El carbón fue descubierto por los chinos hace unos 4.000 años, cuando notaron que era una “piedra” que podía quemarse y liberar energía y calor.
A lo largo de la historia su uso ha evolucionado, pasando por el grafito contenido en lápices, la purificación de aguas y gases, las joyas (diamantes), y la fibra de carbono, que es más liviana y resistente que el acero.
La propiedad del carbón para limpiar gases y líquidos es quizás una de las aplicaciones
más difundidas en la industria. Cuando es activado, su poder de adsorción —proceso por el cual átomos, iones o moléculas de gases, líquidos o sólidos disueltos son retenidos en una superficie— puede expandirse de una ya amplia superficie de 50 m2/ gramo, a unos 2.500 m2/gramo aproximadamente. Como referencia, una cancha de tenis tiene más de 250 m2.
Ahorro y Eficiencia
La tecnología del carbón activado evolucionó mediante su impregnación, que aumenta su capacidad para adsorber un gas en particular. Además, gracias a su mejora catalítica, que hace que este elemento se regenere, su vida útil se ha incrementado. Es decir, ya no es necesario renovarlo frecuentemente, ya que mantiene su eficiencia por al menos siete años garantizados. Esto, a la vez, genera ahorros de costos y mantenimiento.
Considerando estas nuevas tendencias y ampliando su línea de soluciones de gases y olores, TSG Environmental adquirió la unidad de Filtros de Carbón Catalítico de Imaspa SpA. Y, desde mayo, la compañía fabrica estos equipos en acero 306, con capacidades de tratamiento que van desde los 600 m3/h a 50.000 m3/h.
La regeneración del carbón activado aumenta su vida útil sin perder la eficiencia.
Los filtros se comercializan mediante contratos de compra o arriendo.
En el caso de volúmenes menores, TSG Environmental ofrece los filtros Coalsi.
Los filtros de carbón catalítico activado se utilizan hace más de 10 años en Europa. En Chile, se han aplicado en celulosas, pesqueras, rellenos sanitarios y, en general, en instalaciones que emiten compuestos azufrados y otros gases odorantes.
Artículo publicado en InduAmbiente N° 164 (mayo-junio 2020), pág. 78.