En tiempos de menor dinamismo de la economía o por problemas propios del negocio, las empresas tienden a redoblar sus esfuerzos para reducir sus costos. En estas coyunturas, mientras muchas optan por disminuir sus planillas de trabajadores, otras prefieren implementar medidas de austeridad distintas al despido de personal.
En ese contexto, la Eficiencia Energética (EE) surge como una herramienta y aliada eficaz para contribuir a la solvencia de las organizaciones productivas, lo que se agradece en tiempos de crisis. Más aún si se incorpora desde la concepción misma de los proyectos. Para contribuir a que esto se vuelva una práctica común, la Agencia Chilena de EE publicó recientemente la Guía de Eficiencia Energética en Proyectos de Inversión, que busca la introducción de esta variable en la etapa de diseño (EED) de una instalación nueva o en las modificaciones de una ya existente. Lo anterior, para “optimizar el consumo y uso de la energía requerida, así como el desempeño energético general del proyecto o proceso en etapa de operación por medio de la incorporación y aplicación de las mejores prácticas y tecnologías para el uso eficiente de la energía”, señala el documento.
Sus Ventajas
La Guía destaca que este enfoque puede evitar decisiones habituales que atentan contra la eficiencia energética o la dificultan, como el sobredimensionamiento de instalaciones y equipos, o bien la réplica de proyectos anteriores similares sin considerar nuevas condiciones ambientales, la capacidad de equipos o tecnologías más eficientes.
Plantea, asimismo, que “el beneficio económico de realizar EED puede ser hasta tres veces mayor al que se puede obtener mediante la implementación de medidas de eficiencia energética en la etapa de operación del proyecto, las cuales son identificadas a partir de auditorías de eficiencia energética. Esto significa que mientras más temprano se incorpore la EE en un proyecto mayores son los potenciales beneficios económicos durante toda su vida útil”.
Cabe añadir que la EED se relaciona y complementa con un sistema de gestión de la energía (SGE). Mientras la primera establece los usos y consumos significativos de energía proyectados y, como consecuencia, fija indicadores y metas; el SGE busca asegurar el logro efectivo de tales metas durante la fase de operación del proyecto.
Ejemplos de EE
De la teoría a la práctica. Una empresa del sector vitivinícola (Wine Packaging & Logistic) encargó para una planta de embotellado un estudio de eficiencia energética en la fase de diseño. Lo hizo para, entre otros objetivos, identificar oportunidades específicas para mejorar la eficiencia en el uso de la energía en las instalaciones. En esa línea, el documento propone una serie de medidas de EE para las áreas de iluminación, generación térmica, agua caliente sanitaria y procesos.
A modo de ejemplo, en iluminación plantea el uso de lámparas led, una tecnología muy eficiente y apropiada tanto para industria como para áreas de usos múltiples (oficinas, almacenaje, tránsito…). Además se considera el empleo de tubos fluorescentes de 36 y 54 watts (W), los cuales se pueden reemplazar por opciones más actuales. Junto con las medidas de sustitución de lámparas por otras más eficientes se recomienda implementar sistemas de regulación y control –como interruptores crepusculares, sensores de presencia y relojes astronómicos–para un mayor ahorro energético.
Lea este artículo completo en Revista 134, páginas 24 a 26.