Cuando un obrero de la construcción llega a la edad de jubilar sin haber sufrido accidentes o traumatismos graves, es sin duda un logro. Pero aún no puede cantar victoria.
Una de las tareas habituales en ese sector productivo es el lijado de paredes de yeso cartón, lo que implica una exposición permanente a altas concentraciones de polvo. Esto se traduce en una serie de efectos sobre la salud de las personas que desempeñan dichas labores, que pueden ser inmediatos como también manifestase a largo plazo.
Luis Valenzuela, especialista en ingeniería ocupacional de ACHS, explica que este trabajo, ya sea de forma manual o mediante máquinas lijadoras, genera grandes emisiones de polvo fino. “Éste afecta directamente al trabajador debido a la proximidad de su zona respiratoria con el foco de emisión, que puede ubicarse incluso sobre su cabeza, haciendo más crítica su exposición, como consecuencia de la caída de partículas”, precisa el experto.
El polvo emitido proviene de la propia plancha de yeso cartón, constituida principalmente por yeso (sulfato de calcio), y también se origina en el compuesto utilizado (pastas) para unir las planchas y emparejar superficies.
Por su parte, David González, Jefe del Departamento de Higiene Ocupacional de Mutual de Seguridad, comenta que también puede ocurrir exposición al yeso cuando se lijan los cantos del panel, “después de haberlo cortado para ajustarlo a las dimensiones del muro donde se montará”.
Todas esas fuentes tienen el común el hecho de que pueden contener sustancias tóxicas como mica y sílice, indica el representante de ACHS. En ese sentido, agrega Luis Valenzuela, el riesgo de contraer una enfermedad dependerá del nivel de exposición al polvo, que está determinado por tres factores: el modo de ejecución de la tarea; característica de la herramienta utilizada, respecto a si posee algún sistema de control de polvo, o no; el tiempo de la operación, y la efectividad de la protección respiratoria usada por el trabajador.
A Corto y Largo Plazo
Según indica, la inhalación de polvo puede generar efectos irritativos inmediatos en ojos, nariz, garganta y vías respiratorias. Pero, asimismo, advierte: “la presencia de sílice (sustancia acumulativa) en el polvo, puede producir silicosis, patología correspondiente a una neumoconiosis generada por exposición a sílice cristalizada”.
El especialista de ACHS precisa que, si no se toman las medidas de control apropiadas, los trabajadores tienen probabilidades de presentar silicosis en el largo plazo.
Dependiendo del tiempo en que tarde en ser diagnosticada clínicamente, añade Valenzuela, la patología se puede denominar como silicosis crónica, si aparece después de 10 o más años de exposición; silicosis acelerada, si se presenta entre 5 y 10 años, y silicosis aguda, cuando su período de latencia es en períodos oscilantes que van desde algunas semanas a un período de 5 años. “Los trabajadores con silicosis pueden tener complicaciones adicionales, como tuberculosis, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y riesgo de patologías autoinmunes y de enfermedad renal crónica, junto con presentar riesgo de contraer cáncer de pulmón”, señala.
Medidas
Para enfrentar esta problemática, existen diversas medidas aplicables por las empresas y los propios trabajadores. Luis Valenzuela menciona algunas: “Ante la presencia de sílice, las compañías deben informar a su personal sobre los riesgos asociados a su inhalación, las medidas preventivas y los métodos de trabajo que minimicen la exposición”.
Lea el artículo completo en InduAmbiente n° 139 (marzo-abril 2016), páginas 78-79.