Por Mónica Aedo Guerrero
Gerente General
SQ Empresas
Para ningún especialista en gestión de riesgos es desconocido que Chile, a pesar de ser uno de los primeros países en América Latina en implementar y aplicar una legislación específica asociada a la seguridad industrial y salud ocupacional, se ha quedado atrás en la implementación de estándares preventivos aplicables a las distintas tareas que se ejecutan en cada una de las actividades económicas.
La falta de estos estándares específicos provoca que la decisión de implementar quede en manos del especialista de turno, quien puede tener criterios muy diversos de acuerdo a su experiencia, competencia y formación. Adicionalmente, esto complica la fiscalización de las autoridades ya que nuevamente lo solicitado dependerá del criterio del evaluador, dejando, una vez más, en manos de una persona la decisión de implementar soluciones estandarizadas y probadas –desde el punto de vista teórico y práctico- en los distintos entornos productivos.
Prevenir es Mejor
La normativa chilena no otorga certeza sobre la efectividad de los estándares que decide implementar cada empresa, provocando una deficiencia a nivel país al no crear, generar o adoptar pautas probadas y reconocidas internacionalmente.
El sistema de seguridad y salud laboral en nuestro país basa sus características en un conjunto importante de normas legales que establecen exigencias a cumplir por empleadores, trabajadores y los organismos administradores de la Ley N° 16.744. Por otro lado, están las instituciones públicas con la responsabilidad de fiscalizar el cumplimiento de las exigencias, sancionar su eventual incumplimiento, e interpretar y normar las regulaciones. También existen mecanismos para garantizar las atenciones médicas y la protección económica de quienes sufren accidentes del trabajo y enfermedades profesionales y pierden temporal o permanentemente su capacidad de trabajo; e instrumentos para promover la prevención de accidentes y enfermedades de origen laboral. Todo ello pone de manifiesto la mayor importancia que se le da al tratamiento de accidentes y enfermedades, que a su prevención.
El sistema y los indicadores existentes en Chile obedecen a una lógica reactiva, por lo tanto es muy importante definir estándares preventivos de salud y seguridad en el trabajo, que se puedan aplicar con efectividad, y que diferencien entre sectores y tamaños de empresas. El proceso de definición de los estándares de seguridad y salud laboral que se aplican en el país, se encuentra atomizado entre nueve entidades distintas que establecen requisitos específicos que deben cumplirse, tanto a nivel general como de algunos sectores económicos en particular, para observar determinadas condiciones de seguridad y salud laboral.
Actualmente, el país está en un proceso de creación de una Política Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo. Aprovechar esta instancia para integrar y homologar los estándares OSHA a nuestra legislación, significaría un gran paso hacia la consolidación de una estrategia orientada a prevenir los accidentes laborales, las enfermedades profesionales y los daños a la salud de los trabajadores permitiendo generar acciones preventivas y no reactivas, acordes a la realidad internacional y consistentes con los objetivos de desarrollo sustentable del país.
Lea el artículo completo en Revista InduAmbiente N° 136, págs. 82-83.