropa es un buen ejemplo sobre cómo podemos transitar hacia un modelo circular, tanto desde el punto de vista de las empresas como de los consumidores de textiles. Por ello, invitamos a todos a repensar la relación que tenemos con estos productos y cómo podemos hacer para evitar que se transformen en residuos".
El ejecutivo revela que entre las acciones a corto plazo establecidas en la Hoja de Ruta de Economía Circular (cuya consulta pública concluyó el pasado 1 de febrero) se encuentra "realizar estudios comparativos de factibilidad y potencial para evaluar candidatos a nuevos productos prioritarios de la ley REP, entre los que se analizarán los textiles".
Incorporar a estos productos entre los prioritarios dentro de la también llamada Ley de Reciclaje tendría plena justificación si se considera, por ejemplo, que entre 2003 y 2018 la importación de vestuario aumentó de US$502,2 millones a US$3.264,7 millones, lo que corresponde a un alza de 650%. Y en el caso del calzado el incremento fue de casi 600%, según un informe de la oficina local de Fashion Revolution tomando datos del Banco Central.
Los emprendimientos a partir de textiles reciclados son crecientes en Chile.
Lo anterior se explicaría, en parte, porque "nuestro país es uno de los pocos del continente que acepta el ingreso de ropa usada", señaló en una reciente entrevista Franklin Cepeda, gerente de Ecofibra, empresa pionera en la valorización de residuos textiles, los que transforma en paneles de aislación térmica y acústica en la Región de Tarapacá.
Su localización en el extremo norte no es casual, toda vez que Iquique es el principal puerto de acceso de ropa usada de Chile y Latinoamérica. Esto se hace en grandes fardos, lo que provoca que muchas prendas se descarten para la venta y se conviertan en "basura". Zepeda aporta un dato en ese sentido: "Según Zofri, en 2019 ingresaron a Iquique 59 mil toneladas de ropa usada, de las cuales unas 39 mil se transformaron en residuo textil".
El empresario confiesa que estos desechos no se reciben en vertederos comunes porque "no permiten la compactación del suelo, lo que provoca su incineración o depósito en vertederos ilegales, muchos de ellos emplazados en el Desierto de Atacama", asegura.
Acciones en Marcha
Desde principios de la década pasada que algunas grandes empresas, especialmente del retail, desarrollan iniciativas que aportan a la economía circular en la industria de la moda nacional. A continuación destacamos tres casos:
• Falabella
Alianzas para promover la economía circular en distintos ámbitos, colecciones producidas con materiales más conscientes y transformación de desechos en nuevos productos son algunas de las iniciativas "verdes" que la compañía viene impulsando.
En 2020, Falabella lanzó la campaña Viste +Verde, con más de mil productos de marcas propias y exclusivas confeccionados con al menos un 50% de materiales más sustentables (algodón orgánico o reciclado, poliéster reciclado y fibras certificadas), lo que es verificado por certificadores internacionales.
Además, gracias a un trabajo con Rembre -empresa B que implementa sistemas de reciclaje, puntos limpios y manejo de residuos para organizaciones públicas y privadas-, Falabella Retail envía la ropa sin uso a plantas de reciclaje para convertirla en nuevos productos.
También en 2020, la empresa concretó una alianza con Feriaferió -marketplace que promueve la economía circular en varias categorías de productos- para potenciar y promover el consumo responsable de la moda.
• Paris
Implementa desde el 2013 la iniciativa Ropa x Ropa, su proyecto de reciclaje textil que ha recibido más de 1.000 toneladas de ropa, evitando que ésta llegue a vertederos.
"Trae a Paris la ropa que no uses y obtén un descuento en todo vestuario. Nosotros nos encargaremos de reciclarla junto a Retex, empresa chilena de reciclaje textil", es uno de los mensajes que publicitaba la firma en 2020.
Hace unos 11 años, la empresa definió la sostenibilidad como un pilar de su estrategia de negocio. De ahí que en 2013 "comenzamos a reciclar ropa y nos transformamos en el mayor reciclador de ropa de Sudamérica. Por años debimos enviar toneladas de ropa a Alemania, ya que a nivel local no había capacidad para tratar el inmenso volumen de fibras que logramos recolectar. Ahora podemos continuar ampliando este programa gracias a la alianza con Retex, un actor que nos permitirá iniciar el tratamiento de ropa por primera vez en Chile", aseguran en la compañía.
La firma se ha propuesto seis ambiciosas metas al 2025, como que el 100% del vestuario de sus marcas propias sea elaborado con materiales sostenibles y que cuente con trazabilidad.
• Colbún
Como una forma de extender la vida útil de su ropa corporativa usada, la empresa Colbún inició, en noviembre de 2020, un plan para su reutilización, donándola a las municipalidades. Los residuos textiles son ahora reusados por los recicladores de base de las comunas: como uniformes de trabajo o bien rediseñados y convertidos en bolsas, delantales y estuches, entre otros productos.
Este programa pretende a llegar a 14 administraciones comunales, iniciándose con un plan piloto en Maipú, donde la ropa corporativa ha sido rediseñada con la eliminación de los logos para que 115 recicladores de base la ocupen como uniforme.
Desafíos para Regular
En un informe para una asesoría técnica parlamentaria, realizado por Sofía Calvo y Guido Williams, se plantea que el reciclaje y la reutilización no solucionan el problema de los residuos textiles, pero sí aminora su impacto ambiental. En este sentido, apunta que es "fundamental considerar, en el caso de Chile, otros factores que están incidiendo en la acumulación de estos desechos en distintos puntos del país".
En esa línea, expone que para la consultora especializada en sustentabilidad Slow Stgo "el primer paso para proyectar una política o legislación respecto a estos residuos es la detección de los puntos críticos de entrada y producción de materiales y productos textiles, incluyendo las toneladas que ingresan de segunda mano".
El reporte también plantea que, a partir de la legislación y experiencia comparada, un régimen jurídico en esta materia podría contemplar medidas vinculadas por ejemplo con:
- Mecanismos asociados a la Ley REP para este tipo de desechos.
- Ecomodulación tarifaria de los productos según calidad, materialidad y vida útil, incentivando estrategias de economía circular, ecodiseño y ciclo cerrado.
- Desarrollo de normativas que exijan estrategias de ciclo cerrado para prendas de post consumo.
- Regulación de la trazabilidad de los descartes textiles y las prendas que no se venden, además de los productos recolectados a través de campañas de gestión textil (reciclaje).
- Fiscalización para evitar que lo recolectado termine en vertederos.
- Inclusión de los residuos textiles dentro de la recolección domiciliaria como producto prioritario (separación en origen). Esto supondría la generación de incentivos para la inversión privada en infraestructura que permitiera la gestión de estos desechos.
- Exenciones o beneficios tributarios en el impuesto al valor agregado o en el de la renta.
Artículo publicado en InduAmbiente 168 (enero-febrero 2021), páginas 14 a 16.
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DATO:
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Millones de metros cúbicos de agua, al menos, ocupa al año la industria textil en el mundo. Además, por cada kilo de ropa que se fabrica, se emiten cerca de 1.6 kg de CO2 a la atmósfera, según datos de la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).