Según el estudio “Antecedentes para la regulación de olores en Chile”, del año 2013, en nuestro país existen alrededor de dos mil establecimientos de distintas actividades que pueden generar olores molestos. Entre éstas figuran la crianza y engorda de animales, las plantas procesadoras de productos del mar, las curtiembres, la fabricación de productos alimenticios, las plantas de celulosa, las refinerías de petróleo, los sitios de disposición final de residuos, y los sistemas de tratamiento de aguas residuales.
Conflictos emblemáticos entre comunidades y empresas que han hecho una mala gestión de los impactos odorantes provocados por sus actividades, como los que se han vivido en Freirina, Til Til o Coronel, han demostrado que los olores pueden ser un importante estresante ambiental y afectar seriamente la calidad de vida de la gente. Eso ha llevado a las autoridades a abordar de manera decidida esta problemática que, en el último tiempo, ha avanzado siguiendo una “Estrategia para la Gestión de Olores”, impulsada por el Ministerio del Medio Ambiente, que tiene cinco líneas de acción: fortalecimiento del marco regulatorio, levantamiento de información, incremento del conocimiento, coordinación intersectorial y fortalecimiento institucional.
Sobre ese escenario, ya se visualizan logros relevantes como el desarrollo del anteproyecto de norma de emisión para el sector porcino que debiera someterse a consulta pública en enero de 2020.
¿Qué otros avances y desafíos enfrenta la gestión de olores en la industria en nuestro país? Es parte de lo que responden los invitados a este nuevo foro-desayuno.
Invitados:
DANIELA CAIMANQUE
Profesional especialista del Departamento de Ruido, Lumínica y Olores del Ministerio del Medio Ambiente.
DANIELA ÁLVAREZ
Jefa del Departamento de Sustentabilidad de la Asociación Gremial de Productores de Cerdos de Chile (ASPROCER).
RODRIGO ZAMORA
Encargado de Sustentabilidad de la Sociedad Nacional de Pesca (SONAPESCA).
CRISTIAN MATURANA
Jefe del Área de Diagnóstico y Control de Olores de ANAM.
MIGUEL GATICA
Sub Gerente de Gestión Ambiental de Proterm.
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InduAmbiente: ¿Desde sus distintas perspectivas, cómo ven la situación actual en materia de gestión y control de olores en los sectores industriales?
Caimanque: Para responder la pregunta, voy a mencionar los avances en la Estrategia para la Gestión de Olores que actualizamos en 2017 y que tiene cinco líneas de acción.
En lo que respecta a fortalecimiento institucional, hoy el Ministerio del Medio Ambiente cuenta con un Departamento de Ruido, Lumínica y Olores, dedicado a la elaboración de políticas públicas de estos contaminantes, dentro del cual tenemos dos profesionales con dedicación exclusiva a esta temática.
Otro eje de trabajo ha sido el fortalecimiento regulatorio. Desde el año 2010 hemos ido avanzando en la estandarización de metodologías para la medición de olores, que es algo necesario para poder regular. Además, en el marco del Sistema de Evaluación de impacto Ambiental (SEIA), hay herramientas que permiten prevenir y controlar la emisión de olores, como la Guía para la Predicción y Evaluación de Impactos por Olor en el SEIA que se publicó en el año 2017.
Asimismo, estamos avanzando en el desarrollo de regulaciones específicas por sector: ya iniciamos la elaboración de la norma de emisión de olores para el sector porcino y también partimos con el proceso normativo para centros de cultivo y plantas de procesamiento de productos del mar.
“Para definir cuál es la mejor técnica para abatir los olores es clave hacer un diagnóstico certero que permita identificar los compuestos que causan el olor”, sostiene Cristian Maturana.
Álvarez: Para evaluar la situación en nuestro sector, es importante entregar algunos elementos de contexto. En los últimos años se ha mantenido el nivel de producción y no se han generado nuevos crecimientos básicamente por la falta de regulación, que es algo que no nos da muchas certezas y, más bien, nos ha expuesto a situaciones que no son muy claras, sobre todo en esta temática. Por lo mismo, estamos de acuerdo con que haya una regulación en esta materia, tomando como ejemplo los países con los que competimos como Canadá, Estados Unidos y algunos europeos que ya han ido incorporando la gestión de olores como parte importante de su operación.
Hoy en día, tenemos tres empresas más grandes, que representan cerca del 80% de la producción en Chile, las cuales muestran muchas mejoras y avances en la medición y control de los olores y han generado una cantidad importante de información sobre el comportamiento de estas emisiones. Eso puede servir para extrapolarlo a la situación de los productores medianos y más pequeños que se basan en una actividad más familiar y casera, a la que es más difícil traspasar el conocimiento y las tecnologías de control, pero al menos hemos tratado de hacerlo presente. En esos casos, las soluciones a veces son más costosas por lo que tenemos que ser más ingeniosos para subirlos a este carro.
Gatica: Desde una empresa que presta servicios para la medición de olores como es el caso de Proterm, hemos visto que el fortalecimiento del marco regulatorio ha ayudado a subir los estándares de evaluación de los proyectos. En el SEIA con la implementación de la Guía mencionada por Daniela (Caimanque), los servicios evaluadores en distintas regiones están exigiendo la aplicación de distintas técnicas de medición. Pero, al mismo tiempo, vemos que estamos en un proceso de adaptación: de los proyectos que están en evaluación ambiental y, según la Guía, están dentro de la tipología que debiera abordar la temática de olor, solo la mitad está haciendo mediciones o incorporando algún estudio de olor. Sin duda, para los proyectos más pequeños es difícil contratar servicios como el nuestro, y eso es parte de lo que tenemos que abordar dentro de este proceso de adaptación.
Maturana: Para nosotros como laboratorio ha sido un desafío constante estar al día en los temas normativos y también consideramos que es muy importante que se hayan llevado a cabo regulaciones que permiten estandarizar los procesos de medición de olores. Hoy eso nos permite obtener resultados objetivos y cuantificables, lo que es muy valorable tanto para quienes prestamos servicios como para los clientes que los demandan. El desarrollo e implementación de estas normas también ha ido dando mayor claridad sobre estos temas. Por ejemplo, en el año 2010 la olfatometría era un tema poco conocido y ahora hay mucha más familiaridad con conceptos como éstos.
Zamora: Como gremio pesquero industrial, tenemos una experiencia de muchos años con el tema de los olores. En la década de los noventa se pescaba mucho y lamentablemente no había una correcta administración de las flotas pesqueras, y tampoco las autoridades ni los usuarios supieron administrar bien los recursos. En esa época existían las cuotas globales; entonces, las empresas capturaban lo que más podían y procesaban buena parte del producto para convertirlo en harina de pescado, que era lo más fácil de producir. Eso se hacía en plantas que no tenían las condiciones para mitigar los olores derivados de la actividad, provocando molestias importantes para la comunidad.
El año 2001 se produjo un cambio con la Ley de Pesca que estableció un máximo de captura por armador. Con eso se ordenó el panorama: los barcos administraban sus cuotas en el año y podían procesar de manera correcta los recursos, dándole incluso mayor valor agregado y no producir solo harina sino también congelados o conservas en otras plantas que no tenían tantos impactos de olor.
En los últimos años nuestra industria ha trabajado en la gestión de olores, y se ha preocupado de controlar la frescura de la materia prima, de hacer mantenciones periódicas y de implementar algunas tecnologías. Sin embargo, cuando hay algún olor extraño la comunidad le echa la culpa a las pesqueras. Ahora, estamos trabajando en la Estrategia para la Gestión de Olores con el Ministerio del Medio Ambiente para cambiar esa imagen y convencer a la comunidad que hemos mejorado nuestros procesos y que podemos hacer las cosas bien.
Normas y Complementos
InduAmbiente: Daniela (Caimanque), se esperaba que el anteproyecto de norma de emisión de olores en planteles porcinos estuviera listo a fines de 2019, ¿en qué etapa está ese trabajo?
Caimanque: Ese plazo se amplió para enero, mes en que esperamos publicar el documento para iniciar el proceso de consulta pública. La publicación del decreto supremo se espera para fines de 2020 o principios de 2021.
InduAmbiente: El Ministerio ha priorizado el desarrollo normativo en cinco sectores productivos, ¿por qué se decidió comenzar con el sector porcino y no con otras actividades como la industria química, por ejemplo, en que la emisión de olores muchas veces se asocia a compuestos peligrosos para la salud?
Rodrigo Zanmora: “Es fundamental resolver los problemas de ordenamiento territorial, que son muy sensibles para el rubro por la cercanía cada vez mayor de la población”.
Caimanque: En la Estrategia para la Gestión de Olores se hizo un diagnóstico en el que se identificaron 12 actividades potencialmente generadoras de olor, con al menos dos mil establecimientos como fuentes emisoras. Luego se hizo una priorización de acuerdo al número de denuncias, cantidad de conflictos socio ambientales y número de instalaciones que cada sector tenía a lo largo del país. Eso arrojó como sector prioritario a los planteles porcinos, seguido de las plantas procesadoras de productos del mar, plantas de tratamiento de aguas servidas, disposición de residuos y otros sectores que se pueden ir sumando al diseño regulatorio que hemos establecido para el tema olores. Este diseño no se focaliza solo en establecer un límite de emisión, sino que además a estudiar por sector cuáles son las fuentes emisoras y agregar exigencias que apuntan a prácticas operacionales complementarias.
Ahora, nosotros regulamos olores que son considerados estresores ambientales que generan molestia a la población. Distinto es el caso de actividades que emiten compuestos que tienen efectos toxicológicos en la salud, cuya regulación va por otro lado. En lo que respecta a olores, tenemos que distinguir primero cuándo éstos son molestos, para lo cual usamos el acrónimo FIDOL que resume cinco características presentes en estos casos: frecuencia, intensidad, duración, ofensividad y localización o sensibilización.
InduAmbiente: ¿Cuáles son los factores más complejos para desarrollar regulaciones como la que se está haciendo en el sector porcino?
Caimanque: Para desarrollar cualquier regulación se requiere tener la mejor información disponible y en ocasiones cuesta contar con ella. En el caso del sector porcino, las empresas nos han entregado información; además, en el SEIA hay proyectos que ya evalúan sus impactos por olor, los cuales hemos revisado exhaustivamente; y también tenemos datos derivados de las fiscalizaciones que la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) realiza cuando el tema de olores está en las resoluciones de calificación ambiental (RCA) de los proyectos. Con todo eso recopilamos bastante información que nos permitió avanzar en la elaboración de este anteproyecto.
InduAmbiente: ¿Se ha tomado como referencia alguna norma de otro país?
Caimanque: Sí. Nuestros estándares para la medición de olores son europeos. Para la revisión de los límites de olor también tomamos como referencia algunos países principalmente de Europa. Ahora, nuestra propuesta de normativa no se basa solo en definir un límite de emisión de olor, sino también en prácticas operacionales adecuadas a la realidad nacional.
InduAmbiente: Daniela (Álvarez), ¿cómo ven ustedes este proceso normativo?
Álvarez: Este proceso partió hace un año aproximadamente y el Ministerio nos ha pedido información con bastante detalle respecto del sector para tener un panorama más claro. Nosotros hemos hecho los mayores esfuerzos posibles para recopilarla, ya que en productores medianos y pequeños cuesta más obtenerla. Esto ha incluido, por ejemplo, datos sobre distanciamiento, primeros receptores y cómo han operado las tecnologías que ya se han implementado. Respecto a esto último, hay varias que han resultado exitosas en empresas grandes, pero hay que ver qué tan aplicables son a escalas menores.
Tomando en cuenta nuestra experiencia, creo que para avanzar en la regulación de otros sectores ayudaría mucho ir generando los factores de emisión de olor para las distintas actividades productivas. Para realizar ese trabajo quizás nos falta un mayor enlace con la academia y contar también con el apoyo de Corfo para generar esos y otros estudios que permitan contar con una línea de base clara para desarrollar regulaciones adecuadas a los distintos sectores. En nuestro caso, las empresas más grandes han ido generando sus propios factores de emisión y a futuro con las mediciones que hagamos seguiremos fortaleciendo esa línea base.
Maturana: Daniela (Caimanque), ¿se le podría solicitar en algún momento a los laboratorios que aportaran la información que han ido recabando en el tiempo para determinar esos factores de emisión?
Caimanque: Sí. En el inicio de la elaboración de las normativas se hace un estudio de antecedentes del sector respectivo y en esta oportunidad incluyó la recopilación de los factores de emisión disponibles en la actividad porcina, tanto a nivel nacional como internacional. Lo mismo pretendemos realizar en los siguientes sectores a regular. Y por supuesto, que los laboratorios son una muy buena fuente de información.
InduAmbiente: ¿Cómo ha sido la recepción de estas empresas ante la regulación?
Álvarez: En general, súper positiva porque creemos que mientras más certezas tengamos para el desarrollo de la actividad es mejor. Ahora, hay que tener en cuenta que nosotros trabajamos en el campo, donde aún existen estándares de ruralidad, por lo que no nos pueden exigir lo mismo que a una actividad industrial que se desarrolla en una ciudad. En ese sentido, hay otro tema muy relevante en que estamos al debe como país: el ordenamiento del territorio. En Chile, solo el 5% del territorio nacional está bajo algún instrumento de planificación territorial, vale decir, hay un 95% que se dice rural, pero eso no es real: las ciudades crecen inorgánicamente, se entregan permisos bajo el concepto de parcelas de agrado para que esos terrenos se sigan explotando como agrícolas, pero eso no sucede. Así, las ciudades han ido creciendo de forma desordenada, ocupando los mejores suelos, comprometiendo recursos naturales y afectando a las actividades agropecuarias que abastecemos a la población de alimentos, por lo que necesitamos atender el ordenamiento territorial. Si bien algo se avanzó en propuestas de grandes políticas al respecto, éstas todavía no han sido aprobadas.
InduAmbiente: La cercanía de la población a las actividades que generan olor incide en los límites que se podrían aplicar a las emisiones. ¿Cómo se ha trabajado este tema en la normativa?
Caimanque: La identificación de los receptores más cercanos a las plantas ha sido un tema importante para que no sean afectados por olores molestos, precisamente por las falencias que tiene nuestro ordenamiento territorial. Sin duda, la distancia es importante, pero en el análisis tenemos que considerar también los compuestos odorantes que se desprenden de una fuente emisora, el nivel de dispersión que tengan los contaminantes odoríficos, lo que puede ser influenciado por la topografía y la meteorología, y posteriormente quiénes son los receptores y cómo les afecta. Las normativas internacionales distinguen entre áreas rurales y urbanas, lo que incide en el nivel de exigencia de la regulación.
InduAmbiente: Considerando las distintas condiciones en que operan empresas grandes y pequeñas dentro del sector porcino, ¿habrá una diferenciación en los límites exigidos para unas y otras?
Caimanque: Sí, se ha hecho una categorización por número de animales. El anteproyecto de la normativa reconoce que existen planteles grandes, medianos y pequeños, y habrá exigencias diferenciadas de acuerdo a ese tamaño.
Esta regulación tiene una perspectiva integrada, un enfoque tecnológico y considera límites de olor que en el sector porcino no está dirigido a una sustancia odorífica específica entendiendo que en este rubro hay cerca de 150 compuestos que generan olor.
Por otra parte, hay una exigencia de reducción de olor en una fuente particular que está enfocada en el tratamiento del purín. Además, estas exigencias van acompañadas de la aplicación de prácticas operacionales para el control de olores, las cuales han sido adecuadas para el sector. Entre estas prácticas figuran procedimientos operacionales estandarizados que van a tener que entregar cada uno de los planteles; se va a indicar la infraestructura que deben tener para reducir olores, y se solicitará un plan de contingencia y emergencia que muchos planteles ya tienen, pero que deberá incluir también un plan comunicacional hacia la comunidad.
Maturana: ¿Esos planes de contingencia debieran ser como los que hoy se conocen como PGO o planes de gestión de olor, que reúnen información sobre el diagnóstico, las fuentes, las medidas de prevención y de comunicación con la ciudadanía?
Caimanque: En este caso particular está enfocado en las emergencias. Sin embargo, los planes de gestión de olor los hemos considerado como una herramienta importante y complementaria a la elaboración de normas. Es decir, no nos quedaremos solo con la publicación del anteproyecto, sino que a continuación viene la elaboración de protocolos de fiscalización por parte de la Superintendencia del Medio Ambiente respecto de las exigencias normativas. También nos gustaría avanzar en la elaboración de guías con las mejores técnicas disponibles por sector para uniformar la información que maneja el sector privado y público, sobre todo para los evaluadores de proyectos. Además, nos gustaría desarrollar una guía para elaborar un plan de gestión de olores que sirva de orientación tanto a los planteles porcinos como a otros sectores.
Entonces, la idea es no quedarnos solo con un instrumento regulatorio, sino además generar documentos complementarios que ayuden a prevenir y controlar los olores, y proteger la calidad de vida de las personas.
Maturana: El trabajo que ha desarrollado el sector público ha sido un muy buen aporte. Sin ir más lejos, la guía que se elaboró en Chile para la predicción de impactos por olores está muy bien considerada en Europa.
InduAmbiente: ¿Las exigencias de la norma van a ser graduales?
Caimanque: La normativa tendrá plazos escalonados con exigencias graduales en el tiempo, considerando los costos que tienen las tecnologías para llegar a los límites exigidos. Además, hay que recordar que nuestras normas ambientales se debieran revisar cada cinco años, lo que permite evaluar su implementación y ver qué mejoras se pueden realizar.
Medición y Control
InduAmbiente: Para los laboratorios, ¿qué aspectos son importantes definir desde el punto de vista normativo para responder a las regulaciones que se están desarrollando?
Gatica: Al ser una norma de emisión, lo primero es conocer lo que se está emitiendo, para lo cual se han homologado ciertas normas internacionales que indican cómo tomar y analizar las muestras. Ahora se está trabajando en una norma específica para tomar muestras en fuentes complejas como son los planteles de cerdos que tienen ventanas, cortinas que se abren y cierran, entre otros aspectos que hacen difícil la medición.
Es importante señalar que nuestros clientes están a la espera de una futura norma para tener certezas. Sin embargo, también hay que considerar que actualmente para la evaluación en el SEIA se están tomando en cuenta límites recomendados en los estudios preliminares del Ministerio del Medio Ambiente, que son las tres unidades de olor, y existen planteles con receptores muy cercanos que, aunque implementen las mejores tecnologías disponibles, les va a costar llegar mucho a ese nivel.
“Ayudaría mucho ir generando los factores de emisión de olor para los distintos sectores, para que después puedan regularse”, comenta Daniela Álvarez.
InduAmbiente: ¿Cuáles son las principales técnicas que se ocupan para identificar a los receptores de olor?
Maturana: Hay distintas herramientas para hacer estos diagnósticos. Entre ellas está la modelación de la dispersión de los contaminantes que complementa a la olfatometría, técnica que se ocupa para evaluar la concentración de olor que se genera. También están los paneles de campo que se utilizan para evaluar impactos. Desde el punto de vista de la norma, para evaluar la emisión de las moléculas odorantes probablemente tendremos que hacer una adaptación en algunas herramientas de medición, pero las técnicas son las mismas.
InduAmbiente: ¿Se aplican en Chile las mejores tecnologías para el tratamiento y control de olores?
Maturana: Hay distintos sistemas de tratamiento de olores que se pueden implementar para controlar su impacto. Entre ellos, en Chile son alternativas recurrentes el uso de biofiltros y de lavadores de gases de compuestos odorantes. Otra herramienta habitual son los sistemas de carbón activo que han avanzado un poco más y ya no son los tradicionales sistemas de absorción que terminan con problemas de colmatación interna, sino que son carbones ionizados con resinas químicas para poder reaccionar con los compuestos odorantes a tratar. Eso ha permitido prolongar su vida útil, reducir los costos de operación y las áreas de implementación.
InduAmbiente: Aunque existen estas herramientas, ha habido conflictos por olores que han durado años sin llegar a soluciones concretas. Un ejemplo es la planta de tratamiento de aguas servidas de Calama, ¿qué cree que ha pasado en esos casos?
Maturana: Seguramente no se ha hecho un buen diagnóstico de la situación, sin lo cual no se puede implementar el sistema de tratamiento adecuado. Para definir cuál es la mejor técnica para abatir los olores es fundamental hacer un diagnóstico certero que permita identificar los compuestos o moléculas que causan el olor.
InduAmbiente: ¿Qué tan difícil resulta identificar las fuentes de emisiones de olor, cuando se trata de polos con distintas actividades industriales, como ocurre en Quintero-Puchuncaví o en Til Til?
Gatica: Cuando nos encontramos frente a distintas fuentes de olor, lo más conveniente es abordar la situación con diferentes técnicas de medición que se han ido homologando y pueden ser complementarias. Por ejemplo, además de la olfatometría dinámica, se pueden sumar panelistas de campo que son personas que pueden medir el olor en los alrededores de una industria para identificar las notas de olor y el tiempo que se sienten. Hay casos en que es más fácil identificar las fuentes como en las pesqueras. Pero hay otras en que es más difícil, como ocurre con las refinerías que tienen diferentes tipos de fuentes y ahí lo ideal es cambiar la metodología de medición.
Zamora: De todas maneras existe mucha incertidumbre por el grado de subjetividad que tienen los paneles de campo. Entiendo que es gente que está muy entrenada, pero hay un margen de error que está latente. Ese es un tema bien interesante que nos preocupa y que nos interesa conocer y tratar en los comités ampliados que se van a realizar para el desarrollo del anteproyecto de norma para el sector pesquero.
Sector Pesquero
InduAmbiente: ¿Cómo ha avanzado la industria pesquera en la recopilación de información para el desarrollo de la norma sectorial?
Zamora: Creo que vamos bien, aunque hemos avanzado un poco más lento de lo esperado. El año pasado tuvimos las primeras reuniones con el Ministerio del Medio Ambiente y este año se concretaron algunas visitas a terreno en el Norte Grande y en la Región del Biobío, a plantas elaboradoras de harina y aceite de pescado que son las que aparecen en la Estrategia como actividades prioritarias. En esas visitas, el equipo del Ministerio conversó con los encargados del área correspondiente en las plantas de distintas empresas, y obtuvo bastante información que puede servir de base para la regulación. Por otra parte, como gremio nos contactamos con las asociaciones del sur y del Norte Grande para que entreguen a las autoridades el diagnóstico por fuente emisora que se le solicita a cada planta.
Caimanque: Así es. Este diseño regulatorio por sector nos ha permitido hacer un diagnóstico en profundidad de cada industria. En el caso de la pesca, por supuesto, vemos que tiene condiciones operacionales muy distintas a las del sector porcino. De hecho, no funciona todos los días del año, sino solo en ciertas temporadas. Esas son variables a considerar cuando se definan los límites de olor que se van a exigir.
InduAmbiente: En este caso, ¿también habrá exigencias diferenciadas de acuerdo al tamaño de las plantas?
Caimanque: Eso es algo que tenemos que ver y es parte del diagnóstico que se está desarrollando. La elaboración de este anteproyecto está recién partiendo.
InduAmbiente: Rodrigo (Zamora), ¿qué tipo de tecnologías para el control de olores están aplicando las plantas del sector?
Zamora: Nuestras plantas de harina y aceite de pescado pertenecen a empresas muy grandes y han trabajado en la aplicación de nuevas tecnologías. No soy experto en tecnologías ambientales, pero en las últimas visitas a terreno comprobamos que existen equipos nuevos y diversos para el abatimiento de olores.
InduAmbiente: ¿Ha bajado el número de denuncias en las comunas donde están ubicadas estas plantas?
Zamora: Si comparamos la década de los noventa con lo que estamos viviendo ahora, sin duda, ha habido una disminución realmente significativa.
En relación a esto es muy relevante el ordenamiento territorial. Hay muchas instituciones que tienen competencia en esta materia; por lo tanto, cuesta tomar medidas para regular algo concreto al respecto. Las principales comunas donde se ubican estas plantas son Arica, Iquique, Mejillones, Coronel, Lota, San Vicente y Talcahuano. Nuestras plantas de harina y aceite están ubicadas en los mismos sectores hace muchos años, y la población se ha ido acercando por distintas razones. Por ejemplo, después del terremoto y maremoto de 2010, hubo gente que por necesidad se instaló en terrenos que están a 100 metros o menos del área de algunas plantas. Es cierto que las plantas pesqueras tienen que adecuarse para no provocar molestias, pero también hay que ver cómo se ha ido acercando la población.
Álvarez: También hay que pensar en ese tema a futuro. O sea, una empresa puede realizar muchas mejoras e instalar las mejores tecnologías, pero si la población se sigue acercando puede que nada de eso sea suficiente. Hay que densificar las ciudades en lugar de expandirlas tanto, porque –más allá de los olores– hay otros aspectos del funcionamiento de los establecimientos industriales, como el transporte, que también se ven complicados con la cercanía de la población.
Comunidades y Fiscalización
InduAmbiente: Daniela (Álvarez), ¿qué lecciones dejó para su sector el caso de Freirina?
Álvarez: A partir de ese evento, el sector comenzó una revisión de todos sus procesos, incluyendo las tecnologías de operación y control de olores, la localización de los planteles y la sensibilidad de las personas en las comunidades aledañas, entre otros aspectos.
También tuvo una incidencia importante en el trabajo que vino a continuación en el país en lo relativo al control de olores y que derivó en la Estrategia de Gestión de Olores que define muy bien los pilares en que hay que poner el foco. Afortunadamente ese trabajo va bien encaminado: ya tenemos un set de normas técnicas internacionales homologadas que son vitales para que la regulación de cualquier sector pueda operar. Y también se están desarrollando otras normativas técnicas y guías que entregan orientaciones para un mejor trabajo.
En ese contexto, creo que uno de los mayores desafíos es la comunicación con las comunidades. Tenemos que ser capaces de enseñar a la gente qué significará para ellos la existencia de una norma, cómo va a operar y lograr que confíen en que este proceso se traducirá en una mejora para todos, aunque no necesariamente esto implique que habrá cero olor. En todo eso, que tiene que ver con capacitación y acercamiento a las comunidades, estamos al debe.
Miguel Gatica: “Es muy necesario involucrar a la comunidad en la gestión de olores. Las empresas pueden implementar distintas iniciativas para abrir sus puertas y educar a la comunidad”.
InduAmbiente: Miguel (Gatica), Proterm tiene una experiencia interesante en relación a involucrar a la comunidad para alertar sobre los episodios de olor, ¿cómo funciona eso?
Gatica: Así es. Estoy muy de acuerdo con que es muy necesario involucrar a la comunidad en estos temas. Las empresas pueden implementar distintas iniciativas para abrir sus puertas y educar a la comunidad. Nosotros hemos tenido una experiencia bien positiva con las pesqueras en la zona de Coronel. Contamos con una aplicación de ciencia ciudadana que se llama Nasapp, la cual permite a la comunidad realizar reportes de eventos de olor y la hace partícipe de la gestión de esta problemática. La idea es, inicialmente, hacer un levantamiento de línea base en que la gente pueda valorar cuál es su percepción en relación al olor.
InduAmbiente: ¿Se produce un cierto acostumbramiento de la gente a determinados olores que han percibido durante mucho tiempo?, ¿eso podría derivar en una disminución de las denuncias?
Gatica: Se puede dar el caso. Por eso es bueno ir mezclando otras metodologías para corroborar si hay un acostumbramiento.
Volviendo al tema de la aplicación, Nassap nos ha permitido recopilar información desde la comunidad para después tomar medidas e ir levantando algunas oportunidades de mejora en las empresas que generan olor. Por ejemplo, en una pesquera en Coronel pudimos ver que había mayor cantidad de reportes cuando se procesaban sardinas, las cuales venían de barcos artesanales que no tenían cadena de frío. Seguramente eso lo tienen claro en las empresas, pero no necesariamente las autoridades.
Ahora bien, podemos tener una excelente aplicación, pero si no se le enseña a la gente a ocuparla y se le estimula a que se involucre, no servirá de nada. Por eso, hicimos muchas visitas y reuniones con la comunidad, con juntas de vecinos, colegios, distintos centros comunitarios; mientras más capacitaciones, más reportes recibimos.
InduAmbiente: ¿Qué hacen con la información que reciben?
Gatica: Esos reportes los cruzamos con variables meteorológicas y de proceso de nuestro cliente, y vemos si la alerta recibida puede ser asociada a la empresa que nos contrata. Luego de eso, por la misma aplicación mandamos reportes mensuales a la gente con los resultados de ese trabajo: así informamos los días en que hubo eventos de olor, por qué se produjo y también explicamos los casos en que la empresa no era responsable. Esa retroalimentación es súper relevante.
Caimanque: Es muy importante realizar una medición de olores y complementarla utilizando a la comunidad como sensor. Existen metodologías que permiten hacerlo, como el registro de las denuncias, las encuestas, las entrevistas. Todas esas herramientas podemos usarlas de mejor forma con la tecnología que hoy existe. Y sin duda, se requiere hacer el seguimiento adecuado y contar con la difusión apropiada para que funcione bien.
Zamora: Yo también estoy de acuerdo con involucrar más a las comunidades. Sin embargo, cuando esto queda sometido al juicio de las personas no siempre funciona bien. Hemos sido testigos de denuncias equivocadas. Por ejemplo, hay plantas en el norte que han estado en periodos de veda voluntaria, o sea, no están trabajando la materia prima, y sin embargo han recibido denuncias en que le echan la culpa a las pesqueras, con el consiguiente llamado de la autoridad de salud o de la autoridad marítima.
Por otra parte, es bien relevante el alcance que hizo Miguel (Gatica) respecto del procesamiento de la sardina. Efectivamente, nosotros nos proveemos de materia prima que viene de la pesca artesanal, cuyas embarcaciones no tienen sistemas de frío como ocurre con las grandes naves industriales. El problema es que al Estado le cuesta regular las capturas de la flota artesanal porque son muchos, y a su vez las plantas no pueden recibir todo lo que traen, por lo que quedan las embarcaciones artesanales en el puerto esperando con la materia prima que se va descomponiendo y generando hedor. Por otra parte, si eso no se procesa, se transforma en un problema sanitario tremendo.<br sty