La elaboración del marco regulatorio asociado a la gestión de olores en el país continúa avanzando. El Ministerio del Medio Ambiente está pronto a publicar el proyecto de norma de emisión para la industria porcina y, en paralelo, trabaja en el anteproyecto de norma para los centros de cultivo y plantas procesadoras de recursos hidrobiológicos.
Entre los requisitos que establece la nueva normativa para la crianza de cerdos se encuentran el reporte de las tasas de emisiones (ouE/s), el desarrollo de prácticas operacionales apropiadas y el monitoreo en línea, dependiendo del tamaño del plantel porcino. “Todo eso supone grandes desafíos para la industria y los laboratorios, que serán los encargados de entregar los resultados que garantizarán el cumplimiento o incumplimiento de la futura norma”, afirma Miguel Gatica, Subgerente de Olor y Medio Ambiente de Proterm.
Con el propósito de seguir apoyando a sus clientes frente al nuevo escenario, la compañía –que tiene su casa matriz en Concepción– hoy provee un nuevo servicio que es complementario a aquellos que ya posee y que se encuentran acreditados para muestreo, NCh 3386:2015; análisis olfatométrico, NCh 3190:2010, y panelistas de campo, NCh 3533:2017. Todos, asimismo, bajo el estándar ISO 17025:2017.
Se trata de VigIA, una solución tecnológica que incorpora inteligencia artificial y Big Data al monitoreo de olores. “Nuestro desafío de monitorear en línea contaminantes generadores de olores molestos siempre estuvo presente; sin embargo, las tecnologías existentes en el mercado no daban la tranquilidad para ofrecer un producto de calidad a nuestros clientes”, sostiene Gatica.
A mediados de 2020 Proterm firmó un acuerdo comercial con la empresa francesa Ellona (Ex Rubix), ubicada en Toulouse, que es líder en tecnología de sensores MOS (Metal Oxide Semiconductor) y electroquímicos. “Eso nos permitió poner a disposición de nuestros clientes el servicio de monitoreo y gestión de emisiones de olores VigIA, contando con dos alternativas: outdoor, con capacidad de ser instalado a la intemperie, e indoor, que puede utilizarse al interior de industrias y oficinas”, agrega el ingeniero.
Aplicaciones Outdoor
Los usos que se le pueden dar a VigIA son amplios. Los equipos outdoor son capaces de monitorear en línea los principales contaminantes asociados a la generación de olores molestos, como son el ácido sulfhídrico (H2S), el amoniaco (NH3) y los compuestos orgánicos volátiles (COVs). “La principal diferencia con los equipos convencionales es el rango de detección por compuesto, ya que VigIA logra identificar la concentración bajo el umbral olfativo, como es el caso del H2S (13 ppb) y el NH3 (0,7 ppm)”, explica Gatica.
Por otro lado, esta tecnología es capaz de reconocer y diferenciar olores provenientes de diversas fuentes. Según el ejecutivo, esto es posible ya que VigIA puede ser “entrenado” gracias a sus sensores tipo MOS de alta sensibilidad, diseñados para discriminar múltiples perturbaciones asociadas a distintos orígenes. “Por ejemplo, en una planta de tratamiento de aguas servidas, está habilitado para detectar los olores molestos e informar si es que estas emisiones proceden desde un reactor biológico o de un galpón deshidratador de lodos”, grafica el profesional.
Otra de sus virtudes es que genera alertas frente a superaciones de límites de inmisión y emisión, enviando notificaciones a dispositivos móviles o por correo electrónico. Además, gracias a su conexión 4-20 mA, puede enviar una señal para la activación de equipos de control de olores vía remota.
Adicionalmente, el sistema cuenta con una plataforma sencilla que permite visualizar la ubicación de los monitores ambientales, las gráficas de los contaminantes en tiempo real –con un intervalo de 10 segundos–, exportar datos, confeccionar informes y reportar información mediante una interfaz de programación de aplicaciones (API, por su sigla en inglés) de forma directa a la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA).
En Ambientes Interiores
En el caso de VigIA indoor, sus principales aplicaciones se orientan al monitoreo de ambientes de alto tráfico, como aeropuertos, casinos u hospitales, entre otros. “Es decir, donde se requiera conocer los indicadores de carga viral, riesgo de contagio de enfermedades como el Covid-19, evaluar el confort ambiental para personas y animales e, incluso, señalar el índice de calidad del aire (AQI, por su sigla en inglés), herramienta que dice para cuándo están pronosticados altos niveles de contaminación del aire y cómo esto afecta la salud”, subraya Gatica.
Los primeros equipos VigIA en Chile fueron instalados en plantas de los rubros agroindustrial y pesquero.
Artículo publicado en InduAmbiente N° 173 (noviembre-diciembre 2021), pág. 72-73.