Los productos químicos se utilizan, entre diversas aplicaciones, para fumigar los campos y así fertilizar los cultivos y combatir las enfermedades agrícolas.
Sin embargo, como dice el refrán, el remedio a veces cuesta más caro que la enfermedad. Es decir, puede que un agroquímico cumpla su función con toda eficacia, pero al mismo tiempo provoque efectos indeseados y peligrosos en la salud y el medio ambiente.
Este es el caso de bromuro de metilo (CH?Br), un fumigante de suelo que se utiliza en Chile en los cultivos de tomates y frutillas, principalmente.
Su toxicidad es alta y está comprobado que daña la capa de ozono. Desde 1940 se aplica en el control de un amplio espectro de plagas, incluyendo hongos, bacterias, virus del suelo, insectos, ácaros, roedores y malezas o semillas de malas hierbas, en varios sistemas agrícolas.
Eliminación
El Ministerio del Medio Ambiente (MMA) implementó un proyecto de eliminación de esta sustancia y, después de un largo proceso, a contar del 1 de enero dejó de importarse a Chile.
La iniciativa se denomina “Proyecto Terminal de Eliminación Nacional del Bromuro de Metilo” y es financiada por el Fondo Multilateral del Protocolo de Montreal, con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma). Además, participan en calidad de socios estratégicos la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa) y el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), organismos dependientes del Ministerio de Agricultura.
En el año 2009, el MMA comenzó a trabajar en talleres de discusión con los productores agrícolas, quienes representaban cerca del 80% del consumo de bromuro de metilo. El objetivo fue entregarles las alternativas técnicas que permitieran su eliminación definitiva en el tratamiento del suelo.
Con este fin, la labor se centró en los cultivos más demandantes del agroquímico, que a nivel local son los tomates y las frutillas. Al respecto, el Ministro del Medio Ambiente, Pablo Badenier, comenta: “Se trabajó en conjunto con los productores para la implementación de alternativas químicas más inocuas y, asimismo, con opciones no químicas como la biofumigación, las plantas injertadas y el arenado”.
Adicionalmente, se desarrollaron acciones en las etapas del tratamiento de las semillas, la producción de plantas y en la vigilancia de su crecimiento, con el fin de obtener los mejores rendimientos agrícolas.
Impactos en la Salud
El bromuro de metilo fue identificado como una sustancia destructora de la capa de ozono. Esto llevó a que fuera incluido en el Protocolo de Montreal, un acuerdo global destinado a la eliminación gradual de los elementos depredadores de esta barrera climática.
La evidencia actual aún no es contundente, pero se presume que este químico tiene además impactos en la salud humana, pues existen estudios que lo vinculan con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de próstata.
Asimismo, si se inhala por un período breve de tiempo, puede producir cefalea, mareo, vértigo, náusea, vómito y debilidad, entre otros efectos.
Revise el artículo en Revista InduAmbiente N° 132, pág. 42.