En un contexto global donde la sustentabilidad y la economía circular se han vuelto imprescindibles, cada vez más empresas están reevaluando sus modelos de negocio para alinearse con prácticas ambientalmente responsables.
La economía circular –un sistema que busca reducir los residuos desde la etapa de diseño, mantener por mayor tiempo en uso las materias primas y regenerar los sistemas naturales–, se ha convertido en un enfoque crucial para las empresas conscientes del impacto ambiental. Esta tendencia refleja un cambio fundamental en la manera de entender la producción y el consumo en los últimos años.
Alineado con esta corriente, el Ministerio del Medio Ambiente presentó en 2021 la "Hoja de Ruta de Economía Circular al 2040" que propone, entre otras metas, generar 180 mil empleos verdes, aumentar la tasa de reciclaje al 75%, y reducir en un 25% la generación de residuos sólidos por habitante.
Avanzar en esta dirección entonces resulta urgente, ya que Chile es el país con menor productividad material de la OCDE y nuestra tasa de reciclaje y reutilización es baja. Ejemplos de esto último es que solo un 3,4% de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos se recicla, mientras que en los envases plásticos ese porcentaje apenas alcanza un 7%.
En 2040 habría entre 120 y 140 mil toneladas de residuos de paneles fotovoltaicos, por lo que es necesario aumentar su reciclaje.
Sobre el escenario descrito, la industria de la generación eléctrica en base a energía solar está cobrando gran protagonismo, no solo por el creciente desarrollo de este tipo de proyectos, sino también por el destino de los paneles utilizados en estas centrales.
Considerando que la vida útil de un panel solar es de 25 a 30 años, se espera que en las próximas décadas en Chile se generen grandes cantidades de residuos provenientes de la industria solar fotovoltaica (FV). Las cifras que se proyectan al respecto son inquietantes: al 2030 habría entre 10 y 30 mil toneladas de paneles desechados, mientras que al 2040 se contabilizarían entre 120 y 140 mil toneladas de estos residuos, y al 2050 se superarían las 300 mil toneladas.
Valorización Sostenible
¿Qué hacer cuando acaba la vida útil de un módulo FV y cómo gestionar esos residuos? Es una de las preguntas que domina el debate medioambiental en el mundo y, por cierto, en Chile, el cual está enfocado en uno de los nuevos desafíos que propone la Ley de Reciclaje y Responsabilidad Extendida del Productor (REP), en el marco del decreto de metas de valorización de artículos eléctricos y electrónicos.
"Estamos en la etapa de valorización de los paneles fotovoltaicos, entendiendo que dentro de la Ley REP están catalogados como aparatos eléctricos y electrónicos. También como residuos peligrosos, ya que en la composición de estos paneles se encuentra arsénico, plomo, silicio, cromo, entre otros elementos. Para ilustrar este tema, los parques solares fotovoltaicos, en particular, llegan a contener en total más de 14 millones de celdas de silicio, un material que tarde o temprano debe ser descartado, en este caso, cada 25 años, aproximadamente", indica Juan Andrés Salamanca, gerente Comercial de Hidronor, empresa chilena con más de 25 años de experiencia en el mercado del manejo y tratamiento de residuos industriales, peligrosos y no peligrosos, a través de procesos y soluciones ambientales integrales.
Si se tiene en cuenta que los paneles solares se fabrican a base de una combinación de vidrio, aluminio y plástico, es relevante considerar que tanto el vidrio como el aluminio son altamente reciclables. Constituyen el 85% de la masa del panel solar, y son relativamente fáciles de recuperar. En tanto, los polímeros y componentes electrónicos de los paneles solares también se pueden reciclar, aunque extraer cada uno de los materiales probablemente precisará de procesos y maquinaria avanzada.
Frente a esta problemática, Hidronor cuenta con una estrategia de reciclaje de paneles fotovoltaicos que apunta hacia una gestión más sostenible, reafirmando su condición de ser una compañía facilitadora de la cadena de valor de la economía circular, con foco en el concepto del "residuo al recurso".
“Como parte de la oferta nacional, hemos logrado posicionarnos como un socio ambiental estratégico para las principales generadoras de energía limpia, destacando como una de las empresas con mayor capacidad de servicio a nivel nacional, ya que disponemos de un amplio abanico de soluciones asociadas a la gestión, tratamiento y disposición segura de residuos industriales peligrosos y no peligrosos, además de reciclaje y revalorización de residuos, entre otros”, asegura Salamanca.
La firma cuenta actualmente con tres centros de gestión de residuos y atiende a una gran diversidad de industrias entre Arica y Punta Arenas. “En nuestra planta de Antofagasta, por ejemplo, estamos recibiendo paneles provenientes de este tipo de industria y, fruto de ello, hemos detectado una interesante oportunidad de valorización”, añade el ejecutivo.
Los paneles solares tienen materiales reciclables como vidrio y aluminio, y también metales peligrosos como plomo y silicio, cuyo manejo requiere especialistas como Hidronor.
En el panorama señalado, la industria del reciclaje de paneles solares tiene el desafío de expandirse y especializarse en los próximos años a la par con un mercado que, cada vez con mayor frecuencia, requerirá de soluciones y servicios.
Y no solo eso. Chile podría proyectarse a nivel mundial como un especialista en recuperación de material con energía cero emisiones de la mano del esfuerzo e innovación de compañías como Hidronor, tal como lo plantea Juan Andrés Salamanca: “Seguiremos trabajando para incorporar las tecnologías más avanzadas de la industria a fin de que los residuos continúen siendo gestionados y tratados de forma responsable y con foco sostenible, apoyando así la ambiciosa meta de que Chile sea líder en reciclaje de ‘chatarra’ renovable y pueda dirigir el camino de la economía circular en América Latina”.
Artículo publicado en InduAmbiente N° 186 (enero-febrero 2024), páginas 34 a 35.