Por Equipo Envirosuite
Investigar las posibles fuentes de emisión de olores mientras se intenta limitar su impacto puede ser una labor estresante. Y nada de sencilla, sobre todo si se cuenta con métodos convencionales y no se conoce en detalle la situación.
Las innovaciones en el ámbito de la gestión de olores, así como la aplicación de la inteligencia ambiental, han facilitado la planificación de tareas y actividades en plantas de tratamiento de residuos y sistemas de tratamiento de aguas residuales. Los nuevos métodos permiten a los operadores disponer de información práctica para mitigar sus impactos, gestionar mejor las quejas por olores y mejorar la eficiencia en general de las operaciones.
De tradicionales a innovadores
El olor es algo que no podemos ver y que siempre ha sido difícil de medir. Los métodos tradicionales para gestionar sus impactos suelen ser caros, debido al costo de cumplir la normativa, los gastos operativos de procesos manuales y la pérdida de eficiencia operativa.
Para complicar aún más las cosas, la creciente población actual hace que las zonas residenciales estén cada día más cerca de las plantas, añadiendo un escrutinio adicional a sus operadores.
Las actividades de mantenimiento de los sistemas de tratamiento constituyen uno de los mayores focos de emisión de olores a la atmósfera, lo que provoca las quejas de las comunidades vecinas. Aunque estas labores se lleven a cabo de forma controlada, los cambios meteorológicos pueden ocurrir de manera imprevista y provocar episodios de contaminación odorífera.
Por ello, mediante el empleo de técnicas como la inteligencia ambiental, estos eventos pueden pronosticarse con hasta 72 horas de antelación para que el operador de planta planifique sus actividades. De esta manera, permite concentrar el máximo número de tareas en periodos de mínimo riesgo de dispersión. Y en caso de que exista probabilidad de superar algún límite, la plataforma enviará una alerta con días de antelación.
Detección temprana
Los requerimientos legales son cada vez más estrictos en casos de impacto ambiental, por lo que es imprescindible contar con un sistema de detección temprana de olores que prevenga posibles sanciones.
El análisis en tiempo real de las concentraciones en inmisión, junto con conocer la zona de la planta donde se están generando los problemas, permite tomar decisiones en cuestión de minutos.
Los informes sobre riesgo de dispersión de olores proporcionan un pronóstico a 72 horas según turno y horas de trabajo, para que los operadores puedan planificar su labor mitigando los impactos.
En 2017, por ejemplo, la mayor empresa de servicios de agua y gestión de aguas residuales del Reino Unido, Thames Water, evitó invertir una gran cantidad de recursos humanos y horas de trabajo en la investigación de incidentes relacionados con olores, gracias al uso de la inteligencia ambiental para mejorar su gestión operativa.
¿Cómo lo hizo? La compañía implementó diferentes funcionalidades de la plataforma Envirosuite, como un análisis en tiempo real de los valores de inmisión, un sistema de gestión de quejas y una planificación operativa según el riesgo de dispersión de la contaminación.
Cabe destacar que Envirosuite lleva más de 30 años trabajando en la gestión proactiva de episodios de contaminación odorífera y, en consecuencia, contribuyendo a que las empresas e instalaciones mejoren su imagen y relación con las comunidades vecinas.
Más información en https://envirosuite.com/
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