Existen diversos procesos industriales que generan gases contaminantes. Estas emanaciones deben someterse a tratamiento antes de ser emitidas a la atmósfera. Fundiciones mineras, faenas extractivas y sistemas de ventilación de plantas productivas, se encuentran entre las instalaciones que los producen.
Para tratar o “lavar” esos fluidos se aplican sistemas de captación y lavado conocidos como scrubbers o torres de lavado horizontales. Se trata de dispositivos que eliminan los contaminantes presentes en gases de chimeneas de hornos o estufas, u otros flujos de gases.
Su diseño depende de las condiciones, de la operación específica y del contaminante que se quiera abatir. A juicio de expertos, pese a que existen equipos eficaces para esta labor, hay varios factores por los cuales las compañías no acceden a la opción más adecuada a sus necesidades.
Problemas de Diseño
Según estima Miguel Mardones, Process Senior Advisor de Procesos Ambientales y especialista en sistemas de captación y tratamiento de gases, las empresas por años han adquirido equipos de bajo valor, que no siempre tienen un respaldo técnico del diseño para la aplicación que se requiere. “Generalmente son equipos subdimensionados, que eventualmente cumplen con los caudales requeridos, pero tienen baja eficiencia en la captación de gases contaminantes”, afirma.
No obstante, advierte que esta situación aún es recurrente y cotidiana en el país.
Una visión coincidente manifiesta Caroline Jeria, ingeniero de procesos y prospective student of MEng Program Cyber-Physical Systems de la Universidad de California, Berkeley. En su opinión, los sistemas de tratamiento de gases más “populares” entre las compañías nacionales son generalmente diseños estandarizados o adaptados de equipos creados en otros países, como Estados Unidos.
“El principal problema es que la industria no cuenta con la experiencia o el conocimiento necesario para solicitar un diseño que sea sustentable, seguro y confiable. Así, las empresas que generan los gases tóxicos terminan invirtiendo en un sistema que no necesariamente es adecuado para su situación”, comenta.
Lo anterior ha derivado en la adquisición de equipos que no tienen el rendimiento necesario y que terminan por emitir gases contaminantes, incluso, después de pasar por un lavador de gases.
Pero eso no es todo. Según la investigadora, los problemas de diseño y dimensionamiento de sistemas instalados se traducen en un alto gasto de inversión y mantenimiento para las industrias: “Este aspecto ha mermado el interés nacional de invertir en soluciones ambientales, poniendo en riesgo a los trabajadores y a las localidades cercanas que se exponen a los contaminantes gaseosos”.
Como solución, propone que el gobierno juegue un rol preponderante para mejorar el marco regulatorio. Lo anterior, estableciendo una línea base de información y asesoramiento que permita a las compañías tomar decisiones informadas y así solicitar sistemas de lavados de gases a los proveedores más adecuados para su situación y características particulares.
Desde otro ángulo, Jean Michel Olhagaray, ingeniero civil químico, M.Sc. y consultor independiente en el área, estima que el mayor problema vinculado a la adquisición de lavadores de gases no radica en la oferta sino en la demanda. A su juicio, la industria en general no está dispuesta a pagar los precios de equipos para abatir emisiones. Por lo tanto, con frecuencia se implementan soluciones de bajo costo que habitualmente no cumplen con los niveles de abatimiento requeridos.
Lea este artículo completo en Revista InduAmbiente Nº 145 (marzo-abril 2017, págs. 78-80).