Mucho se habla por estos días de la energía como un insumo estratégico y crítico para el desarrollo minero en Chile. Diversos estudios y cifras dan cuentan de esta realidad. Por ejemplo, en el informe “Proyección del consumo de electricidad en la minería del cobre 2015-2026”, elaborado por la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), se indica que en el año 2014 la electricidad representó alrededor del 8% de los costos operacionales de las empresas de la gran minería del cobre en nuestro país. Al mismo tiempo plantea que, hoy en día, dicho sector tiene una participación de 33% en el consumo nacional de energía eléctrica, cifra que se elevaría en los próximos años debido a una mayor producción de concentrados de cobre, principalmente de tipo concentrado, entre otros factores.
El estudio detalla: “En el caso del consumo eléctrico esperado, que considera incertidumbre en los proyectos, se proyecta crecerá de 22,2 TWh a 34,1 TWh, lo que representa un aumento de un 53,3% en el período 2015-2026, a una tasa de 4,0% anual. Por otro lado, para el caso del consumo máximo de electricidad, el cual considera sin retrasos la puesta en marcha de los proyectos de inversión, éste tendría un incremento de un 57,2%, pasando de un consumo de 23,8 TWh en 2015 a un consumo de 37,4 TWh en 2026, con una tasa de crecimiento de 4,2% anual. Por último, en el caso del consumo eléctrico mínimo esperado, en donde hipotéticamente los proyectos de inversión no se concretasen, se proyecta un crecimiento de 3,4%, alcanzando un consumo de 29,8 TWh en 2026”.
En ese contexto, el uso eficiente de la energía aparece como un factor clave para aliviar en cierta medida la demanda del sector.
Vale la pena preguntarse, entonces, ¿qué tan eficientes son hoy en día las faenas mineras en materia energética? A continuación, representantes del sector y especialistas en el tema entregan sus visiones y presentan opciones para avanzar en este tema.
Lento Avance
Atendiendo la pregunta señalada, José Tomás Morel, Gerente de Estudios del Consejo Minero, plantea que es difícil cuantificar el nivel de eficiencia energética dentro del sector, “porque el uso de la energía no tiene sólo ingredientes técnicos sino también económicos. En este sentido, lo que podemos constatar es que las empresas mineras, cuando evalúan sus proyectos y optimizaciones operativas, también consideran la variable energética. Desde esta forma se aseguran que el resultado final sea globalmente más eficiente”.
En la misma línea, Fernando Flores, Subgerente de la Fundación Tecnológica para la Minería de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), destaca: “El sector minero viene trabajando el tema de la eficiencia energética desde que se creó el Programa País de Eficiencia Energética en el 2005, a través de la Mesa Minera de Eficiencia Energética, instancia público-privada donde se compartía información y prácticas de eficiencia energética entre las empresas mineras e instituciones gubernamentales. En esa instancia se analizó la norma ISO 50.001 antes que se publicara y se redefinieron, a fines de 2014, los indicadores de intensidad de uso de combustible y electricidad que publica la Comisión Chilena del Cobre para hacerlos compatibles con el concepto de eficiencia energética en la actividad minera”.
Más allá de estas iniciativas, en la Asociación Nacional de Empresas de Eficiencia Energética, Anesco Chile, sostienen que el avance ha sido lento. Rodrigo Balderrama, Presidente de su directorio, afirma: “La eficiencia energética ha penetrado lentamente en los diferentes sectores económicos, y la minería no está lejana a esto. Si bien, hace años atrás se conformó una Mesa de Eficiencia Energética en Minería, la implementación efectiva de este tipo de proyectos no ha experimentado un alto crecimiento, debido a diversas condiciones del mercado: un alto precio del cobre implica un incentivo a un aumento de la producción, obteniéndose mayores beneficios que al reducir los consumos energéticos”.
Lea este artículo completo en InduAmbiente N° 140 (mayo-junio 2016).